Salmos 42 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 12 versitos |
1 Al director de coro. Maskil. De los hijos de Coré.
2 Como ansía la cierva corrientes de agua, así mi alma te ansía, oh Dios.
3 Mi alma está sedienta de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
4 Lágrimas son mi pan noche y día, mientras me repiten todo el día: ¿Dónde está tu Dios?
5 Recordándolo me desahogo conmigo: cómo pasaba al recinto y avanzaba hasta la casa de Dios, entre gritos de júbilo y acción de gracias, en el bullicio festivo.
6 ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué estás gimiendo? Espera en Dios, que aún le darás gracias: Salvación de mi rostro, Dios mío.
7 Cuando mi alma se acongoja, entonces me acuerdo de ti, desde la zona del Jordán y el Hermón y el Monte Menor.
8 Una sima grita a otra sima con voz de cascadas: tus rompientes y tus olas me han arrollado.
9 De día el Señor enviará su lealtad, de noche estaré con su canto: súplica al Dios de mi vida.
10 Le diré a Dios: ¡Peña mía! ¿por qué me olvidas? ¿por qué voy andando sombrío, hostigado por el enemigo?
11 Del quebranto de mis huesos se burlan mis adversarios; todo el día me repiten: ¿Dónde está tu Dios?
12 ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué estás gimiendo? Espera en Dios, que aún le darás gracias: Salvación de mi rostro, Dios mío.

Patrocinio

 
 

Introducción a Salmos

No hay comentario

Fuente:

Patrocinio

Notas

No hay notas