I Samuel 22 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 23 versitos |
1 David marchó de allí a esconderse en el refugio de Adulán. Cuando se enteraron sus parientes y toda su familia, fueron allá.
2 Se le juntaron unos cuatrocientos hombres, gente en apuros o llena de deudas o desesperados de la vida. David fue su jefe.
3 De allí marchó a Mispá, de Moab, y dijo al rey de Moab: Permite a mis padres vivir entre vosotros, hasta que vea qué quiere Dios de mí.
4 Se los presentó al rey de Moab, y se quedaron allí todo el tiempo que David estuvo en el refugio.
5 El profeta Gad dijo a David: No sigas en el refugio, métete en tierra de Judá. Entonces David marchó y se metió en la espesura de Járet.
6 Saúl estaba en Guibeá, sentado bajo el tamarindo, en el alto, con la lanza en la mano, rodeado de toda su corte, cuando llegó la noticia de que habían sido vistos David y su gente.
7 Entonces habló Saúl a sus ministros que estaban en pie junto a él: Oíd, benjaminitas: Por lo visto también a vosotros el hijo de Jesé os va a repartir campos y viñas y os va a nombrar jefes y oficiales de su ejército,
8 porque todos estáis conspirando contra mí, nadie me informa del pacto de mi hijo con el hijo de Jesé, nadie siente pena por mí ni me descubre que mi hijo ha puesto en contra mía a mi ayudante para que me tienda emboscadas, como está pasando ahora.
9 Doeg, el edomita, mayoral de los pastores de Saúl, respondió: Yo vi al hijo de Jesé llegar a Nob, donde Ajimélec, hijo de Ajitob.
10 Consultó al Señor por él, le dio provisiones, y además la espada de Goliat, el filisteo.
11 El rey mandó llamar al sacerdote Ajimélec, hijo de Ajitob, a toda su familia, sacerdotes de Nob. Se presentaron todos ante el rey,
12 y éste les dijo: Escucha, hijo de Ajitob. Respondió: Aquí me tienes, señor.
13 Saúl preguntó: ¿Por qué habéis conspirado contra mí tú y el hijo de Jesé? Le has dado comida y una espada, y has consultado a Dios por él para que me aceche, como está pasando ahora.
14 Ajimélec respondió: ¿Y qué siervo tenías tan de confianza como David, yerno del rey, jefe de tu guardia y tratado con honor en tu palacio?
15 ¡Ni que fuera hoy la primera vez que consulto a Dios por él! ¡Líbreme Dios! No mezcle el rey en este asunto a este servidor y a su familia, que tu servidor no sabía ni poco ni mucho de ese asunto.
16 Pero el rey replicó: Morirás sin remedio, Ajimélec, tú y toda tu familia.
17 Y luego dijo a los de su escolta: Acercaos y matad a los sacerdotes del Señor, porque se han puesto de parte de David, y sabiendo que huía no lo denunciaron. Pero los guardias no quisieron mover la mano para herir a los sacerdotes del Señor.
18 Entonces Saúl ordenó a Doeg: Acércate tú y mátalos. Doeg, el edomita, se acercó y los mató. Aquel día murieron ochenta y cinco hombres de los que llevan efod de lino.
19 En Nob, el pueblo de los sacerdotes, pasó a cuchillo a hombres y mujeres, chiquillos y niños de pecho, bueyes, asnos y ovejas.
20 Un hijo de Ajimélec, hijo de Ajitob, llamado Abiatar, se escapó. Llegó huyendo detrás de David
21 y le contó que Saúl había asesinado a los sacerdotes del Señor.
22 David le dijo: Ya me di cuenta yo aquel día de que Doeg, el edomita, estaba allí presente y que avisaría a Saúl. ¡Me siento culpable de la muerte de tus familiares!
23 Quédate conmigo, no temas; que el que intente matarte a ti intenta matarme a mí; conmigo estarás bien defendido.

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Introducción a I Samuel

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