Cantares  8 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 14 versitos |
1 ¡Oh, si fueras mi hermano y criado a los pechos de mi madre! Al verte por la calle te besaría sin temor a burlas,
2 te metería en casa de mi madre, en la alcoba en que me crió, te daría a beber vino aromado, licor de mis granados.
3 Su izquierda rodea mi cabeza y me abraza con la derecha.
4 Muchachas de Jerusalén, os conjuro que no vayáis a molestar, que no despertéis al amor hasta que él quiera.
5 ¿Quién es ésa que sube del desierto apoyada en su amado? Te desperté bajo el manzano allí donde tu madre te dio a luz con dolores de parto.
6 Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina;
7 las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable.
8 Nuestra hermana es tan pequeñita que no le han crecido los pechos. ¿Qué haremos con nuestra hermanita cuando vengan para pedirla?
9 Si es una muralla, le pondremos almenas de plata; si es una puerta, la protegeremos con planchas de cedro.
10 Soy una muralla, y mis pechos son los torreones; pero yo seré para él mensajera de paz.
11 Salomón tenía una viña en Baal Hamón; se la dio a guardar a aparceros, que le traen de sus frutos cada uno mil siclos de plata.
12 Mi viña es sólo para mí; para ti, Salomón, los mil siclos, y da doscientos a los aparceros.
13 Señora de los jardines, mis compañeros te escuchan , déjanos oír tu voz.
14 Date prisa, amado mío, como el gamo, como el cervatillo, por las lomas de las balsameras.

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Introducción a Cantares 

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