Lucas 20 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 47 versitos |
1 Un día que estaba enseñando en el templo y anunciando la Buena Noticia al pueblo, se presentaron los sumos sacerdotes y los letrados con los senadores
2 y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces eso? ¿Quién te ha dado esa autoridad?
3 Jesús les respondió: Yo a mi vez os haré una pregunta para que me respondáis.
4 El bautismo de Juan, ¿procedía de Dios o de los hombres?
5 Ellos discutían entre sí: Si decimos que de Dios, nos dirá que por qué no le creímos;
6 si decimos que de los hombres, el pueblo en masa nos apedreará, pues están convencidos de que Juan era profeta.
7 Así pues, contestaron que no sabían de dónde procedía.
8 Y Jesús les replicó: Pues tampoco yo os digo con qué autoridad lo hago.
9 Al pueblo le contó la siguiente parábola: Un hombre plantó una viña, se la arrendó a unos viñadores y se ausentó por bastante tiempo.
10 A su debido tiempo envió un criado a los viñadores para que le entregasen el fruto que le correspondía. Pero los viñadores lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías.
11 Envió otro criado. Pero ellos lo apalearon, lo insultaron y lo despidieron con las manos vacías.
12 Envió un tercero, y ellos lo arrojaron malherido.
13 Entonces dijo el amo de la viña: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo querido; quizás a él lo respeten.
14 Pero los viñadores, al verlo, deliberaban entre ellos: Es el heredero; vamos a matarlo para quedarnos con la herencia.
15 Lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Pues bien, ¿qué hará con ellos el amo de la viña?
16 Irá, acabará con aquellos viñadores y entregará la viña a otros. Al oírlo, dijeron: ¡Dios nos libre!
17 Él, mirándolos fijamente, les dijo: Entonces, qué significa eso que está escrito: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
18 Quien tropiece con esa piedra se estrellará, a quien le caiga encima lo aplastará.
19 Los letrados y sumos sacerdotes intentaron echarle mano en aquel momento, pues habían comprendido que la parábola iba por ellos; pero temieron al pueblo.
20 Así que, puestos al acecho, le enviaron unos espías, que fingían ser gente de bien, para atraparlo en sus palabras y poderlo entregar a la autoridad y jurisdicción del gobernador.
21 Le preguntaron: Maestro, nos consta que hablas y enseñas rectamente, que no eres parcial, sino que enseñas sinceramente el camino de Dios.
22 ¿Nos es lícito pagar tributo al césar o no?
23 Adivinando su mala intención, les dijo:
24 Enseñadme una moneda. ¿De quién lleva la imagen y la inscripción? Le contestaron: Del césar.
25 Y él les dijo: Entonces dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
26 Y no lograron atraparlo en sus palabras delante del pueblo; antes, admirados de la respuesta, se callaron.
27 Se acercaron entonces unos saduceos, los que niegan la resurrección, y le preguntaron:
28 Maestro, Moisés nos ordenó que si un hombre casado muere sin hijos, su hermano se case con la viuda, para dar descendencia al hermano difunto.
29 Pues bien, eran siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar hijos.
30 Lo mismo el segundo
31 y el tercero se casaron con ella; igual los siete, que murieron sin dejar hijos.
32 Después murió la mujer.
33 Cuando resuciten, ¿de quién será esposa la mujer? Porque los siete fueron maridos suyos.
34 Jesús les respondió: Los que viven en este mundo toman marido o mujer.
35 Pero los que sean dignos de la vida futura y de la resurrección de la muerte no tomarán marido ni mujer;
36 porque ya no pueden morir y son como ángeles; y, habiendo resucitado, son hijos de Dios.
37 Y que los muertos resucitan lo indica también Moisés, en lo de la zarza, cuando llama al Señor Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob.
38 No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.
39 Intervinieron algunos letrados: Maestro, qué bien has hablado.
40 Y no se atrevieron a hacerle más preguntas.
41 Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Mesías es Hijo de David?
42 Si el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
43 hasta que haga de tus enemigos estrado de tus pies.
44 Si David lo llama Señor, ¿cómo puede ser su hijo?
45 En presencia de todo el pueblo dijo a [sus discípulos:
46 Guardaos de los letrados, que gustan de pasear con largas vestiduras, aman los saludos por la calle y los primeros puestos en sinagogas y banquetes;
47 que devoran las fortunas de las viudas con pretexto de largas oraciones. Ellos serán juzgados con mayor severidad.

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