II Samuel  21 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 22 versitos |
1 En el reinado de David hubo hambre durante tres años consecutivos, y David consultó al Señor. El Señor respondió: Saúl y su familia están todavía manchados de sangre por haber matado a los gabaonitas.
2 Los gabaonitas no pertenecían a Israel, sino que eran un resto de los amorreos; los israelitas habían hecho un pacto con ellos, pero Saúl, en su celo por Israel y Judá, intentó exterminarlos. El rey David los convocó
3 y les dijo: ¿Qué puedo hacer por vosotros y cómo puedo indemnizarlos, de modo que bendigáis la heredad del Señor?
4 Los gabaonitas contestaron: Nosotros no queremos plata ni oro de Saúl y su familia, ni queremos que muera nadie de Israel. David les dijo: Haré lo que me pidan.
5 Entonces dijeron: Un hombre quiso exterminarnos, y pensó destruirnos y expulsarnos del territorio de Israel.
6 Que nos entreguen siete de sus hijos varones, y los colgaremos en honor del Señor, en Gabaón, en la montaña del Señor. David respondió: Yo os los entregaré.
7 Perdonó la vida a Meribaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el pacto sagrado que unía a David y Jonatán;
8 pero a Armoní y Meribaal, los dos hijos de Saúl y Rispá, hija de Ayá, y a los cinco hijos de Adriel, hijo de Barzilay, el de Mejolá, y de Merab, hija de Saúl,
9 se los entregó a los gabaonitas, que los colgaron en el monte ante el Señor. Murieron los siete a la vez; fueron ajusticiados durante la siega al comienzo de la siega de la cebada.
10 Rispá, hija de Ayá, agarró un saco, lo extendió sobre la peña y desde el comienzo de la siega hasta que llegaron las lluvias estuvo allí espantando día y noche a las aves y a las fieras.
11 Cuando le contaron a David lo que hacía Rispá, hija de Ayá, concubina de Saúl,
12 fue a pedir a los de Yabés de Galaad los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán que los habían recogido a escondidas en la plaza de Beisán, donde los colgaron los filisteos después de la derrota de Saúl en Gelboé.
13 Trajo de allí los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán y los juntaron con los huesos de los ajusticiados.
14 Los enterraron a todos en el territorio de Benjamín, en Selá, en la sepultura de Quis. Hicieron todo lo que mandó el rey y Dios se aplacó con el país.
15 Estalló de nuevo la guerra entre los filisteos e Israel. David bajó con sus oficiales, acamparon en Gob y dieron batalla a los filisteos. David estaba exhausto.
16 Entonces se adelantó uno de la raza de los gigantes, con una lanza de bronce de tres kilos y una espada nueva, diciendo que iba a matar a David.
17 Pero Abisay, hijo de Seruyá, defendió a David, hirió al filisteo y lo mató. Entonces los de David le exigieron: ¡Por Dios, no salgas más con nosotros a la batalla, para que no apagues la lámpara de Israel!
18 Después se reanudó en Gob la batalla contra los filisteos. Sibcay, el husita, hirió a Asaf, uno de la raza de los gigantes.
19 Después se reanudó en Gob la batalla contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Yaír, el de Belén, mató a Goliat, el de Gat, que llevaba una lanza larga como percha de tejedor.
20 Después se reanudó la batalla en Gat. Había un gigante con seis dedos en manos y pies, veinticuatro en total, que también era de la raza de los gigantes;
21 desafió a Israel, pero Jonatán, hijo de Samá, hermano de David, lo mató.
22 Esos cuatro hombres de la raza de los gigantes eran de Gat, y cayeron a manos de David y sus oficiales.

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Introducción a II Samuel 

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