Lucas 12 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 59 versitos |
1 Entre tanto, miles de personas se agolpaban pisándose unos a otros. Él se dirigió primero a los discípulos: Guardaos de la levadura o sea, de la hipocresía de los fariseos.
2 Nada hay encubierto que no se descubra, nada oculto que no se divulgue.
3 Pues lo que digáis de noche se escuchará en pleno día; lo que digáis al oído en la bodega se proclamará desde las azoteas.
4 A vosotros mis amigos os digo que no temáis a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.
5 Os indicaré a quién debéis temer: temed al que después de matar tiene poder para arrojar al fuego. Sí, os repito, temed a ése.
6 ¿No se venden cinco gorriones por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
7 En cuanto a vosotros hasta los pelos de vuestra cabeza están todos contados. No tengáis miedo, que valéis más que muchos gorriones.
8 Os aseguro que a quien me reconozca abiertamente ante la gente, este Hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.
9 Pero a quien me niegue ante la gente, lo negará ante los ángeles de Dios.
10 Al que diga una palabra contra este Hombre se le perdonará; al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
11 Cuando os conduzcan a las sinagogas, ante los jefes o autoridades, no os preocupéis de cómo os defenderéis o qué diréis;
12 el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que hay que decir.
13 Uno de la gente dijo: Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.
14 Jesús le respondió: Amigo, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?
15 Y les dijo: ¡Atención! ¡Guardaos de cualquier codicia, que, por más rico que uno sea, la vida no depende de los bienes!
16 Y les propuso una parábola: Las tierras de un hombre dieron una gran cosecha.
17 Él se dijo: ¿qué haré, que no tengo dónde guardar toda la cosecha?
18 Y dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros mayores en los cuales meteré mi trigo y mis bienes.
19 Después me diré: Querido, tienes acumulados muchos bienes para muchos años; descansa, come, bebe y disfruta.
20 Pero Dios le dijo: ¡Necio, esta noche te reclamarán la vida! Lo que has preparado, ¿para quién será?
21 Así le pasa al que acumula tesoros para sí y no es rico a los ojos de Dios.
22 A [sus discípulos les dijo: Por eso os digo que no andéis angustiados por la comida para conservar la vida o por el vestido para cubrir el cuerpo.
23 La vida vale más que la comida y el cuerpo más que el vestido.
24 Observad a los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen graneros ni despensas, y Dios los alimenta. Cuánto más valéis vosotros que las aves.
25 ¿Quién de vosotros puede, a fuerza de cavilar, prolongar su vida un poco?
26 Pues si no podéis lo mínimo, ¿por qué os preocupáis de lo demás?
27 Observad cómo crecen los lirios, sin trabajar ni hilar. Os aseguro que ni Salomón, con todo su fasto, se vistió como uno de ellos.
28 Pues si a la hierba del campo, que hoy crece y mañana la echan al horno, Dios la viste así, ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!
29 No andéis buscando qué comer o qué beber; no os angustiéis.
30 Todo eso son cosas que busca la gente del mundo. En cuanto a vosotros, vuestro Padre sabe que os hace falta.
31 Basta que busquéis su reinado y lo demás os lo darán por añadidura.
32 No temas, pequeño rebaño, que vuestro Padre ha decidido daros el reino.
33 Vended vuestros bienes y dad limosna. Procuraos bolsas que no envejezcan, un tesoro inagotable en el cielo, donde los ladrones no llegan ni los roe la polilla.
34 Pues donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
35 Tened la cintura ceñida y encendidos los candiles.
36 Sed como aquellos que aguardan a que el amo vuelva de una boda, para abrirle en cuanto llegue y llame.
37 Dichosos los criados a quienes el amo, al llegar, los encuentre velando: os aseguro que se ceñirá, los hará sentarse a la mesa y les irá sirviendo.
38 Y si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
39 Sabéis que si el amo de casa supiera a qué hora iba a llegar el ladrón, no le dejaría abrir un boquete en su casa.
40 Pues vosotros también estad preparados, pues cuando menos lo penséis, llegará este Hombre.
41 Pedro le preguntó: Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?
42 El Señor contestó: ¿Quién es el criado fiel y prudente a quien el amo pondrá al frente de la servidumbre, para que les reparta las raciones de comida a su tiempo?
43 Dichoso aquel criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre actuando así.
44 Os aseguro que le encomendará todas sus posesiones.
45 Pero si aquel criado, pensando que su amo tarda en llegar, se pone a pegar a los siervos y siervas, a comer y beber y emborracharse,
46 llegará el amo de aquel criado el día y la hora que menos lo espera y lo hará trizas, dándole el destino de los desleales.
47 Aquel criado que, conociendo la voluntad de su amo, no dispone y ejecuta lo que quiere el amo, recibirá muchos golpes;
48 pero aquel que no conociéndola, cometa acciones dignas de castigo, recibirá pocos golpes. A quien mucho se le dio mucho se le pedirá; a quien mucho se le confió mucho más se le exigirá.
49 Vine a traer fuego a la tierra, y, ¡qué más quiero si ya ha prendido!
50 Tengo que pasar por un bautismo, y, ¡cómo me apuro hasta que se realice!
51 ¿Pensáis que vine a traer paz a la tierra? No paz, os digo, sino la división.
52 En adelante en una familia de cinco habrá división: tres contra dos, dos contra tres.
53 Se opondrán padre a hijo e hijo a padre, madre a hija e hija a madre, suegra a nuera y nuera a suegra.
54 A la multitud le dijo: Cuando veis levantarse una nube en poniente, decís enseguida que habrá lluvia, y así sucede.
55 Cuando sopla el viento sur, decís que habrá bochorno, y así sucede.
56 ¡Hipócritas! Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y el cielo, ¿y no sabéis interpretar la coyuntura presente?
57 ¿Por qué no juzgáis vosotros mismos lo que es justo?
58 Cuando acudas con tu rival al juez, procura lograr un arreglo con él mientras vas de camino; no sea que te arrastre hasta el juez, el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel.
59 Te digo que no saldrás de allí hasta haber pagado el último centavo.

Patrocinio

 
 

Introducción a Lucas

No hay comentario

Fuente:

Patrocinio

Notas

No hay notas