Jonás 4 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 11 versitos |
1 Jonás sintió un disgusto enorme. Irritado,
2 rezó al Señor en estos términos: ¡Ah, Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi tierra! Por algo me adelanté a huir a Tarsis; porque sé que eres un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso, que te arrepientes de las amenazas.
3 Pues bien, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir.
4 Respondió el Señor: ¿Y vale irritarse?
5 Jonás había salido de la ciudad y se había instalado a levante; allí se había hecho una choza, y estaba sentado a la sombra esperando el destino de la ciudad.
6 Entonces el Señor Dios hizo crecer una planta de ricino hasta sobrepasar a Jonás, para que le diese sombra en la cabeza y lo librase de una insolación. Jonás estaba encantado con aquel ricino.
7 Entonces Dios envió un gusano al amanecer el día siguiente, el cual dañó el ricino, que se secó.
8 Y cuando el sol apretaba, envió Dios un viento solano bochornoso; el sol abrasaba la cabeza de Jonás y lo hacía desfallecer. Jonás se deseó la muerte y dijo: Más vale morir que vivir.
9 Respondió Dios a Jonás: ¿Y vale irritarse por lo del ricino? Contestó: ¡Vaya si vale! Y mortalmente.
10 El Señor le replicó: Tú te apiadas de un ricino que no te ha costado cultivar, que una noche brota y otra perece,
11 ¿y yo no voy a apiadarme de Nínive, la gran metrópoli, que habitan más de ciento veinte mil hombres que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimo ganado?

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Introducción a Jonás

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