Ezequiel  7 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 27 versitos |
1 Me dirigió la palabra el Señor:
2 Tú, Hijo de Adán, anuncia: Esto dice el Señor Dios a la tierra de Israel: ¡El fin, llega el fin a los cuatro extremos del orbe!
3 Ya te llega el fin: lanzaré mi ira contra ti, te juzgaré como mereces y pagarás tus abominaciones.
4 No me apiadaré ni te perdonaré: te daré la paga que mereces, te quedarás con tus abominaciones, y sabréis que yo soy el Señor.
5 Esto dice el Señor Dios: Se avecina desgracia tras desgracia:
6 el fin llega, llega el fin, te acecha, está llegando.
7 Te toca el turno, habitante de la tierra: llega el momento, el día se aproxima sin dilación y sin tardanza.
8 Pronto derramaré mi cólera sobre ti y en ti agotaré mi ira; te juzgaré como mereces y pagarás tus abominaciones.
9 No me apiadaré ni te perdonaré, te daré la paga que mereces, te quedarás con tus abominaciones, y sabréis que yo soy el Señor que castiga.
10 Ahí está el día, está llegando, te toca el turno: Florece la injusticia, madura la insolencia,
11 triunfa la violencia, el cetro del malvado. Sin dilación y sin tardanza,
12 llega el momento, el día se avecina; el comprador, que no se alegre; el vendedor, que no esté triste, porque a todos los alcanza el incendio.
13 Porque el vendedor no recobrará lo vendido ni el comprador retendrá lo comprado, porque a todos los alcanza el incendio.
14 Tocan la trompeta, preparan las armas, pero nadie acude a la batalla, porque a todos los alcanza mi incendio.
15 La espada en la calle, en casa la peste y el hambre: el que está en descampado muere a espada, al que está en la ciudad lo devoran el hambre y la peste.
16 Los que escapan huyendo a las montañas, gimiendo como palomas, morirán todos ellos, cada cual por su culpa.
17 Todos los brazos desfallecen y todas las rodillas se aflojan;
18 se visten sayal, se cubren de espanto; todos los rostros, consternados; todas las cabezas, rapadas.
19 Tirarán a la calle la plata, tendrán el oro por inmundicia; ni su oro ni su plata podrán salvarlos el día de la ira del Señor, porque fueron su tropiezo y pecado. No les quitarán el hambre ni les llenarán el vientre.
20 Estaban orgullosos de sus espléndidas alhajas: con ellas fabricaron estatuas de sus ídolos abominables, pero yo se los convertiré en inmundicia.
21 Se lo daré como botín a bárbaros, como presa a los criminales de la tierra, y lo profanarán.
22 Apartaré de ellos mi rostro y profanarán mi tesoro: invadirán la ciudad bandoleros que la profanarán.
23 Prepara grilletes, que el país está lleno de crímenes, la ciudad está llena de violencias.
24 Traeré a los pueblos más feroces para que se adueñen de sus casas; pondré fin a su terca soberbia y serán profanados sus santuarios.
25 Cuando llegue el pánico, buscarán paz, y no la habrá.
26 Vendrá desastre tras desastre y alarma tras alarma; pedirán visiones al profeta, fracasarán las instrucciones del sacerdote y las propuestas de los concejales.
27 El rey hará duelo, los nobles se vestirán de espanto, a los terratenientes les temblarán las manos; los trataré como merecen, los juzgaré con su misma justicia, y sabrán que yo soy el Señor.

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Introducción a Ezequiel 

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