Apocalipsis  21 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 27 versitos |
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva. El primer cielo y la primera tierra han desaparecido, el mar ya no existe.
2 Vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, bajando del cielo, de Dios, preparada como novia que se arregla para el novio.
3 Oí una voz potente que salía del trono: Mira la morada de Dios entre los hombres: morará con ellos; ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos.
4 Les enjugará las lágrimas de los ojos. Ya no habrá muerte ni pena ni llanto ni dolor. Todo lo antiguo ha pasado.
5 El que estaba sentado en el trono dijo: Mira, renuevo el universo. Y añadió: Escribe que estas palabras mías son verdaderas y fidedignas.
6 Y me dijo: Se acabó. Yo [soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al sediento le daré a beber de balde del manantial de la vida.
7 El vencedor heredará todo esto. Yo seré su Dios y él será mi hijo.
8 En cambio, los cobardes y desconfiados, los depravados y asesinos, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y embusteros de toda clase tendrán su lote en el foso de fuego y azufre ardiente que es la muerte segunda .
9 Se acercó uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las últimas plagas y me habló así: Ven, que te enseño la novia, la esposa del Cordero.
10 Me trasladó en éxtasis a una montaña grande y elevada y me mostró la Ciudad Santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, de Dios,
11 resplandeciente con la gloria de Dios. Brillaba como piedra preciosa, como jaspe cristalino.
12 Tenía una muralla grande y alta, con doce puertas y doce ángeles en las puertas, y grabados [los nombres de las doce tribus de Israel.
13 A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, a occidente tres puertas.
14 La muralla de la ciudad tiene doce piedras de cimiento, que llevan los nombres de los doce apóstoles del Cordero.
15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir de oro, para medir la ciudad y las puertas y la muralla.
16 La ciudad tiene un trazado cuadrangular, igual de ancho que de largo.
17 Midió con la caña la ciudad: doce mil estadios: igual en longitud, anchura y altura. Midió la muralla: ciento cuarenta y cuatro codos, en la medida humana que usaba el ángel.
18 El aparejo de la muralla era de jaspe, la ciudad de oro puro, límpido como cristal.
19 Los cimientos de la muralla de la ciudad están adornados con piedras preciosas. El primer cimiento de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de calcedonia, el cuarto de esmeralda,
20 el quinto de ónice, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisopraso, el undécimo de turquesa, el duodécimo de amatista.
21 Las doce puertas son doce perlas, cada puerta una sola perla. Las calles de la ciudad pavimentadas de oro puro, límpido como cristal.
22 No vi en ella templo alguno, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo.
23 La ciudad no necesita que la ilumine el sol ni la luna, porque la ilumina la gloria de Dios, y su lámpara es el Cordero.
24 A su luz caminarán las naciones, y los reyes del mundo le llevarán sus riquezas.
25 Sus puertas no se cerrarán de día. Noche no habrá allí.
26 Le traerán la riqueza y el fasto de las naciones.
27 No entrará en ella nada profano, ni depravados ni mentirosos; sólo entrarán los inscritos en el libro de la vida del Cordero.

Patrocinio

 
 

Introducción a Apocalipsis 

No hay comentario

Fuente:

Patrocinio

Notas

No hay notas