Deuteronomio  1 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 46 versitos |
1 Palabras que dijo Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, es decir, en el desierto o estepa que hay frente a Espadaña, entre Farán a un lado y Tofel, Labán, Jaserot y Dizahab al otro lado;
2 son once jornadas desde el Horeb hasta Cades Barne, pasando por la sierra de Seír.
3 Era el día primero del undécimo mes del año cuarenta cuando Moisés se dirigió a los israelitas por encargo del Señor.
4 O sea, después de la derrota de Sijón, rey amorreo que residía en Jesbón, y de Og, rey de Basán, que residía en Astarot, en Edrey.
5 Allende el Jordán, en territorio moabita, Moisés comenzó a inculcar esta ley, diciendo así:
6 El Señor nuestro Dios nos dijo en el Horeb: Basta ya de vivir en estas montañas.
7 Poneos en camino y dirigíos a las montañas amorreas y a las poblaciones vecinas de la estepa, la sierra, la Sefela, el Negueb y la costa. O sea, el territorio cananeo, el Líbano y hasta el río grande, el Éufrates.
8 Mira, ahí delante te he puesto la tierra; entra a tomar posesión de la tierra que el Señor prometió darles a vuestros padres, y después a su descendencia.
9 Entonces yo os dije: Yo solo no doy abasto con vosotros,
10 porque el Señor, vuestro Dios, os ha multiplicado y hoy son más numerosos que las estrellas del cielo.
11 Que el Señor, vuestro Dios, os haga crecer mil veces más, bendiciéndoos como os ha prometido;
12 pero, ¿cómo voy a soportar yo solo vuestra carga, vuestros asuntos y pleitos?
13 Elegid de cada tribu algunos hombres hábiles, prudentes y expertos, y yo los nombraré jefes vuestros.
14 Me contestasteis que os parecía bien la propuesta.
15 Entonces yo tomé algunos hombres hábiles y expertos y los nombré jefes vuestros: para cada tribu jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y además designé alguaciles.
16 Y di a vuestros jueces las siguientes normas: Escuchad y resolved según justicia los pleitos de vuestros hermanos, entre sí o con inmigrantes.
17 No seáis parciales en la sentencia, oíd por igual a pequeños y grandes; no os dejéis intimidar por nadie, que la sentencia es de Dios. Si una causa os resulta demasiado ardua, pasádmela y yo la resolveré.
18 En la misma ocasión os mandé todo lo que teníais que hacer.
19 Así pues, dejamos el Horeb y nos encaminamos a las montañas amorreas, atravesando aquel inmenso y terrible desierto que vosotros habéis visto, y cumpliendo las órdenes del Señor llegamos a Cades Barne.
20 Entonces os dije: Habéis llegado a las montañas amorreas que el Señor, nuestro Dios, va a darnos.
21 Mira, el Señor, tu Dios, te ha puesto delante esa tierra. Sube y toma posesión, pues te la ha prometido el Dios de tus padres. No temas ni te acobardes.
22 Pero vosotros acudisteis a mí en masa y me propusisteis: Vamos a enviar por delante algunos que examinen la tierra y nos informen del camino que hemos de seguir y de las ciudades donde hemos de entrar.
23 Yo aprobé la propuesta, y escogí entre vosotros doce hombres, uno por tribu.
24 Ellos partieron, subieron a la montaña, llegaron a Najal Escol y exploraron la zona,
25 tomaron muestras de los frutos del país, bajaron y nos informaron: Es buena la tierra que el Señor, nuestro Dios, va a darnos.
26 Pero vosotros, rebelándoos contra la orden del Señor, vuestro Dios, os negasteis a subir.
27 Y os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas: Porque el Señor nos odia nos ha sacado de Egipto, para entregarnos a los amorreos y destruirnos.
28 ¡A dónde vamos a subir! Nuestros hermanos nos han acobardado con sus palabras, que la gente es más fuerte y corpulenta que nosotros, que las ciudades son enormes y sus fortificaciones más altas que el cielo, que hasta han visto anaquitas allí.
29 Yo os decía: No os aterroricéis, no les tengáis miedo.
30 El Señor, vuestro Dios, que va delante, luchará por vosotros, como ya lo hizo contra los egipcios, ante vuestros ojos.
31 Y en el desierto ya has visto que el Señor, tu Dios, te ha llevado como a un hijo por todo el camino hasta llegar aquí.
32 Pero ni por ésas creísteis al Señor, vuestro Dios, que había ido por delante buscándoos lugar donde acampar,
33 de noche os marcaba el camino con un fuego; de día, con una nube.
34 El Señor, al oír lo que decíais, se irritó y juró:
35 Ni uno solo de estos hombres, de esta generación malvada, verá esa tierra buena que juré dar a vuestros padres.
36 Exceptúo a Caleb, hijo de Jefoné; él la verá, a él y a sus hijos le daré la tierra que pise, por haber seguido plenamente al Señor.
37 También contra mí se irritó el Señor, por culpa vuestra, y me dijo: Tampoco tú entrarás allí.
38 Josué, hijo de Nun, que está a tu servicio, es quien entrará allí. Confírmalo, porque él ha de repartir la heredad a Israel.
39 Vuestros chiquillos, que creíais ya botín del enemigo; vuestros niños, que aún no distinguen el bien del mal, entrarán allí, a ellos se la daré en posesión.
40 Vosotros dad la vuelta, id al desierto en dirección al 41.Rojo.
41 Entonces vosotros me contestasteis: Hemos pecado contra el Señor. Vamos a subir a pelear, como nos había ordenado el Señor, nuestro Dios. Y os ceñisteis todas las armas, como si fuera cosa fácil subir a la montaña.
42 Pero el Señor me dijo: Diles que no suban a pelear, porque no estoy con ellos y el enemigo los derrotará.
43 Os lo dije y no me hicisteis caso, os rebelasteis contra la orden del Señor y subisteis temerariamente a la montaña.
44 Los amorreos que habitaban allí hicieron una salida contra vosotros, os persiguieron como abejas y os derrotaron en Jormá de Seír.
45 Volvisteis llorando al Señor, pero el Señor no os escuchó ni os atendió.
46 Por eso os quedasteis tanto tiempo viviendo en Cades.

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