1 Vuélvete, vuélvete Sulamita; vuélvete, vuélvete, para que te veamos. ¿Qué miráis en la Sulamita cuando danza en medio de dos coros? |
2 Tus pies hermosos en las sandalias, hija de príncipes; la curva de tus caderas una alhaja, labor artesana de un orfebre; |
3 tu ombligo, copa redonda rebosando licor, y tu vientre, montón de trigo rodeado de azucenas; |
4 tus pechos, crías mellizas de gacela; |
5 tu cuello, torre de marfil; tus ojos, dos albercas de Jesbón, junto a la Puerta Mayor; tu nariz, saliente del Líbano que mira hacia Damasco; |
6 tu cabeza se yergue semejante al Carmelo; tus cabellos de púrpura, con sus trenzas, cautivan a un rey. |
7 ¡Qué hermosa estás, qué bella, amor en medio de las delicias! |
8 Tu talle es de palmera; tus pechos, los racimos. |
9 Yo pensé: treparé a la palmera a recoger sus dátiles; son para mí tus pechos racimos de uvas, tu aliento, aroma de manzanas, |
10 ¡Ay, tu boca es vino generoso que fluye acariciando y me moja los labios y los dientes! |
11 Yo soy de mi amado y él me busca con pasión. |
12 Amado mío, ven, vamos al campo, al abrigo de enebros pasaremos la noche, |
13 madrugaremos para ver las viñas, para ver si las vides ya florecen, si ya se abren las yemas y si echan flores los granados, y allí te daré mi amor... |
14 Perfuman las mandrágoras y a la puerta hay mil frutas deleitosas, frutas secas y frescas que he guardado, mi amado, para ti. |