Jeremías  18 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 23 versitos |
1 Palabras que el Señor dirigió a Jeremías:
2 Anda, baja al taller del alfarero y allí te comunicaré mi palabra.
3 Bajé al taller del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno.
4 A veces, trabajando el barro, le salía mal una vasija; entonces hacía otra vasija, como mejor le parecía.
5 Y me dirigió la palabra el Señor:
6 Y yo, ¿no podré, israelitas, trataros como ese alfarero? Como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mis manos, israelitas.
7 Primero me refiero a un pueblo y a un rey y hablo de arrancar y arrasar;
8 si ese pueblo al que me refiero se convierte de su maldad, yo me arrepentiré del mal que pensaba hacerles.
9 Después me refiero a un pueblo y a un rey y hablo de edificar y plantar:
10 si me desobedecen y hacen lo que yo repruebo, yo me arrepentiré de los beneficios que les había prometido.
11 Y ahora habla a los judíos y a los vecinos de Jerusalén: Así dice el Señor: Yo, el alfarero, os preparo un castigo y medito un plan contra vosotros. Que se convierta cada cual de su mala conducta, enmendad vuestra conducta y vuestras acciones.
12 Responden: No queremos, seguiremos nuestros planes, cada uno seguirá la maldad de su corazón obstinado.
13 Pues bien, así dice el Señor: Preguntad a los paganos quién oyó tal cosa: la capital de Israel ha cometido algo horripilante.
14 ¿Abandona la nieve del Líbano las rocas escarpadas? ¿Se corta el agua fresca que fluye caprichosa?
15 Pero mi pueblo me olvida y sacrifica a una ficción: tropiezan caminando por las viejas veredas y caminan por sendas y caminos sin aplanar,
16 convirtiendo así su tierra en desolación y burla perpetua, los viandantes se espantan y sacuden la cabeza.
17 Como viento solano los aventaré ante el enemigo, darán la espalda y no la cara el día de la derrota.
18 Dijeron: Vamos a tramar un plan contra Jeremías, que no nos faltará la instrucción de un sacerdote, el consejo de un docto, el oráculo de un profeta; vamos a herirlo en la lengua, no hagamos caso de lo que dice.
19 Hazme tú caso, Señor, escucha a mis rivales,
20 ¿es que se pagan bienes con males? Me han cavado una fosa. Recuerda que estuve ante ti intercediendo por ellos para apartar de ellos tu enojo.
21 Ahora entrega sus hijos al hambre, ponlos a merced de la espada, queden sus mujeres viudas y sin hijos, mueran sus hombres asesinados y los jóvenes a filo de espada en el combate.
22 Que se oigan gritos salir de sus casas, cuando de repente los asalten bandidos, pues cavaron una fosa para atraparme, escondieron trampas para mis pies.
23 Señor, tú conoces su plan homicida contra mí: no perdones sus culpas, no borres de tu vista sus pecados; caigan derribados ante ti, ejecútalos en el momento de la ira.

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Introducción a Jeremías 

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