Deuteronomio  15 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 23 versitos |
1 Cada siete años harás la remisión.
2 Así dice la ley sobre la remisión: Todo acreedor condonará la deuda del préstamo hecho a su prójimo; no apremiará a su prójimo, porque ha sido proclamada la remisión del Señor.
3 Podrás apremiar al extranjero, pero lo que hayas prestado a tu hermano lo condonarás.
4 Es verdad que no habrá pobres entre los tuyos, porque te bendecirá el Señor, tu Dios, en la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte para que la poseas en heredad,
5 a condición de que obedezcas al Señor, tu Dios, poniendo por obra este precepto íntegro que yo te mando hoy.
6 El Señor, tu Dios, te bendecirá como te ha dicho: tú prestarás a muchos pueblos y no pedirás prestado, dominarás a muchos pueblos y no serás dominado.
7 Si hay entre los tuyos un pobre, un hermano tuyo, en una ciudad tuya, en esa tierra tuya que va a darte el Señor, tu Dios, no endurezcas el corazón ni cierres la mano a tu hermano pobre.
8 Ábrele la mano y préstale a la medida de su necesidad.
9 Cuidado, no se te ocurra este pensamiento rastrero: Está cerca el año séptimo, año de remisión, y seas tacaño con tu hermano pobre y no le des nada, porque apelará al Señor contra ti, y resultarás culpable.
10 Dale, y no de mala gana, pues por esa acción bendecirá el Señor, tu Dios, todas tus obras y todas tus empresas.
11 Nunca dejará de haber pobres en la tierra; por eso yo te mando: Abre tu mano al pobre, al hermano necesitado que vive en tu tierra.
12 Si se te vende tu hermano, hebreo o hebrea, te servirá seis años, y al séptimo lo dejarás ir en libertad.
13 Cuando lo dejes irse en libertad, no lo despidas con las manos vacías:
14 cárgalo de regalos de tu ganado, de tu era y tu lagar, y le darás según te haya bendecido el Señor, tu Dios.
15 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te redimió; por eso yo te impongo hoy esta ley.
16 Pero si él te dice: No quiero marcharme, porque me he encariñado contigo y con tu casa porque le iba bien contigo ,
17 coge un punzón, clávale la oreja a la puerta y será tu esclavo para siempre, y lo mismo harás con tu esclava.
18 No te parezca muy duro dejarlo irse en libertad; el haberte servido seis años equivale al salario de un jornalero, y además el Señor, tu Dios, bendecirá cuanto hagas.
19 Todo primogénito macho que te nazca de tus reses y ovejas lo consagrarás al Señor, tu Dios. No trabajarás con el primogénito de tus vacas ni esquilarás el primogénito de tus ovejas.
20 Te lo comerás cada año con tu familia en presencia del Señor, tu Dios, en el lugar que se elija el Señor.
21 Si tiene algún defecto cojo o ciego o cualquier otro defecto , no lo sacrificarás al Señor, tu Dios.
22 Puedes comerlo en tu ciudad en estado de pureza o de impureza, como si fuese gacela o ciervo.
23 Pero la sangre no la comerás, la derramarás por tierra, como el agua.

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Introducción a Deuteronomio 

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