Job  8 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 22 versitos |
1 Bildad de Suj habló a su vez y dijo:
2 ¿Hasta cuándo hablarás de esa manera y serán tus palabras un huracán?
3 ¿Puede Dios torcer el derecho o el Todopoderoso torcer la justicia?
4 Si tus hijos pecaron contra él, ya los entregó en poder de sus delitos.
5 Pero si tú madrugas por buscar a Dios y suplicas al Todopoderoso,
6 si te conservas puro y recto, él velará por ti y restaurará tu legítima morada;
7 tu pasado será una pequeñez comparado con tu magnífico futuro.
8 Pregunta a las generaciones pasadas, atiende a lo que averiguaron tus padres;
9 nosotros somos de ayer, no sabemos nada; nuestros días son una sombra sobre el suelo.
10 Pero ellos te instruirán, te hablarán con palabras salidas del corazón.
11 ¿Brota el papiro fuera del pantano, crece sin agua el junco?
12 Todavía verde, sin que lo arranquen, se agosta antes que otras hierbas.
13 Tal es el destino del que olvida a Dios, en eso acaba la esperanza del impío.
14 Su confianza es frágil, una telaraña su seguridad;
15 si uno se apoya en ella, no lo resiste; si se agarra a ella, no lo sostiene.
16 Lleno de savia, al sol, echa retoños por su huerto,
17 enreda las raíces entre piedras y se agarra al cerco de piedras.
18 Pero si lo eliminan de su sitio, éste reniega de él: Nunca te he visto.
19 Así acaba su alegre carrera, y otra planta brota de la tierra.
20 Dios no rechaza al hombre justo ni da la mano a los malvados:
21 puede aún llenar tu boca de risas y tus labios de gritos de júbilo;
22 tus enemigos se cubrirán de vergüenza y la tienda del malvado desaparecerá.

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Introducción a Job 

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