1 Estaba yo en paz en mi casa, con buena salud en mi palacio, |
2 cuando tuve un sueño que me asustó y las fantasías de mi mente me turbaron. |
3 Mandé que se presentaran todos los sabios de Babilonia para explicarme el sentido del sueño. |
4 Acudieron los magos, astrólogos, agoreros y adivinos; les conté mi sueño, pero no supieron explicarme su sentido. |
5 Después se presentó Daniel, llamado Belsazar en honor de mi dios, hombre dotado de espíritu profético, y le conté mi sueño: |
6 Belsazar, jefe de los magos, sé que posees espíritu profético y que no se te resiste ningún secreto; te contaré mi sueño y tú me lo explicarás. |
7 Estando yo acostado tuve esta visión: Vi un árbol gigantesco en medio del orbe: |
8 el árbol se hacía corpulento, su copa tocaba el cielo, se le veía desde los cabos de la tierra. |
9 Su follaje era hermoso, de sus frutos copiosos se alimentaban todos, bajo él se guarecían las fieras agrestes y en su ramaje anidaban las aves del cielo; sustentaba a todos los vivientes. |
10 Estando yo acostado tuve esta visión: Vi bajar del cielo un Guardián Sagrado |
11 que gritó con voz fuerte: Derribad el árbol, tronchad su ramaje, arrancadle el follaje, esparcid sus frutos; que huyan de su sombra las fieras y las aves de su ramaje. |
12 Dejad en tierra sólo el tocón con las raíces. Encadenado con hierro y bronce pacerá la hierba; mojado de relente, compartirá con las fieras los pastos del suelo. |
13 Perderá el instinto de hombre y adquirirá instintos de fiera, y pasará en ese estado siete años. |
14 Lo han decretado los Guardianes, lo han anunciado los Santos, para que todos los vivientes reconozcan que el Altísimo es dueño de los reinos humanos, que da el reino a quien quiere y pone al más humilde en el trono. |
15 Éste es el sueño que he visto, yo, el rey Nabucodonosor; tú, Belsazar, explícame su sentido, porque ningún sabio ha sido capaz de hacerlo, mientras que tú posees espíritu profético. |
16 Por un rato, Daniel, llamado Belsazar, quedó perplejo, turbado por sus pensamientos. El rey le dijo: Belsazar, no te asustes de mi sueño o de su sentido. Belsazar replicó: Señor, vaya el sueño por tus enemigos y su interpretación por tus rivales. |
17 El árbol gigantesco que viste, cuya copa tocaba el cielo y se veía hasta los cabos de la tierra, |
18 de hermoso follaje y frutos copiosos que sustentaban a todos, a cuya sombra habitaban las fieras agrestes y en cuyo ramaje anidaban las aves del cielo, |
19 eres tú mismo, majestad; porque tu poder es inmenso, tu dominio alcanza hasta el cielo y tu imperio se extiende hasta los cabos de la tierra. |
20 El Guardián Sagrado que viste bajar del cielo y que dijo: Derribad el árbol, destrozadlo dejando sólo su tocón y sus raíces en tierra; encadenado con bronce pacerá la hierba, mojado de relente compartirá con las fieras la hierba del suelo y pasará en ese estado siete años, significa lo siguiente: |
21 Es el decreto del Altísimo pronunciado contra el rey, mi señor. |
22 Te apartarán de los hombres, vivirás con las fieras, pacerás hierba como los toros, te mojará el relente, y así pasarás siete años; hasta que reconozcas que el Altísimo es dueño de los reinos humanos y da el poder a quien quiere. |
23 Mandaron dejar el tocón con las raíces porque volverás a reinar cuando reconozcas que Dios es soberano. |
24 Por tanto, majestad, acepta mi consejo: expía tus pecados con limosnas, tus delitos socorriendo a los pobres, para que dure tu tranquilidad. |
25 Todo esto le sucedió al rey Nabucodonosor. |
26 Al cabo de doce meses, paseando por su palacio de Babilonia, |
27 dijo: Ésta es Babilonia la magnífica, que yo he construido como capital de mi reino, en un alarde de poder y para honrar mi majestad. |
28 No había acabado de hablar, cuando se oyó una voz en el cielo: |
29 ¡Contigo hablo, rey Nabucodonosor! Has perdido el reino, te apartarán de los hombres, vivirás en compañía de las fieras paciendo hierba como los toros, te mojará el relente, y así pasarás siete años, hasta que reconozcas que el Altísimo es dueño de los reinos humanos y da el poder a quien quiere. |
30 Inmediatamente ejecutaron la sentencia contra Nabucodonosor, lo alejaron de los hombres, pació hierba como los toros, lo mojó el relente, le crecieron plumas de buitre y garras de ave rapaz. |
31 Pasado el tiempo, yo, Nabucodonosor, alcé los ojos al cielo, recobré la razón, bendije al Altísimo, alabé al que vive siempre: |
32 Su reino es eterno, su imperio dura de edad en edad; no cuentan los que habitan la tierra, y trata como quiere al ejército del cielo; nadie puede atentar contra él ni exigirle cuentas de lo que hace. |
33 En aquel momento recobré la razón, recobré los honores y la dignidad real, mis consejeros y nobles acudieron a mí, volví a ocupar el trono y creció mi poder incomparable. |
34 Y ahora yo, Nabucodonosor, alabo y ensalzo y glorifico al Rey del cielo, porque sus obras son justas y rectos sus caminos; al que procede con arrogancia lo humilla. |