II Macabeos 12 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 46 versitos |
1
Acontecimientos de Jope y Yamnia.
Una vez terminados estos tratados, Lisias se volvió junto al rey, mientras los judíos se entregaban a las labores del campo.
2 Pero algunos de los estrategas en plaza, Timoteo y Apolonio, hijo de Geneo, y también Jerónimo y Demofón, además de Nicanor, el Chipriarca, no les dejaban vivir en paz ni disfrutar de sosiego.
3 Los habitantes de Jope, por su parte, perpetraron la enorme impiedad que sigue: invitaron a los judíos que vivían con ellos a subir con mujeres y niños a las embarcaciones que habían preparado, como si no guardaran contra ellos ninguna enemistad.
4 Conforme a la común decisión de la ciudad, aceptaron los judíos, por mostrar sus deseos de vivir en paz y que no tenían el menor recelo; pero, cuando se hallaban en alta mar, los echaron al fondo, en número no inferior a doscientos.
5 Cuando Judas se enteró de la crueldad cometida con sus compatriotas, se lo anunció a sus hombres;
6 y después de invocar a Dios, el justo juez, se puso en camino contra los asesinos de sus hermanos, incendió por la noche el puerto, quemó las embarcaciones y pasó a cuchillo a los que se habían refugiado allí.
7 Al encontrar cerrada la plaza, se retiró con la intención de volver de nuevo y exterminar por completo a la población de Jope.
8 Enterado de que también los de Yamnia querían actuar de la misma forma con los judíos que allí habitaban,
9 atacó también de noche a los yamnitas e incendió el puerto y la flota, de modo que el resplandor de las llamas se veía hasta en Jerusalén y eso que había doscientos cuarenta estadios de distancia.
10
Expedición a la región de Galaad.
Marchando contra Timoteo, se alejaron de allí nueve estadios, cuando le atacaron no menos de cinco mil árabes y quinientos jinetes.
11 En la recia batalla trabada, las tropas de Judas lograron la victoria, gracias al auxilio recibido de Dios; los nómadas, vencidos, pidieron a Judas que les diera la mano, prometiendo entregarle ganado y serle útiles en adelante.
12 Judas, dándose cuenta de que verdaderamente en muchos casos podían ser de utilidad, consintió en hacer las paces con ellos; estrechada la mano, se retiraron a las tiendas.
13 Judas atacó también a cierta ciudad fortificada con terraplenes, rodeada de murallas, y habitada por una población mixta de varias naciones, por nombre Caspín.
14 Los sitiados, confiados en la solidez de las murallas y en la provisión de víveres, trataban groseramente con insultos a los hombres de Judas, profiriendo además blasfemias y palabras sacrílegas.
15 Los hombres de Judas, después de invocar al gran Señor del mundo, que sin arietes ni máquinas de guerra había derruido a Jericó en tiempo de Josué, atacaron ferozmente la muralla.
16 Una vez dueños de la ciudad por la voluntad de Dios, hicieron una indescriptible carnicería, hasta el punto de que el lago vecino, con su anchura de dos estadios, parecía lleno con la sangre que le había llegado.
17
Batalla del Carnión.
Se alejaron de allí setecientos cincuenta estadios y llegaron a Járaca, donde los judíos llamados tubios.
18 Pero no encontraron en aquellos lugares a Timoteo, que al no lograr nada se había ido de allí, dejando con todo en determinado lugar una fortísima guarnición.
19 Dositeo y Sosípatro, capitanes de Macabeo, mataron en una incursión a los hombres que Timoteo había dejado en la fortaleza, más de diez mil.
20 Macabeo distribuyó su ejército en cohortes, puso a aquellos dos a su cabeza y se lanzó contra Timoteo, que tenía consigo veinte mil infantes y dos mil quinientos jinetes.
21 Al enterarse Timoteo de la llegada de Judas, mandó por delante a las mujeres, los niños y el resto de la impedimenta al sitio llamado Carnión, pues era un lugar inexpugnable y de acceso difícil, por la angostura de todos sus pasos.
