Isaías 37 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 38 versitos |
1 Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y se dirigió al templo del Señor,
2 y despachó a Eliacín, el mayordomo de palacio; a Sobná, el secretario, y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, hijo de Amós:
3 Así dice Ezequías: Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los hijos llegan al parto, y no hay fuerza para darlos a luz.
4 Ojalá oiga el Señor las palabras del copero mayor, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Reza por el resto que todavía subsiste.
5 Los ministros del rey Ezequías se presentaron a Isaías
6 y él les respondió: Decid a vuestro señor: Así dice el Señor: No te asustes por esas palabras que has oído, por las blasfemias de los criados del rey de Asiria.
7 Yo mismo les meteré un espíritu, y cuando oiga ciertas noticias, se volverá a su país, y en su país lo haré morir a espada.
8 El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria combatiendo contra Alba, porque había oído que el rey se había retirado de Laquis
9 al recibir la noticia de que Tajarca, rey de Nubia, había salido para luchar contra él. Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías a decirle:
10 Decid a Ezequías, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confiáis, pensando que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria.
11 Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países, exterminándolos, ¿y tú te vas a librar?
12 ¿Los salvaron a ellos los dioses de los pueblos que mis predecesores destruyeron: Gozán, Jarrán, Résef y los adanitas de Telasar?
13 ¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaín, de Hená y de Avá?
14 Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó:
15 después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró:
16 Señor Todopoderoso, Dios de Israel, sentado sobre querubines: tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo, tú hiciste el cielo y la tierra.
17 Presta oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo.
18 Es verdad, Señor: los reyes de Asiria han asolado todas las naciones y sus territorios,
19 han quemado todos sus dioses porque no son dioses, sino hechura de manos humanas, leño y piedra y los han destruido.
20 Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú sólo, Señor, eres Dios.
21 Isaías, hijo de Amós, mandó decir a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de Israel: He oído lo que me pides acerca de Senaquerib, rey de Asiria.
22 Ésta es la sentencia que el Señor pronuncia contra él: Te desprecia y se burla de ti la doncella, la ciudad de Sión: menea la cabeza a tu espalda la ciudad de Jerusalén.
23 ¿A quién has ultrajado e insultado, contra quién has alzado la voz y levantado tus ojos a lo alto? ¡Contra el Santo de Israel!
24 Por medio de tus servidores has ultrajado al Señor: Con mis numerosos carros he subido a las cimas de los montes, a las cumbres del Líbano; he talado sus más altos cedros y sus mejores cipreses; llegué hasta la última cumbre, hasta lo más denso de su bosque.
25 Yo alumbré y bebí aguas extranjeras; sequé bajo la planta de mis pies todos los canales de Egipto.
26 ¿No lo has oído? Desde antiguo lo decidí, en tiempos remotos lo preparé, y ahora lo realizo; por eso tú reduces las plazas fuerte a montones de escombros.
27 Sus habitantes, faltos de fuerza, con la vergüenza de la derrota, fueron como pasto del campo, como verde de los prados, como la hierba de las azoteas agostada antes de crecer.
28 Sé cuándo te sientas, cuándo entras y sales y te agitas contra mí;
29 y porque te agitas contra mí y tu arrogancia sube a mis oídos, te pondré mi argolla en la nariz y mi freno en el hocico, y te llevaré por el camino por donde viniste.
30 Esto te servirá de señal: Este año comeréis el grano de ricio; el año que viene, lo que brote sin sembrar; el año tercero sembraréis y segaréis, plantaréis viñas y comeréis sus frutos.
31 De nuevo el resto de la Casa de Judá echará raíces por abajo y dará frutos por arriba;
32 pues de Jerusalén saldrá un resto, los supervivientes, del Monte Sión: ¡el celo del Señor Todopoderoso lo cumplirá!
33 Pues bien, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, no disparará contra ella su flecha, no se acercará con escudo ni levantará contra ella un talud;
34 por el camino por donde vino se volverá, pero no entrará en esta ciudad oráculo del Señor .
35 Yo defenderé a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi siervo.
36 Aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; por la mañana, al despertar, los encontraron cadáveres.
37 Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive, y se quedó allí.
38 Y un día, mientras estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron con la espada, y escaparon al territorio de Ararat. Y le sucedió en el trono su hijo Asaradón.

Patrocinio

 
 

Introducción a Isaías

No hay comentario

Fuente:

Patrocinio

Notas

No hay notas