“
Isaac se estremeció sobremanera y exclamó: — Entonces ¿quién es el que fue a cazar y me lo trajo y comí de todo antes de que tú llegaras? Le di mi bendición, y bendecido quedará º. ”
— bendecido quedará: En el antiguo Israel se consideraba que la bendición, al igual que la maldición, una vez pronunciadas, no podían ser revocadas ni traspasadas a otra persona. De ahí la angustia de Isaac y de Esaú (ver vv. Gén 27:30-40).