22 En cuanto apareció la primera, la cohorte de Judas, se apoderó de los enemigos el miedo y el temor al manifestarse ante ellos Aquél que todo lo ve, y se dieron a la fuga cada cual por su lado, de modo que muchas veces eran heridos por sus propios compañeros y atravesados por las puntas de sus espadas.
23 Judas seguía tenazmente en su persecución, acuchillando a aquellos criminales; llegó a matar hasta treinta mil hombres.
24 El mismo Timoteo cayó en manos de los hombres de Dositeo y Sosípatro; les instaba con mucha palabrería que le dejaran ir salvo, pues alegaba tener en su poder a parientes entre los cuales había hermanos de muchos de ellos, de cuya vida nadie se cuidaría.
25 Cuando él garantizó, después de muchas palabras, la determinación de restituirlos sanos y salvos, le dejaron libre con ánimo de liberar a sus hermanos.
26 Habiéndose dirigido al Carnión y al Atargateion, Judas dio muerte a veinticinco mil hombres.
27
Vuelta por Efrón y Escitópolis.
Después de haber derrotado (y destruido) a estos enemigos, dirigió una expedición contra la ciudad fuerte de Efrón, donde habitaba Lisanias, con una multitud de toda estirpe. Jóvenes vigorosos, apostados ante las murallas, combatían con valor; en el interior había muchas reservas de máquinas de guerra y proyectiles.
28 Después de haber invocado al Señor que aplasta con energía las fuerzas de los enemigos, los judíos se apoderaron de la ciudad y abatieron por tierra a unos veinticinco mil de los que estaban dentro.
29 Partiendo de allí se lanzaron contra Escitópolis, ciudad que dista de Jerusalén sesenta estadios.
30 Pero como los judíos allí establecidos atestiguaron que los habitantes de la ciudad habían sido benévolos con ellos y les habían dado buena acogida en los tiempos de desgracia,
31 Judas y los suyos se lo agradecieron y les exhortaron a que también en lo sucesivo se mostraran bien dispuestos con su raza.
Llegaron a Jerusalén en la proximidad de la fiesta de las Semanas.
32
Campaña contra Gorgias.
Después de la fiesta llamada de Pentecostés, se lanzaron contra Gorgias, el estratega de Idumea.
33 Salió éste con tres mil infantes y cuatrocientos jinetes,
34 y sucedió que cayeron algunos de los judíos que les habían presentado batalla.
35 Un tal Dositeo, jinete valiente, del cuerpo de los tubios, se apoderó de Gorgias y, agarrándole por la clámide, lo arrastraba por la fuerza con el deseo de capturar vivo a aquel maldito; pero un jinete tracio se echó sobre Dositeo, le cortó el hombro, y Gorgias huyó hacia Marisá.
36 Ante la fatiga de los hombres de Esdrías, que llevaban mucho tiempo luchando, Judas suplicó al Señor que se mostrase su aliado y su guía en el combate.
37 Entonó entonces en su lengua patria el grito de guerra y algunos himnos, irrumpió de improviso sobre las tropas de Gorgias y las derrotó.
38
El sacrificio por los muertos.
Judas, después de reorganizar el ejército, se dirigió hacia la ciudad de Odolán. Al llegar el día séptimo, se purificaron según la costumbre y celebraron allí el sábado.
39 Al día siguiente, fueron en busca de Judas (cuando se hacía ya necesario) para recoger los cadáveres de los que habían caído y depositarlos con sus parientes en los sepulcros de sus padres.
40 Entonces encontraron bajo las túnicas de cada uno de los muertos objetos consagrados a los ídolos de Yamnia, que la Ley prohíbe a los judíos. Fue entonces evidente para todos por qué motivo habían sucumbido aquellos hombres.
41 Bendijeron, pues, todos las obras del Señor, juez justo, que manifiesta las cosas ocultas,
42 y pasaron a la súplica, rogando que quedara completamente borrado el pecado cometido. El valeroso Judas recomendó a la multitud que se mantuvieran limpios de pecado, a la vista de lo sucedido por el pecado de los que habían sucumbido.
43 Después de haber reunido entre sus hombres cerca de dos mil dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección.
44 Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos;
45 mas, si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso.
46 Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado.

