Lucas 18 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 43 versitos |
1 Les dijo también una parábola para que oraran siempre y no desmayaran,
2 diciendo: Había en cierta ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a hombre alguno.
3 Había también en esa ciudad una viuda que acudía a él, diciendo: “Hazme justicia de mi adversario”.
4 Y él se estuvo negando por algún tiempo, pero después dijo para sí: “Aunque no temo a Dios ni respeto a hombre alguno,
5 no obstante, puesto que esta viuda no deja de importunarme, le haré justicia para que no esté viniendo constantemente a causarme molestias”.
6 Y nuestro Señor dijo: Presten atención a lo que dijo el juez inicuo.
7 ¿Y Dios no hará justicia en especial a sus escogidos que lo invocan día y noche, siendo paciente con ellos?
8 Les digo que les hará justicia rápidamente. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?
9 También se refirió con una parábola a algunos que confiaban en sí mismos como que eran justos y despreciaban a los demás:
10 Subieron dos hombres al templo a orar; uno era fariseo y el otro publicano.
11 Entonces el fariseo, puesto de pie, oraba para sí de este modo: “Dios, te doy gracias que no soy como los demás: ladrones, codiciosos, adúlteros, ni como este publicano.
12 “Ayuno dos veces a la semana y doy el diezmo de todo lo que gano”.
13 Pero el publicano, de pie a distancia, ni siquiera quería levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, ten piedad de mí, pecador”.
14 Les digo que éste descendió a su casa justificado, más que el fariseo, porque cualquiera que se enaltezca, será humillado, pero cualquiera que se humille, será enaltecido.
15 Y le llevaban a los niños para que los tocara, pero al verlos sus discípulos, los amonestaron.
16 Pero Jesús, llamándolos, les dijo: Permitan a los niños venir a mí y no se lo impidan, porque para los que son como ellos es el reino del Cielo.
17 En verdad les digo que el que no reciba el reino de Dios como niño, no podrá entrar en él.
18 Y le preguntó uno de los hombres prominentes, diciéndole: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
19 Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino sólo uno: Dios.
20 Tú sabes los mandamientos: “NO MATARÁS, NO COMETERÁS ADULTERIO, NO ROBARÁS, NO DARÁS FALSO TESTIMONIO, HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE”.
21 Él le dijo: Desde mi niñez he guardado todas estas cosas.
22 Al escuchar Jesús esto, le dijo: Una cosa te falta: Ve y vende todo lo que tienes y da a los necesitados, y tendrás tesoro en el Cielo; después ven en pos de mí.
23 Pero cuando él escuchó esto, se puso triste, porque era muy rico.
24 Al ver Jesús que se había entristecido, dijo: ¡Cuán difícil es que entren al reino de Dios los que tienen riquezas!
25 Porque es más fácil para un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.
26 Los que escucharon esto, le dijeron: Entonces, ¿quién podrá ser salvo?
27 Pero Jesús dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
28 Simón Cefas le dijo: Mira, nosotros lo dejamos todo para seguirte.
29 Jesús le dijo: En verdad les digo que no hay nadie que haya dejado casas o padres o hermanos o esposa o hijos por causa del reino de Dios,
30 que no haya de recibir muchísimo más en este tiempo, y en el mundo venidero la vida eterna.
31 Tomando Jesús aparte a sus doce, les dijo: Miren, subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que fueron escritas por los profetas respecto al Hijo del Hombre,
32 porque será entregado a los gentiles y se mofarán de Él, y le escupirán en el rostro;
33 lo azotarán, lo despreciarán y le darán muerte, pero al tercer día resucitará.
34 Pero ellos no entendieron nada de esto, porque esta palabra les estaba velada y no comprendían lo que les era dicho.
35 Al irse acercando a Jericó, un ciego sentado a un lado del camino estaba mendigando,
36 y al escuchar el griterío de la multitud que pasaba, preguntaba qué era aquello.
37 Y le hicieron saber que pasaba Jesús de Nazaret.
38 Entonces él gritó, diciendo: ¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!
39 Pero los que iban delante de Jesús lo reprendían para que guardara silencio, pero él gritaba más y más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
40 Entonces Jesús se detuvo y ordenó que se lo trajeran, y acercándose a él le preguntó,
41 diciéndole: ¿Qué deseas que haga por ti? Y él dijo: Señor mío, que recupere la vista.
42 Entonces Jesús le dijo: Recibe la vista, tu fe te ha sanado.
43 Y pudo ver al instante, e iba en pos de Él glorificando a Dios. Y al ver esto, todo el pueblo daba gloria a Dios.

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Introducción a Lucas

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Notas

Lucas 18,1627 Gr. … de los tales (los niños) es el reino de Dios, afirmación de que el acceso de los niños al reino de Dios es por el solo hecho de su infancia. Aram., … para los que son como ellos (los niños) es el reino del Cielo, es decir, para las personas maduras que tengan la actitud confiada de los niños para recibir su Palabra.


Lucas 18,8a Tit 1:1
Lucas 18,12a Luc 11:42
Lucas 18,13a Luc 23:48
Lucas 18,14a Mat 23:12; Luc 14:11
Lucas 18,17a Mat 18:3
Lucas 18,18a Luc 10:25
Lucas 18,20a Éxo 20:12-16; Deu 5:16-20
Lucas 18,22a Mat 6:20
Lucas 18,24a Mat 19:23
Lucas 18,25a Mat 19:24
Lucas 18,29a Mat 6:33
Lucas 18,38a Mat 9:27
Lucas 18,42a Mat 9:22; Luc 17:19