Jueces 8 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 35 versitos |
1 Entonces los de la casa de Efraín le dijeron: ¿Por qué has hecho así? No nos llamaste cuando fuiste a pelear contra Madián. Y contendían fuertemente contra él.
2 Y él les respondió: ¿Qué he hecho ahora comparado con ustedes? ¿No es mejor el rebusco de Efraín que la cosecha de Izar-el?
3 Pues Dios ha entregado en sus manos a dos príncipes de Madián en Izar-el: a Oreb y a Zib. ¿Qué puedo hacer yo comparado con ustedes? Entonces se apartó su ira de ellos al decir esta palabra.
4 Después de que Gedeón llegó al Jordán, lo cruzaron de prisa, y se fatigaron él y los trescientos hombres que lo acompañaban.
5 Entonces dijo a los hombres de Sucot: Den tortas de pan a la gente que me acompaña, pues ellos están fatigados, y he aquí que yo persigo a Zébaj y a Zalmuna, reyes de Madián.
6 Y le respondieron los príncipes de Sucot: ¿He aquí están ahora en tu poder las manos de Zébaj y de Zalmuna para que demos provisiones a tu ejército?
7 Entonces Gedeón les respondió: A causa de esto, cuando Yahweh entregue a Zébaj y a Zalmuna en mis manos, hollaré la carne de ustedes sobre las espinas del desierto y sobre los cardos.
8 Luego subió de allí hacia Peniel, y tal como respondieron los hombres de Sucot, así respondieron también los hombres de Peniel.
9 Y dijo también a los hombres de Peniel: Cuando yo haya regresado en paz, derribaré esta torre.
10 Y Zébaj y Zalmuna acampaban en Carcab, ellos y sus tropas con ellos, como quince mil hombres, todos los que habían quedado de todas las tropas de los hijos de oriente, pues ciento veinte mil hombres que desenvainaban espada habían caído.
11 Entonces Gedeón subió por el camino de los que habitaban en tiendas, al oriente de Nacaj y de Yabgaja, e hirió al campamento, pues éstos estaban profundamente dormidos.
12 Sin embargo, Zébaj y Zalmuna huyeron, pero los persiguió y capturó a los dos reyes de Madián, e infundió el pánico a todo el campamento.
13 Después Gedeón, hijo de Joás, regresó de la guerra por la cuesta de Jadis.
14 Entonces capturó a un joven, que era uno de los hombres de Sucot, y lo interrogó. Y él le entregó por escrito los nombres de los príncipes de Sucot y de sus ancianos: setenta y siete hombres.
15 Luego llegó ante los hombres de Sucot, y les dijo: He aquí a Zébaj y a Zalmuna por quienes me afrentaron, diciéndome: “¿Están atados a tus manos Zébaj y Zalmuna para que demos provisiones a tus siervos fatigados?”
16 Entonces arrastró a los ancianos de la ciudad por las espinas del desierto y por los cardos, y torturó con ellos a los hombres de Sucot.
17 Y la torre de Peniel la derribó, así mismo mató a los hombres de la ciudad.
18 Después preguntó a Zébaj y a Zalmuna: ¿Cómo eran los hombres que mataron en Tabor? Y le respondieron: Eran como tú; tenían la apariencia como los hijos de los reyes.
19 Entonces él dijo: ¡Eran mis hermanos, los hijos de mi madre! ¡Vive Yahweh Dios que si los hubieran dejado vivir no los mataría!
20 Luego dijo a Yatar, su primogénito: ¡Levántate y mátalos! Pero el joven no desenvainó su espada, porque tuvo temor, pues aún era un joven.
21 Entonces dijeron Zébaj y Zalmuna: Levántate tú y cae sobre nosotros, pues tal como es el hombre, así es su valentía. Y Gedeón se levantó y dio muerte a Zébaj y Zalmuna; también tomó los ornamentos de media luna que traían al cuello sus camellos.
22 Entonces los hijos de Israel dijeron a Gedeón: Gobiérnanos tú, tu hijo y también tu nieto, pues nos han librado del poder de Madián.
23 Pero Gedeón les respondió: Yo no los gobernaré, ni mi hijo los gobernará. Yahweh los gobernará.
24 Luego Gedeón les dijo: Quiero hacerles una petición: denme cada uno un arete de su botín (porque ellos tenían aretes de oro, pues eran árabes).
25 Ellos le respondieron: Te lo daremos. Y extendieron un manto, y cada uno echó un arete de su botín.
26 Y el peso de los aretes de oro que él pidió fue de mil setecientos siclos de oro, sin contar los ornamentos de media luna, los collares y las vestiduras de color púrpura que llevaban puestos los reyes de Madián, ni los collares que traían al cuello sus camellos.
27 Entonces Gedeón los tomó e hizo un pequeño ídolo y lo colocó en su ciudad, en Ofra. Y allí se desviaron los hijos de Israel en pos de él; y vino a ser una piedra de tropiezo para Gedeón y para su familia.
28 Así fueron sometidos los madianitas delante de los hijos de Israel, y nunca más volvieron a levantar su cabeza. Y la tierra tuvo paz durante cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Entonces Nedubaal, hijo de Joás, fue y habitó en su casa.
30 Gedeón tuvo setenta hijos, los cuales procedieron de sus lomos, pues él tuvo para sí muchas mujeres.
31 También su concubina que vivía en Siquem, le dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Abimelec.
32 Y Gedeón, hijo de Joás, murió en buena vejez; y lo sepultaron en la ciudad de su padre Joás, en Ofra, del padre de Azri.
33 Cuando murió Gedeón, los hijos de Israel retrocedieron y se desviaron en pos de Baal, y adoptaron como dios a Baal-Kayama.
34 Y los hijos de Israel no se acordaron de Yahweh su Dios, quien los había librado de todos sus adversarios que habitaban a su alrededor,
35 ni hicieron el bien a la familia de Nedubaal, es decir, Gedeón, como todo el bien que él hizo a Israel.

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