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Introducción a II Macabeos

El Segundo libro de los Macabeos no es continuación del primero. Es, en parte, paralelo a él, y toma los acontecimientos de un poco más atrás, desde el fin del reinado de Seleuco IV, predecesor de Antíoco Epífanes, pero sólo los sigue hasta la derrota de Nicanor, antes de la muerte de Judas Macabeo. Todo ello comprende sólo una quincena de años y corresponde únicamente a los caps. 1-7 del Primer libro.

El género es muy distinto. El libro, escrito originariamente en griego, se presenta como el compendio de la obra de un tal Jasón de Cirene, 2Ma_2:19-32 , y lo encabezan dos cartas de los judíos de Jerusalén, 1:1-2:18. El estilo, que es el de los escritores helenísticos, pero no de los mejores, resulta a veces ampuloso. Es más el de un predicador que el de un historiador, aunque ciertamente el conocimiento de las instituciones griegas y de los personajes de la época de que hace gala nuestro autor es muy superior al que demuestra el autor de 1 M.

En realidad, su objetivo es agradar y edificar, 2Ma_2:25 ; 2Ma_15:39 , narrando la guerra de liberación dirigida por Judas Macabeo, sostenida por apariciones celestes y ganada gracias a la intervención divina, 2Ma_2:19-22 ; la persecución misma era efecto de la misericordia de Dios, que corregía a su pueblo antes de que la medida del pecado quedara colmada, 2Ma_6:12-17 . Escribe para los judíos de Alejandría y su intención es despertar el sentimiento de que formaban una comunidad con sus hermanos de Palestina. En especial, quiere interesarles por la suerte del Templo, centro de la vida religiosa según la Ley, blanco del odio de los gentiles. Esta preocupación imprime su sello al plan del libro: tras el episodio de Heliodoro, 2Ma_3:1-40 , que subraya la santidad inviolable del santuario, la primera parte, 4:1-10:8, concluye con la muerte del perseguidor, Antíoco Epífanes, que ha profanado el Templo, y con la institución de la fiesta de la Dedicación; la segunda parte, 10:9-15:36, concluye asimismo con la muerte de un perseguidor, Nicanor, que había amenazado al Templo, y con la institución de una fiesta conmemorativa. Las dos cartas, puestas al comienzo de libro, 1:1-2:18, responden al mismo objetivo: son invitaciones dirigidas por los judíos de Jerusalén a sus hermanos de Egipto para celebrar con ellos la fiesta de la purificación del Templo, la Dedicación.

Como el último acontecimiento referido es la muerte de Nicanor, la obra de Jasón de Cirene pudo haberse compuesto poco después del 160 a. C. Si es el autor mismo del compendio —aunque esto se discute— el que ha colocado en cabeza las dos cartas de 1-2 para acompañar el envío de su compendio, la fecha de éste nos la daría la indicación de 2Ma_1:10 a, que corresponde al año 124 a. C. No debe menospreciarse el valor histórico del libro. Es cierto que el compendiador (¿o un redactor?) ha aceptado los relatos apócrifos contenidos en la carta de 1:10b-2:18, y que reproduce las conmovedoras historias de Heliodoro, 3 , del martirio de Eleazar, 2Ma_6:18-31 , y el de los siete hermanos, 7 , que halló en Jasón y que ilustraban muy bien sus tesis religiosas. Pero la concordancia general con 1 M garantiza la historicidad de los acontecimientos que las dos fuentes independientes refieren. En un punto importante en que 2 M disiente del 1 M, debe aquél ser preferido: 1Ma_6:1-13 sitúa la purificación del Templo antes de la muerte de Antíoco Epífanes, al tiempo que 2Ma_9:1-29 la sitúa después; una tableta cronológica babilónica, recientemente publicada, da la razón a 2 M. Antíoco murió en octubre-noviembre del 164, antes de la nueva dedicación del Templo a finales de diciembre del mismo año. En las secciones que pertenecen a 2 M, no hay razón para recelar de las informaciones que se dan en el cap. 4 acerca de los años que precedieron al saqueo del Templo por Antíoco. Sin embargo, el compendiador, más bien que Jasón, es responsable de una grave confusión: disponiendo de una carta de Antíoco V, 2Ma_11:22-26 , ha añadido en 11-12 9 otras cartas y el relato de acontecimientos que datan del final del reinado de Antíoco IV y que debieron hallar su sitio entre los caps. 8 y 9 .

