Marcos 3 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 35 versitos |
1 Entró otra vez en la sinagoga, estaba allí un hombre que tenía la mano paralizada.
2 Algunos lo vigilaban para ver si lo sanaba en sábado, y así acusarlo.
3 Dijo Jesús al hombre de la mano paralizada: Levántate y ponte en medio.
4 Y les preguntó a ellos: ¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte? Ellos callaban.
5 Entonces los miró indignado, aunque dolorido por su obstinación y dijo al hombre: Extiende la mano. El hombre la extendió y su mano quedó sanada.
6 Los fariseos salieron inmediatamente y deliberaron con los herodianos cómo acabar con él.
7 Jesús se retiró con sus discípulos junto al lago. [Le seguía una gran multitud desde Galilea, Judea,
8 Jerusalén, Idumea, Transjordania y del territorio de Tiro y Sidón. Una gran multitud que al oír lo que hacía, acudía a él.
9 Entonces dijo a sus discípulos que le tuvieran preparada una barca, para que el gentío no lo apretujara.
10 Ya que, como sanaba a muchos, los que sufrían achaques se le echaban encima para tocarlo.
11 Los espíritus inmundos al verlo caían a sus pies gritando: ¡Tú eres el Hijo de Dios!
12 Pero él los reprendía severamente para que no lo descubrieran.
13 Subió a la montaña, fue llamando a los que él quiso y se fueron con él.
14 Nombró a doce [a quienes llamó apóstoles para que convivieran con él y para enviarlos a predicar
15 con poder para expulsar demonios.
16 [Nombró, pues, a los Doce . A Simón lo llamó Pedro;
17 a Santiago de Zebedeo y a su hermano Juan, a quienes llamó Boanerges, que significa: Hijos del trueno;
18 a Andrés y Felipe; a Bartolomé y Mateo; a Tomás, Santiago de Alfeo y Tadeo; a Simón el zelota
19 y a Judas Iscariote, el que incluso le traicionó.
20 Entró en casa, y se reunió tal gentío que no podían ni comer.
21 Sus familiares, que lo oyeron, salieron a calmarlo, porque decían que estaba fuera de sí.
22 Los letrados que habían bajado de Jerusalén decían: Lleva dentro a Belcebú y expulsa los demonios con el poder del jefe de los demonios.
23 Él los llamó y por medio de comparaciones les explicó: ¿Cómo puede Satanás expulsarse a sí mismo?
24 Un reino dividido internamente no puede sostenerse.
25 Una casa dividida internamente tampoco.
26 Si Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede mantenerse en pie, más bien perece.
27 Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse su ajuar si primero no lo ata. Sólo así, podrá saquear, luego, la casa.
28 Os aseguro que a los hombres se les pueden perdonar todos los pecados y las blasfemias que pronuncien.
29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene perdón jamás, antes es reo de un delito eterno.
30 Jesús dijo esto porque ellos decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
31 Llegaron su madre y sus hermanos, se detuvieron fuera y lo mandaron llamar.
32 La gente estaba sentada en torno a él y le dijeron: Mira, tu madre y tus hermanos [y hermanas están fuera y te buscan.
33 Él les respondió: ¿Quién es mi madre y [mis hermanos?
34 Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él, dijo: Mirad, éstos son mi madre y mis hermanos.
35 [Porque el que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

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