Salmos 58 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 12 versitos |
1 Al director de coro: “No destruyas”. De David. Miktam.
2 ¿Es verdad, poderosos, que dais sentencias justas, que juzgáis rectamente a los hombres?
3 No, que cometéis a conciencia crímenes en la tierra y vuestras manos sopesan violencias.
4 Se extravían los malvados desde el seno materno, se pervierten desde que nacen los que dicen falsedades.
5 Llevan veneno como veneno de serpiente, de víbora sorda que cierra el oído,
6 para no oír la voz del encantador, experto en encantamientos.
7 Oh Dios, rómpeles los dientes en la boca, quiebra, Señor, los colmillos a los leones.
8 Que se derritan como agua que se escurre, que se marchiten como hierba pisoteada;
9 sean como babosa que se deslíe al andar, como aborto que no llega a ver el sol.
10 Que los arrebaten desprevenidos la tormenta como breñas, como fieras, como un incendio.
11 Y goce el honrado viendo la venganza, bañe sus pies en la sangre de los malvados;
12 y comenten los hombres: Saca fruto el honrado, porque hay un Dios que hace justicia en la tierra.

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