1 La Sensatez pregona, la Prudencia levanta la voz. |
2 En puestos elevados junto al camino, plantada en medio de las sendas, |
3 junto a las puertas, a la boca de la ciudad, en los accesos a los portales grita |
4 A vosotros, caballeros, os pregono, y dirijo la voz a los plebeyos; |
5 los incautos, aprended sagacidad; los necios, aprended a tener juicio. |
6 Escuchad, que hablo sin rodeos, abro los labios con sinceridad; |
7 mi paladar repasa la verdad y mis labios aborrecen el mal; |
8 todas mis palabras son justas, ninguna es desatinada ni tortuosa; |
9 son claras para el que entiende y rectas para el que comprende. |
10 Recibid mi corrección y no plata, un saber más precioso que el oro; |
11 porque la sensatez vale más que los corales y ninguna joya se le puede comparar. |
12 Yo, Sensatez, soy vecina de la Sagacidad y consigo el trato de la Reflexión |
13 odiar el mal es respetar al Señor . Orgullo y soberbia, mal camino y boca falsa, los detesto. |
14 Son míos el consejo y el acierto, son míos la prudencia y el valor. |
15 Por mí reinan los reyes y los príncipes dan decretos justos, |
16 por mí gobiernan los gobernantes y los nobles dan sentencias justas. |
17 Yo amo a los que me aman, los que madrugan por mí me encuentran. |
18 Yo traigo riqueza y gloria, fortuna sólida y justicia; |
19 mi fruto es mejor que el oro puro, mi renta vale más que la plata. |
20 Camino por la vía de la justicia y sigo las sendas del derecho, |
21 para legar riquezas a mis amigos y colmar sus tesoros. |
22 El Señor me creó como primera de sus tareas, antes de sus obras; |
23 desde antiguo, desde siempre fui formada, desde el principio, antes del origen de la tierra; |
24 no había océanos cuando fui engendrada, no había manantiales ni hontanares; |
25 todavía no estaban encajados los montes, antes de las montañas fui engendrada; |
26 no había hecho la tierra y los campos ni los primeros terrones del orbe. |
27 Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del océano, |
28 cuando sujetaba las nubes en la altura y reprimía las fuentes abismales, |
29 cuando imponía su límite al mar, y las aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, |
30 yo estaba junto a él, como artesano, yo estaba disfrutando cada día, jugando todo el tiempo en su presencia, |
31 jugando con el orbe de su tierra, disfrutando con los hombres. |
32 Por tanto, hijos, escuchadme: dichosos los que siguen mis caminos. |
33 Escuchad mi corrección y seréis sensatos, [no la rechacéis , |
34 dichoso el hombre que me escucha, velando en mi portal cada día, guardando las jambas de mi puerta. |
35 Pues quien me alcanza, alcanza vida y goza del favor del Señor. |
36 Quien me pierde, se arruina a sí mismo; los que me odian aman la muerte. |