Colosenses 1 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 29 versitos |
1 De Pablo, apóstol del Mesías Jesús por voluntad de Dios, y del hermano Timoteo
2 a los consagrados de Colosas, creyentes y hermanos en el Mesías: Gracia y paz a vosotros de parte de Dios nuestro Padre.
3 Siempre que rezamos por vosotros damos gracias al Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo,
4 porque estamos informados de vuestra fe en el Mesías Jesús y del amor que tenéis a todos los consagrados,
5 fruto de la esperanza que os está reservada en el cielo, de la cual habíais oído hablar cuando os llegó el mensaje verdadero de la Buena Noticia;
6 el cual está fructificando y creciendo en todo el mundo, lo mismo que entre vosotros, desde el día en que oísteis hablar y conocisteis de veras el favor de Dios.
7 Así lo aprendisteis de Epafras, mi querido compañero, fiel ministro del Mesías a vuestro servicio.
8 Él me ha informado del amor que os inspira el Espíritu.
9 Por eso nosotros, desde que nos enteramos, no cesamos de orar por vosotros, pidiendo: Que os colméis del conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual.
10 Que procedáis como el Señor merece, agradándole en todo, dando fruto de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios.
11 Que os fortalezcáis del todo según la fuerza de su gloria, de modo que soportéis todo con magnanimidad.
12 Que con alegría deis gracias al Padre que os capacitó para compartir la suerte de los consagrados en el reino de la luz;
13 que os arrancó del poder de las tinieblas y os trasladó al reino de su Hijo querido.
14 Por el cual obtenemos el rescate, el perdón de los pecados.
15 Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda la creación,
16 pues por él fue creado todo, en el cielo y en la tierra: lo visible y lo invisible, majestades, señoríos, autoridades y potestades.
17 Todo fue creado por él y para él, él es anterior a todo y todo tiene en él su consistencia.
18 Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. Es el principio, primogénito de los muertos, para ser el primero de todos.
19 En él decidió Dios que residiera la plenitud;
20 que por medio de él todo fuera reconciliado consigo, haciendo las paces por la sangre de la cruz entre las criaturas de la tierra y las del cielo.
21 Vosotros un tiempo estabais alejados, con sentimientos hostiles y acciones perversas;
22 ahora, en cambio, por medio de la muerte de su cuerpo de carne, os han reconciliado y os han presentado ante él: santos, intachables, irreprochables.
23 Con tal de que permanezcáis cimentados y asentados en la fe, sin desplazaros de la esperanza que conocisteis por la Buena Noticia, proclamada en toda la creación bajo el cielo. Yo, Pablo, soy su ministro.
24 Ahora me alegro de padecer por vosotros, y completo lo que falta a los sufrimientos de Cristo en mi cuerpo, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia.
25 Por disposición de Dios he sido nombrado ministro de ella a vuestro servicio, para dar cumplimiento al proyecto de Dios,
26 al secreto escondido por siglos y generaciones y ahora revelado a sus consagrados.
27 A los cuales quiso Dios dar a conocer la espléndida riqueza que significa ese secreto para los paganos: el Mesías para vosotros, esperanza de gloria.
28 Es el que nosotros anunciamos, amonestando y enseñando con toda destreza a cada uno, para presentar a cada uno consumado como cristiano.
29 Para ello trabajo y peleo, con la energía suya que actúa eficazmente en mí.

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Introducción a Colosenses

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