El libro tiene importancia por las afirmaciones que contiene sobre la resurrección de los muertos, ver la nota a 2Ma_7:9 ; 2Ma_14:46 , las sanciones de ultratumba, 2Ma_6:26 , la oración por los difuntos, 2Ma_12:41-46 y nota, el mérito de los mártires, 6:18-7:41, la intercesión de los santos, 2Ma_15:12-16 y nota. Estas enseñanzas, que tienen por objeto puntos que los demás escritos del Antiguo Testamento no aclaraban, justifican la autoridad que la Iglesia le ha reconocido.

Conocemos mejor el sistema cronológico seguido por cada uno de los dos libros desde el descubrimiento de una tableta cuneiforme, que es un fragmento de cronología de los reyes seléucidas. Ésta ha permitido fijar la fecha de la muerte de Antíoco Epífanes. Se comprueba que 1 M sigue el cómputo macedónico, que comienza en octubre del 312 a. C., mientras que 2 M sigue el cómputo judío, análogo al cómputo babilónico, que comienza en nisán (3 de abril) del 311. Pero todo esto con una doble excepción: en 1 M, los acontecimientos relativos al templo y a la historia judía se fechan según este calendario judeo-babilónico ( 1Ma_1:54 ; 1Ma_2:70 ; 1Ma_4:52 ; 1Ma_9:3 , 1Ma_9:54 ; 1Ma_10:21 ; 1Ma_13:41 , 1Ma_13:51 ; 1Ma_14:27 ; 1Ma_16:14 ), mientras que las cartas citadas por 2 M 11 se fechaban según el cómputo macedónico, lo cual es perfectamente normal.

El texto nos ha sido transmitido por tres unciales, el Sinaítico, el Alejandrino y el Véneto, y por una treintena de minúsculos, pero por desgracia, la parte correspondiente al 2 M se ha perdido en el Sinaítico (nuestro mejor testigo). Los minúsculos, que son testigos de la recensión del sacerdote Luciano (300 d. C.), conservan a veces un texto más antiguo que el de otros manuscritos griegos, texto que vuelve a encontrarse en las Antigüedades Judías del historiador Flavio Josefo que, en general, sigue a 1 M e ignora a 2 M. La Vetus Latina traduce, por su parte, un texto griego perdido y a menudo mejor que el de los manuscritos que conocemos. La traducción de la Vulgata no es obra de San Jerónimo, para quien los Macabeos no eran canónicos, y sólo representa una recensión secundaria.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Macabeos 12,1
NOTAS

12:1 El compendiador se imagina al rey en Antioquía (puesto que para él se trata de Antíoco V). En realidad, las dos incursiones contra las ciudades marítimas siguieron al parecer a la primera campaña de Lisias, mientras que Antíoco IV se encontraba en Persia, ver 2Ma_6:1; 2Ma_9:1, y fácilmente se pueden situar en el curso del año 164.


II Macabeos 12,10
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |1Ma_5:24-54

NOTAS

12:10 Estos nueve estadios (menos de 2 km) no pueden contarse a partir de Yamnia, sino desde un punto situado en Galaatida, ver 2Ma_12:13. El compendiador pudo cortar mal su extracto de Jasón. Sobre las circunstancias de esta expedición del verano del 163, ver 1Ma_5:9 s. -Los «árabes» son nabateos, ver 1Ma_5:25, cuyo jefe sería el filarca de 2Ma_8:32.

