Ezequiel  28 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 26 versitos |
1 Me dirigió la palabra el Señor:
2 Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor Dios: Se hinchó tu corazón y te dijiste: Soy Dios, entronizado en solio de dioses en el corazón del mar; tú que eres hombre y no dios te creías listo como los dioses.
3 ¡Si eres más sabio que Daniel!, ningún enigma se te resiste.
4 Con tu talento, con tu habilidad, te hiciste una fortuna; acumulaste oro y plata en tus tesoros.
5 Con agudo talento de mercader ibas acrecentando tu fortuna, y tu fortuna te llenó de presunción.
6 Por eso, así dice el Señor Dios: Por haberte creído sabio como los dioses,
7 por eso traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; desnudarán la espada contra tu belleza y tu sabiduría, profanando tu esplendor.
8 Te hundirán en la fosa, morirás con muerte ignominiosa en el corazón del mar.
9 Tú que eres hombre y no dios, ¿osarás decir: Soy Dios, delante de tus asesinos, en poder de los que te apuñalen?
10 Morirás con muerte de incircunciso, a manos de bárbaros. Yo lo he dicho -oráculo del Señor Dios-.
11 Me dirigió la palabra el Señor:
12 Hijo de Adán, entona una elegía al rey de Tiro. Así dice el Señor Dios: Eras cuño de perfección, colmo de sabiduría, de acabada belleza;
13 estabas en un jardín de dioses, revestido de piedras preciosas: coralina, topacio y aguamarina, crisólito, malaquita y jaspe, zafiro, rubí y esmeralda; de oro afiligranado tus zarcillos y dijes, preparados el día de tu creación.
14 Te puse junto a un querube protector de alas extendidas. Estabas en la montaña sagrada de los dioses, entre piedras de fuego te paseabas.
15 Era irreprensible tu conducta desde el día de tu creación hasta que se descubrió tu culpa.
16 A fuerza de hacer tratos, te ibas llenando de atropellos, y pecabas. Te desterré entonces de la montaña de los dioses y te expulsó el querube protector de entre las piedras de fuego.
17 Te llenó de presunción tu belleza y tu esplendor te trastornó el sentido; te arrojé por tierra, te hice espectáculo para los reyes.
18 Con tus muchas culpas, con tus sucios negocios, profanaste tu santuario; hice brotar de tus entrañas fuego que te devoró; te convertí en ceniza sobre el suelo, a la vista de todos.
19 Tus conocidos de todos los pueblos se espantaron de ti; ¡siniestro desenlace!, para siempre dejaste de existir.
20 Me dirigió la palabra el Señor:
21 Hijo de Adán, ponte de cara a Sidón y profetiza contra ella.
22 Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy contra ti, Sidón, en ti me cubriré de Gloria. Sabrán que yo soy el Señor cuando haga justicia contra ella y brille en ella mi santidad.
23 Mandaré contra ella peste y sangre por sus calles; caerán acuchillados sus habitantes por la espada hostil que la rodea, y sabrán que yo soy el Señor.
24 Y no tendrá ya la Casa de Israel espino punzante ni zarzal lacerante en los vecinos que la hostigan, y sabrán que yo soy el Señor Dios.
25 Esto dice el Señor Dios: Cuando recoja la Casa de Israel de entre los pueblos donde está dispersa y brille en ella mi santidad, a la vista de las naciones, volverán a habitar su tierra, la que di a mi siervo Jacob;
26 habitarán en ella seguros, edificarán casas y plantarán viñas; habitarán seguros, cuando haga justicia en los vecinos que la hostigan, y sabrán que yo soy el Señor, su Dios.

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Introducción a Ezequiel 

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