Apocalipsis  9 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 21 versitos |
1 El quinto ángel tocó la trompeta y vi una estrella que cayó de los cielos hacia la tierra, y le fue entregada la llave del pozo del abismo profundo.
2 Y abrió el pozo del abismo profundo, y subió humo del pozo semejante al humo de un horno encendido. Y fue oscurecido el sol y el aire por el humo del pozo,
3 y del humo surgieron langostas hacia la tierra, y les fue otorgado poder como el que tienen los escorpiones en la tierra,
4 pero se les dijo que no hicieran daño a la hierba de la tierra, ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuvieran el sello de Dios en su frente.
5 Y así les fue permitido que no les dieran muerte, sino que los atormentaran durante cinco meses. Su tormento era semejante al tormento de un escorpión cuando hiere a un hombre.
6 En aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la encontrarán. Anhelarán intensamente morir, pero la muerte huirá de ellos.
7 La apariencia de las langostas era semejante a la apariencia de los caballos equipados para la batalla. Tenían sobre sus cabezas como coronas que parecían de oro, y sus rostros eran como rostros de hombres.
8 Tenían cabello como el cabello de las mujeres, y sus dientes eran como los de los leones.
9 Tenían corazas como corazas de hierro. El estruendo de sus alas era semejante al ruido de muchos carros tirados por caballos que corren a la batalla.
10 Tenían colas y aguijones semejantes a las de los escorpiones, y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.
11 Y tenían sobre sí a un rey, al ángel del abismo profundo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego lleva por nombre Apolión.
12 El primer ¡ay! ha pasado. He aquí, todavía vienen dos ¡ay! después de esto.
13 El sexto ángel tocó la trompeta y escuché una voz desde los cuernos del altar de oro que está delante de Dios,
14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates.
15 Y fueron soltados los cuatro ángeles, los cuales estaban preparados para la hora, el día, el mes y el año, para que dieran muerte a la tercera parte de los hombres.
16 El número de los soldados de a caballo era de doscientos millones; yo escuché su número.
17 Después vi en visión a los caballos y a sus jinetes, que tenían corazas de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran semejantes a cabezas de leones, y de sus hocicos salía fuego, humo y azufre.
18 La tercera parte de los hombres fueron muertos por estas tres plagas: por el fuego, por el humo y por el azufre que salían de sus hocicos,
19 porque el poder de los caballos estaba en su hocico y en sus colas, por cuanto sus colas eran semejantes a serpientes que tenían cabezas, con las cuales hacían daño.
20 Los demás hombres que no fueron muertos con estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos para dejar de adorar a los espíritus malignos y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír.
21 Tampoco se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus brujerías, ni de su prostitución, ni de sus robos.

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Introducción a Apocalipsis 

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