Josué 10 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 43 versitos |
1 Cuando Adoni-Sedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado Ay y la había arrasado con Ay y su rey hizo lo mismo que con Jericó y su rey y que los de Gabaón habían hecho las paces con Israel y vivían con los israelitas,
2 se asustó enormemente porque Gabaón era toda una ciudad, como una de las capitales reales, mayor que Ay, y todos sus hombres eran valientes.
3 Entonces envió este mensaje a Ohán, rey de Hebrón; a Pirán, rey de Yarmut; a Yafía, rey de Laquis, y a Debir, rey de Eglón:
4 Venid con refuerzos para derrotar a Gabaón, que ha hecho las paces con Josué y los israelitas.
5 Entonces se aliaron los cinco reyes amorreos el de Jerusalén, el de Hebrón, el de Yarmut, el de Laquis y el de Eglón subieron con sus ejércitos, acamparon frente a Gabaón y la atacaron.
6 Los de Gabaón despacharon emisarios a Josué, al campamento de Guilgal, con este ruego: No dejes de la mano a tus vasallos. Ven enseguida a salvarnos. Ayúdanos, porque se han aliado contra nosotros los reyes amorreos de la montaña.
7 Entonces Josué subió desde Guilgal con todo su ejército, todos sus guerreros,
8 y el Señor le dijo: No les tengas miedo, que yo te los entrego; ni uno de ellos podrá resistirte.
9 Josué caminó toda la noche desde Guilgal y cayó sobre ellos de repente;
10 el Señor los desbarató ante Israel, que les infligió una gran derrota junto a Gabaón, y los persiguió por la Cuesta de Bet-Jorón, destrozándolos hasta Azecá y Maqueda.
11 Y cuando iban huyendo de los israelitas por la cuesta de Bet-Jorón, el Señor les lanzó desde el cielo un pedrisco fuerte y mortífero en el camino hasta Azecá; murieron más por la granizada que por la espada de los israelitas.
12 Cuando el Señor puso en manos de los israelitas a los amorreos, Josué habló al Señor y gritó en presencia de Israel: ¡Sol, quieto en Gabaón! ¡Y tú, luna, en el valle de Ayalón!
13 Y el sol quedó quieto y la luna inmóvil, hasta que se vengó el pueblo de sus enemigos. Así consta en el libro de Yasar: El sol se detuvo en medio del cielo y tardó un día entero en ponerse.
14 Ni antes ni después ha habido un día como aquél, cuando el Señor obedeció a la voz de un hombre, porque el Señor luchaba por Israel.
15 Josué y los israelitas se volvieron al campamento de Guilgal.
16 Los cinco reyes lograron huir y se escondieron en la cueva de Maqueda.
17 Avisaron a Josué: Los cinco reyes están escondidos en la cueva de Maqueda.
18 Josué ordenó: Rodad piedras grandes a la entrada de la cueva y apostad allí centinelas.
19 Vosotros no dejéis de perseguir al enemigo, atacadles la retaguardia; no los dejéis llegar a sus poblados, porque el Señor, vuestro Dios, os los entrega.
20 Cuando Josué y los israelitas los derrotaron hasta acabar con ellos fue una gran derrota, los que lograron salvarse huyendo se refugiaron en las ciudades fortificadas.
21 Todo el ejército volvió victorioso al campamento de Josué, en Maqueda. Nadie soltó la lengua contra los israelitas.
22 Josué ordenó: Destapad la entrada de la cueva y sacadme a esos cinco reyes.
23 Cumpliendo sus órdenes, sacaron de la cueva a los cinco reyes: el de Jerusalén, el de Hebrón, el de Yarmut, el de Laquis y el de Eglón.
24 Cuando se los presentaron, Josué convocó a todos los israelitas y dijo a sus oficiales: Acercaos a pisarles el cuello a esos reyes. Ellos se acercaron y pusieron el pie en el cuello de los reyes.
25 Josué les dijo: No temáis ni os acobardéis. ¡Ánimo, sed valientes!, que así tratará el Señor a todos los enemigos con los que vais a luchar.
26 Dicho esto, los ajustició y los colgó de cinco árboles; allí estuvieron colgados hasta la tarde.
27 A la puesta del sol mandó bajarlos de los árboles y tirarlos a la cueva donde se habían escondido; después colocaron grandes piedras a la entrada de la cueva, y allí están todavía hoy.
28 Aquel día Josué tomó Maqueda. La pasó a cuchillo, consagrando al exterminio a su rey y a todos sus habitantes. No quedó un superviviente; trató al rey de Maqueda como al de Jericó.
29 Desde Maqueda Josué y los israelitas pasaron a Libna y la atacaron.
30 El Señor les entregó también Libna y a su rey, y pasaron a cuchillo a todos los habitantes. No quedó en ella un superviviente; a su rey lo trató Josué como al de Jericó.
31 Desde Libna Josué y los israelitas pasaron a Laquis, acamparon frente a ella y la atacaron.
32 El Señor se la entregó: tomaron Laquis al segundo día y pasaron a cuchillo a todos los habitantes, lo mismo que habían hecho en Libna.
33 Horán, rey de Guézer, subió en auxilio de Laquis, pero Josué lo derrotó a él y a su ejército, sin dejarle un superviviente.
34 Desde Laquis Josué y los israelitas pasaron a Eglón; acamparon frente a ella y la atacaron.
35 La tomaron aquel mismo día y la pasaron a cuchillo, consagrando al exterminio a todos sus habitantes, lo mismo que habían hecho con Laquis.
36 Desde Eglón, Josué y los israelitas con él, pasaron a Hebrón y la atacaron.
37 La tomaron y pasaron a cuchillo a su rey y a toda la población. No quedó un superviviente, lo mismo que habían hecho en Eglón; la consagraron al exterminio con todos sus habitantes.
38 Después Josué y los israelitas con él se volvieron contra Debir y la atacaron.
39 Se apoderaron de ella, del rey y sus poblados y los pasaron a cuchillo, consagrando al exterminio a todos sus habitantes. No quedó un superviviente; trataron a Debir y a su rey lo mismo que a Hebrón y a su rey, a Libna y a su rey.
40 Así fue cómo conquistó Josué toda la montaña, el Negueb y la Sefela y las estribaciones de la sierra, con sus reyes. No quedó un superviviente. Consagraron al exterminio a todo ser viviente, como había mandado el Señor, Dios de Israel.
41 Josué conquistó desde Cades Barne hasta Gaza, y todo el país de Gosén hasta Gabaón.
42 En una sola ofensiva se apoderó de todos aquellos reyes y sus tierras, porque el Señor, Dios de Israel, combatía por Israel.
43 Josué y los israelitas que iban con él se volvieron después al campamento de Guilgal.

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Introducción a Josué

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