Lucas 13 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 35 versitos |
1 En aquella ocasión se presentaron algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios.
2 Él contestó: ¿Pensáis que aquellos galileos, dado que sufrieron aquello, eran más pecadores que los demás galileos?
3 Os digo que no; pero si no os arrepentís, acabaréis como ellos.
4 O aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén?
5 Os digo que no; pero si no os arrepentís acabaréis como ellos.
6 Y les propuso la siguiente parábola: Un hombre tenía una higuera plantada en su huerto. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.
7 Dijo al hortelano: Llevo tres años viniendo a buscar fruta en esta higuera y no la hallo. Córtala, que encima está esquilmando el terreno.
8 Él le contestó: Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré,
9 a ver si da fruto. Si no, la cortas el año que viene.
10 Un sábado estaba enseñando en una sinagoga,
11 cuando se presentó una mujer que llevaba dieciocho años padeciendo por un espíritu. Andaba encorvada, sin poder enderezarse completamente.
12 Jesús, al verla, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
13 Le impuso las manos y al punto se enderezó y daba gloria a Dios.
14 El jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había sanado en sábado, intervino para decir a la gente: Hay seis días en que se debe trabajar: Venid esos días a sanaros y no en sábado.
15 El Señor le respondió: ¡Hipócritas! ¿No suelta cualquiera de vosotros al buey o al asno del pesebre para llevarlo a beber, aunque sea sábado?
16 Y a esta hija de Abrahán, a quien Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarle las ataduras en sábado?
17 Cuando decía esto, sus adversarios se sentían confundidos, mientras que la gente se alegraba de las maravillas que realizaba.
18 Les decía: ¿A qué se parece el reinado de Dios? ¿Con qué lo compararé?
19 Se parece a una semilla de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y las aves anidan en sus ramas.
20 Añadió: ¿A qué compararé el reinado de Dios?
21 Se parece a la levadura que una mujer toma y mezcla con tres medidas de masa, hasta que todo fermenta.
22 Camino de Jerusalén, Jesús recorría ciudades y aldeas enseñando.
23 Uno le preguntó: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Les contestó:
24 Pelead para entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentarán y no podrán.
25 Apenas se levante el amo de casa y cierre la puerta, os pondréis por fuera a golpear la puerta diciendo: Señor, ábrenos. Él os contestará: No sé de dónde sois.
26 Entonces diréis: Contigo comidos y bebimos, en nuestras calles enseñaste.
27 Él responderá: Os digo que no sé de dónde sois. Apartaos de mí, malhechores.
28 Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reinado de Dios, mientras vosotros sois expulsados.
29 Vendrán de oriente y occidente, del norte y el sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
30 Mirad, hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.
31 En aquel momento se acercaron unos fariseos a decirle: Sal y retírate de aquí, porque Herodes intenta matarte.
32 Jesús les contestó: Id a decir a ese raposo: mira, hoy y mañana expulso demonios y realizo sanaciones; pasado mañana terminaré.
33 Con todo, hoy y mañana y pasado tengo que seguir mi viaje, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
34 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los enviados, cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a la pollada bajo sus alas; y os resististeis!
35 Pues bien, vuestra casa quedará desierta. Os digo que no me veréis hasta [el momento en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

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Introducción a Lucas

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