Ezequiel  33 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 33 versitos |
1 Me dirigió la palabra el Señor:
2 Hijo de Adán, habla así a tus compatriotas: Cuando yo lleve la espada contra una población y el vecindario escoja a uno del lugar y lo ponga de centinela;
3 si al divisar la espada que avanza contra la población da la alarma al vecindario a toque de trompeta,
4 el que oyendo el toque de trompeta no se ponga alerta, será responsable de su propia sangre cuando llegue la espada y lo arrebate.
5 Puesto que oyó el toque de trompeta y no se puso alerta, responderá de su propia sangre; si hubiera estado alerta, habría salvado la vida.
6 Pero si el centinela divisa la espada que avanza y no toca la trompeta, y el vecindario no se pone alerta, y llega la espada y arrebata a alguno de ellos, éstos mueren por su culpa, pero al centinela le pediré cuenta de la sangre.
7 A ti, Hijo de Adán, te he puesto de centinela en la Casa de Israel; cuando escuches palabras de mi boca, les darás la alarma de mi parte.
8 Si yo digo al malvado: ¡Malvado, eres reo de muerte!, y tú no hablas poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre;
9 pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, y él no cambia de conducta, él morirá por su culpa y tú salvarás la vida.
10 Y tú, Hijo de Adán, dile a la Casa de Israel: Vosotros discurrís de este modo: Nuestros crímenes y nuestros pecados cargan sobre nosotros y por ellos nos consumimos, ¿podremos seguir con vida?
11 Pues diles: ¡Por mi vida! -oráculo del Señor Dios-, juro que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva. ¡Convertíos, cambiad de conducta, malvados, y no moriréis, Casa de Israel!
12 Y tú, Hijo de Adán, di a tus compatriotas: Al justo no lo salvará su justicia si comete un delito, al malvado no lo condenará su maldad si se convierte de ella. El justo no podrá seguir viviendo a costa de su justicia si peca.
13 Si digo al justo: vivirás, y él, confiado en su justicia, comete un delito, no se tendrá en cuenta su justicia, sino que morirá por el delito que cometió.
14 Si digo al malvado: morirás, y él se convierte de su pecado, practica el derecho y la justicia,
15 devuelve la prenda, restituye el hurto y sigue los preceptos de vida sin incurrir en delito, entonces vivirá y no morirá,
16 no se tendrá en cuenta ningún pecado de los que cometió; por haber practicado el derecho y la justicia vivirá.
17 Replicarán tus compatriotas: No es justo el proceder del Señor, cuando son ellos los que no proceden rectamente.
18 Si se pervierte el justo de su justicia y comete un delito, por él morirá.
19 Si el malvado se convierte de su maldad y practica la justicia y el derecho, por ellos vivirá.
20 ¿Insistís en decir que no es justo el proceder del Señor? A cada uno os juzgaré según vuestra conducta.
21 El año duodécimo de nuestra deportación, el día cinco del mes décimo, se me presentó un evadido de Jerusalén y me dio esta noticia: Han destruido la ciudad.
22 La tarde anterior había venido sobre mí la mano del Señor, y permaneció hasta que el evadido se me presentó por la mañana; entonces se me abrió la boca y no volví a estar mudo.
23 Me dirigió la palabra el Señor:
24 Hijo de Adán, los moradores de aquellas ruinas de la tierra de Israel andan diciendo: Si Abrahán, que era uno solo, se adueñó de la tierra, ¡cuánto más nosotros, que somos muchos, seremos dueños de la tierra!
25 Pues diles: Esto dice el Señor Dios: Vosotros, que coméis en los montes levantando los ojos a vuestros ídolos y derramáis sangre, ¿vais a poseer la tierra?
26 Vosotros, que os apoyáis en vuestras espadas, cometéis abominaciones y profanáis a la mujer del prójimo, ¿vais a poseer la tierra?
27 Diles así: Esto dice el Señor Dios: ¡Por mi vida! Os juro por mi vida que los que estén en las ruinas caerán a espada, a los que estén en descampado los entregaré en pasto a las fieras y los que estén en los fortines y refugios morirán apestados.
28 Convertiré el país en desierto desolado y así terminará su terca soberbia. Quedarán desolados los montes de Israel, sin nadie que los transite.
29 Sabrán que yo soy el Señor cuando convierta el país en desierto desolado, por todas las abominaciones que cometieron.
30 En cuanto a ti, Hijo de Adán, tus paisanos andan murmurando de ti al abrigo de los muros y a la puerta de las casas, diciéndose uno a otro: Vamos a ver qué palabra nos envía el Señor.
31 Acuden a ti en tropel y mi pueblo se sienta delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las practican; con la boca dicen lisonjas, pero su ánimo anda tras el negocio.
32 Eres para ellos coplero de amoríos, de bonita voz y buen tañedor. Escuchan tus palabras, pero no las practican.
33 Pero cuando se cumplan, y están para cumplirse, se darán cuenta de que tenían un profeta en medio de ellos.

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Introducción a Ezequiel 

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