Miqueas 3 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 12 versitos |
1 Pero yo digo: Escuchadme, jefes de Jacob, príncipes de Israel:
2 ¿No os toca a vosotros ocuparos del derecho, vosotros que odiáis el bien y amáis el mal? Arrancáis la piel del cuerpo, la carne de los huesos,
3 os coméis la carne de mi pueblo, lo despellejáis, le rompéis los huesos, lo cortáis como carne para la olla o el puchero.
4 Pero cuando griten al Señor, no les responderá, les ocultará el rostro entonces por sus malas acciones.
5 Así dice el Señor a los profetas que extravían a mi pueblo: Cuando tienen algo que morder, anuncian paz, y declaran una guerra santa a quien no les llena la boca.
6 Por eso llegará una noche sin visión, oscuridad sin oráculo; se pondrá el sol para los profetas oscureciendo el día;
7 los videntes avergonzados, los adivinos sonrojados se taparán la barba, porque Dios no responde.
8 Yo, en cambio, estoy lleno de valor, de Espíritu del Señor, de justicia, de fortaleza, para denunciar sus crímenes a Jacob, sus pecados a Israel.
9 Escuchadme, jefes de Jacob, príncipes de Israel: vosotros que detestáis la justicia y torcéis el derecho,
10 edificáis con sangre a Sión, a Jerusalén con crímenes.
11 Sus jueces juzgan por soborno, sus sacerdotes predican a sueldo, sus profetas adivinan por dinero; y encima se apoyan en el Señor diciendo: ¿No está el Señor en medio de nosotros? No nos sucederá nada malo.
12 Pero por vuestra culpa Sión será un campo arado, Jerusalén será una ruina, el monte del templo, un cerro de breñas.

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Introducción a Miqueas

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