Isaías 53 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 12 versitos |
1 ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién mostró el Señor su brazo?
2 Creció en su presencia como brote, como raíz en el páramo: no tenía presencia ni belleza que atrajera nuestras miradas ni aspecto que nos cautivase.
3 Despreciado y evitado de la gente, un hombre habituado a sufrir, curtido en el dolor; al verlo se tapaban la cara; despreciado, lo tuvimos por nada;
4 a él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un contagiado, herido de Dios y afligido.
5 Él, en cambio, fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Sobre él descargó el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos sanado.
6 Todos errábamos como ovejas, cada uno por su lado, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
7 Maltratado, aguantaba, no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, no abría la boca.
8 Sin arresto, sin proceso, lo quitaron de en medio, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron.
9 Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.
10 El Señor quería triturarlo con el sufrimiento: si entrega su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años y por su medio triunfará el plan del Señor.
11 Por los trabajos soportados verá la luz, se saciará de saber; mi siervo inocente rehabilitará a todos porque cargó con sus crímenes.
12 Por eso le asignaré una porción entre los grandes y repartirá botín con los poderosos: porque desnudó el cuello para morir y fue contado entre los pecadores, él cargó con el pecado de todos e intercedió por los pecadores.

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Introducción a Isaías

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