Exodo  34 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 35 versitos |
1 El Señor ordenó a Moisés: Lábrate dos losas de piedra como las primeras: yo escribiré en ellas los mandamientos que había en las primeras, las que tú rompiste.
2 Prepárate para mañana, sube al amanecer al monte Sinaí y espérame allí, en la cima del monte.
3 Que nadie suba contigo ni asome nadie en todo el monte, ni siquiera las ovejas y vacas pastarán en la ladera del monte.
4 Moisés labró dos losas de piedra como las primeras, madrugó y subió al amanecer al monte Sinaí, según la orden del Señor, llevando en la mano dos losas de piedra.
5 El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el Nombre del Señor.
6 El Señor pasó ante él proclamando: El Señor, el Señor, el Dios compasivo y clemente, paciente, rico en bondad y lealtad,
7 que conserva la misericordia hasta la milésima generación, que perdona culpas, delitos y pecados, aunque no deja impune y castiga la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos.
8 Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra.
9 Y le dijo: Si gozo de tu favor, venga mi Señor con nosotros, aunque seamos un pueblo testarudo; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.
10 Respondió el Señor: Yo voy a hacer un pacto. En presencia de tu pueblo haré maravillas como no se han hecho en ningún país ni nación; así, todo el pueblo que te rodea verá la obra impresionante que el Señor va a realizar contigo.
11 Cumple lo que yo te mando hoy, y te quitaré de delante a amorreos, cananeos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos.
12 No hagas alianza con los habitantes del país donde vas a entrar, porque sería un lazo para ti.
13 Derribarás sus altares, destrozarás sus estelas, talarás sus árboles sagrados.
14 »No te postres ante dioses extraños, porque el Señor se llama Dios celoso, y lo es.
15 No hagas alianza con los habitantes del país, porque se prostituyen con sus dioses, y cuando les ofrezcan sacrificios te invitarán a comer de las víctimas.
16 No tomes a sus hijas por mujeres para tus hijos, pues cuando sus hijas se prostituyan con sus dioses, prostituirán a tus hijos con sus dioses.
17 »No te hagas estatuas de dioses.
18 »Guarda la fiesta de los Ázimos: comerás ázimos durante siete días por la fiesta del mes de abril, según te mandé, porque en ese mes saliste de Egipto.
19 »Todas las primeras crías machos de tu ganado me pertenecen, sean terneros o corderos.
20 La primera cría del borrico la rescatarás con un cordero, y si no la rescatas, la desnucarás. A tu primogénito lo rescatarás, y nadie se presentará ante mí con las manos vacías.
21 »Seis días trabajarás y al séptimo descansarás; durante la siembra y la siega descansarás.
22 »Celebra la fiesta de las Semanas al comenzar la siega del trigo y la fiesta de la Cosecha al terminar el año.
23 »Tres veces al año se presentarán todos los varones al Señor, Dios de Israel.
24 Cuando desposea a las naciones a tu llegada y ensanche tus fronteras, si subes a visitar al Señor, tu Dios, tres veces al año, nadie codiciará tu tierra.
25 »No ofrezcas nada fermentado con la sangre de mis víctimas. De la víctima de la Pascua no quedará nada para el día siguiente.
26 »Ofrece en el templo del Señor, tu Dios, las primicias de tus tierras. »No cocerás el cabrito en la leche de la madre.
27 El Señor dijo a Moisés: Escríbete estos mandatos. A tenor de estos mandatos hago alianza contigo y con Israel.
28 Moisés pasó allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: no comió pan ni bebió agua, y escribió en las losas las cláusulas del pacto, los diez mandamientos.
29 Cuando Moisés bajó del monte Sinaí llevaba las dos losas de la alianza en la mano; no sabía que tenía radiante la cara de haber hablado con el Señor.
30 Pero Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la cara radiante, y no se atrevieron a acercarse a él.
31 Cuando Moisés los llamó, se acercaron Aarón y los jefes de la comunidad, y Moisés les habló.
32 Después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí.
33 Y cuando terminó de hablar con ellos, se echó un velo por la cara.
34 Cuando Moisés acudía al Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Cuando salía, comunicaba a los israelitas lo que le habían mandado.
35 Los israelitas veían la cara radiante, y Moisés se volvía a echar el velo por la cara, hasta que volvía a hablar con Dios.

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