II Macabeos 12,15
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jos 6

II Macabeos 12,17
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |1Ma_5:37-44

[2] 1Ma_5:13

NOTAS

12:17 El «país de Tubías» de 1Ma_5:13, es decir, la Amanítida. gobernada por la familia de los Tubíadas. En él se criaban caballos, y un cuerpo de jinetes tubios se hizo célebre en Idumea, 2Ma_12:35. -El Járaca debe de ser la fortaleza o Birta de la Amanítida (la actual Araq el Emir), residencia del gobernador.

II Macabeos 12,21
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_5:43+

NOTAS

12:21 Emplazamiento del santuario de la Astarté de los cuernos, ver 1Ma_5:43. -La «angostura» será simplemente el lecho del torrente mencionado en 1Ma_5:37 (el Nahr el-Ehreir afluente del Yarmuc); sólo más al sur se hace accidentado el terreno, pero el autor quiere subrayar las cualidades militares de la cohorte de Judas y el terror que ésta provocaba.

II Macabeos 12,26
NOTAS

12:26 Santuario de Atargates, la gran diosa siria identificada con la Astarté local.

II Macabeos 12,27
NOTAS

12:27 «donde habitaba Lisanías» mss lat. (otros mss traen «Lisias»); «donde habitaba una multitud de toda estirpe» griego, Vulg.; «donde habitaba Lisias, con una multitud de toda estirpe» griego luc., mss lat. y sir. -Aunque hubiéramos de preferir la lectura «Lisias», no puede tratarse del estratega de Celesiria, que debía de residir en Tiro, sino simplemente de un dinasta local. El nombre era corriente.

II Macabeos 12,29
NOTAS

12:29 Nombre griego de la ciudad de Betsán, 1Ma_5:52.

II Macabeos 12,32
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_23:14+

II Macabeos 12,35
NOTAS

12:35 La esclavina corta de los jinetes. -«del cuerpo de los tubios» mss lat., sir.; «de los de Bakenor» griego, Vulg., pero no existe ningún nombre propio parecido.

II Macabeos 12,37
NOTAS

12:37 Los himnos, aun los guerreros, tenían carácter litúrgico y debían de estar en hebreo.

II Macabeos 12,38
NOTAS

12:38 (a) Aun aligerado de sus glosas, ver 2Ma_12:45+, este texto expresa la convicción de que la oración y el sacrificio expiatorio son eficaces para la remisión de los pecados de los difuntos. Es la primera aseveración de esta creencia. Con todo, un sacrificio como el que mandó ofrecer Judas pudo no tener más finalidad que la purificación de la comunidad, manchada toda ella por el crimen de algunos, ver Jos 7, y es posible que sea el autor el que, cuarenta años más tarde, haya atribuido a su héroe sus propias convicciones. En cualquier caso, éstas marcan una nueva e importante etapa en la teología judía.

12:38 (b) Es Adulán, ciudad célebre de la Tierra Baja, Jos_12:15, ver 1Sa_22:1; 2Cr_11:17, etc.

II Macabeos 12,39
NOTAS

12:39 «fueron en busca de Judas» griego luc., Vet. Lat., sir.; «los hombres de Judas... fueron» griego, Vulg.

II Macabeos 12,40
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_7:25

NOTAS

12:40 Es decir, amuletos u objetos ofrecidos a las divinidades paganas, que debieron haber quemado, ver Deu_7:25 s.

II Macabeos 12,44
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Ma_7:9+

II Macabeos 12,45
NOTAS

12:45 El texto actual, tal como nos ha sido transmitido por el griego y la mayor parte de las versiones, representa una armonización del texto primitivo con las dos glosas que lo han recargado (una, saducea, ver Mat_22:23; la otra, farisea). Este texto se nos ha conservado en el ms principal de la Vet. Lat.: «porque esperaba que los que habían caído resucitarían (es superfluo y vano orar por los muertos), considerando que para los que se han dormido con piedad está reservada una estupenda recompensa (santo y saludable pensamiento)».