Santiago 3 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 18 versitos |
1 No haya muchos maestros entre ustedes, hermanos míos, sino sepan que seremos acreedores de mayor juicio.
2 Porque todos nosotros ofendemos en muchas formas, y todo el que no ofende con lo que habla, éste es hombre maduro, que puede sujetar también todo su cuerpo.
3 Porque he aquí, nosotros ponemos freno en el hocico de los caballos para que nos obedezcan y de este modo dirigimos todo su cuerpo.
4 También las grandes naves, aunque son impulsadas por vientos impetuosos, son guiadas mediante un timón muy pequeño por donde quiere el piloto.
5 De igual forma, también la lengua, siendo un pequeño miembro, se jacta de sí misma. Así también un poco de fuego incendia grandes bosques.
6 Así pues, la lengua es un fuego, y el mundo de pecado es como un bosque, y la lengua, al estar entre nuestros miembros, contamina todo nuestro cuerpo e inflama nuestra descendencia, la cual avanza como ruedas, y al igual que el fuego, quema.
7 Porque todo género de bestias, de aves y de reptiles, marinos y terrestres, está sometido a la naturaleza del género humano,
8 pero ningún hombre es capaz de dominar la lengua. Éste es un mal que cuando no se refrena, está lleno de veneno mortífero.
9 Con ella bendecimos al Señor y Padre, y también con ella maldecimos a los hombres, hechos a la semejanza de Dios.
10 De una misma boca proceden maldiciones y bendiciones. Esto no debe ser así, hermanos míos.
11 ¿O puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y amarga?
12 Hermanos míos, ¿acaso puede la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Del mismo modo, tampoco de una fuente de agua salada puede brotar agua dulce.
13 ¿Quién de entre ustedes es sabio e instruido? Demuestre por su forma virtuosa de vivir sus obras, en humilde sabiduría.
14 Pero si hay envidia amarga o rivalidad en sus corazones, no se enaltezcan contra la verdad ni engañen,
15 porque entonces tal sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino que es terrenal, de los razonamientos del alma y de los espíritus malignos.
16 Porque donde hay envidia o rivalidad, allí también hay confusión y toda cosa maligna.
17 Pero la sabiduría que procede de lo alto es pura y llena de paz, dócil, obediente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin disensión ni hipocresía;
18 y los frutos de justicia son plantados en paz por los que hacen la paz.

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Introducción a Santiago

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