I Samuel 28 Biblia del Peregrino (Luis Alonso Schökel, 1993) | 25 versitos |
1 Por entonces los filisteos concentraron sus tropas para salir a la guerra contra Israel. Aquís dijo a David: Te comunico que tú y tus hombres tenéis que ir conmigo al frente.
2 David le respondió: De acuerdo. Verás cómo se porta un vasallo tuyo. Aquís le dijo: Muy bien. Te nombro como mi guardia personal para siempre.
3 Samuel había muerto; todo Israel asistió a los funerales, y lo habían enterrado en Ramá, su pueblo. Por otra parte, Saúl había desterrado a nigromantes y adivinos.
4 Los filisteos se concentraron y fueron a acampar en Sunán. Saúl concentró a todo Israel y acamparon en Gelboé.
5 Pero al ver el campamento filisteo, Saúl temió y se echó a temblar.
6 Consultó al Señor, pero el Señor no le respondió, ni por sueños, ni por suertes, ni por profetas.
7 Entonces Saúl dijo a sus ministros: Buscadme una nigromante para ir a consultarla. Le dijeron: Precisamente hay una en Endor.
8 Saúl se disfrazó con ropa ajena; marchó con dos hombres, llegaron de noche donde la mujer y le dijo: Adivíname el porvenir evocando a los muertos y haz que se me aparezca el que yo te diga.
9 La mujer le dijo: Ya sabes lo que ha hecho Saúl, que ha desterrado a nigromantes y adivinos. ¿Por qué me armas una trampa para luego matarme?
10 Pero Saúl le juró por el Señor: ¡Vive Dios, no te castigarán por esto!
11 Entonces la mujer preguntó: ¿Quién quieres que se te aparezca? Saúl dijo: Evócame a Samuel.
12 Cuando la mujer vio aparecer a Samuel, lanzó un grito y dijo a Saúl: ¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!
13 El rey le dijo: No temas. ¿Qué ves? Respondió: Un espíritu que sube de lo hondo de la tierra.
14 Saúl le preguntó: ¿Qué aspecto tiene? Respondió: El de un anciano que sube, envuelto en un manto. Saúl comprendió entonces que era Samuel, y se postró con el rostro en tierra.
15 Samuel le dijo: ¿Por qué me has evocado, turbando mi reposo? Saúl respondió: Estoy en una situación desesperada: los filisteos me hacen la guerra, y Dios se ha apartado de mí: ya no me responde ni por profetas ni en sueños. Por eso te he llamado, para que me digas qué debo hacer.
16 Pero Samuel le dijo: Si el Señor se ha alejado de ti y se ha hecho enemigo tuyo, ¿por qué me preguntas a mí?
17 El Señor ha ejecutado lo que te anunció por medio mío: arrancó el reino de tus manos y se lo ha dado a otro, a David.
18 Por no haber obedecido al Señor, por no haber ejecutado su condena contra Amalec, por eso ahora el Señor ejecuta esta condena contra ti.
19 Y también a Israel lo entregará el Señor contigo a los filisteos; mañana, tú y tus hijos estaréis conmigo, y al ejército de Israel el Señor lo entregará en poder de los filisteos.
20 De repente, Saúl se desplomó cuan largo era, espantado por lo que había dicho Samuel. Estaba desfallecido, porque en todo el día y toda la noche no había comido nada.
21 La mujer se le acercó, y al verlo aterrado le dijo: Esta sierva tuya te obedeció, y se jugó la vida para hacer lo que pedías;
22 ahora obedece tú también a tu sierva: voy a traerte algún alimento, come y recobra las fuerzas necesarias para ponerte en camino.
23 Él lo rehusaba: ¡No quiero! Pero sus oficiales y la mujer insistieron tanto que al fin les obedeció. Entonces se incorporó y se sentó en la estera.
24 La mujer tenía un novillo cebado. Lo degolló enseguida, tomó harina, amasó y coció unos panes.
25 Se los sirvió a Saúl y sus oficiales. Comieron y aquella misma noche se pusieron en camino.

Patrocinio

 
 

Introducción a I Samuel

No hay comentario

Fuente:

Patrocinio

Notas

No hay notas