I Corintios 8 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 13 versitos |
1 Sobre la carne inmolada a los ídolos, es cosa sabida que todos tenemos conocimiento. Pero el conocimiento infla mientras que el amor edifica.
2 Si alguien cree conocer algo, aún no lo conoce como se debe conocer.
3 En cambio, si uno ama a Dios, es conocido por Dios.
4 En cuanto a comer carne sacrificada a los ídolos, sabemos que no existen los ídolos del mundo, que Dios es uno solo.
5 Aunque existiesen en el cielo o en la tierra los llamados dioses, y hay muchos dioses y señores de ésos,
6 para nosotros existe un solo Dios, el Padre, que es principio de todo y fin nuestro, y existe un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe y también nosotros.
7 Pero no todos poseen este conocimiento. Algunos, acostumbrados a la idolatría, comen la carne como realmente sacrificada a los ídolos, y su conciencia débil se contamina.
8 No es la comida lo que nos acerca a Dios: nada perdemos si no comemos, nada ganamos si comemos.
9 No obstante, tened cuidado para que esa libertad vuestra no sea tropiezo para los débiles.
10 Pues si uno te ve a ti, que tienes conocimiento, recostado en un templo idolátrico, ¿no se animará su conciencia débil a comer carne sacrificada a los ídolos?
11 Y así por tu conocimiento se pierde el débil, un hermano por quien el Mesías murió.
12 De ese modo, pecando contra los hermanos y sacudiendo su conciencia débil, pecáis contra el Mesías.
13 En conclusión, si un alimento escandaliza a mi hermano, no comeré jamás carne, para no escandalizar al hermano.

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Introducción a I Corintios

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