Eclesiástico 7 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 36 versitos |
1

Consejos diversos

No cometas maldad, y el mal no te alcanzará; º
2 apártate de lo injusto, y la injusticia se alejará de ti.
3 Hijo, no siembres en campos inicuos, no sea que coseches una iniquidad septuplicada. º
4 No busques que el Señor te otorgue el mando ni que el rey te conceda el puesto de honor.
5 No presumas de justo ante el Señor ni te las des de sabio delante del rey.
6 No ambiciones el cargo de juez si no vas a ser capaz de extirpar la injusticia, o si vas a acobardarte ante el poderoso comprometiendo de esa manera tu honradez. º
7 No injuries a la asamblea de la ciudad ni pierdas tu buen nombre en medio del pueblo.
8 No incurras dos veces en el mismo pecado, pues basta una vez para que recibas el castigo.
9 No digas: “el Altísimo mirará mis muchas ofrendas, las recibirá cuando yo se las presente º”.
10 No seas alicorto en tu oración ni pierdas ocasión de socorrer al necesitado.
11 No te burles del que vive angustiado, porque es Dios quien humilla y quien ensalza. º
12 No maquines falsedad º contra tu hermano ni hagas otro tanto con tu amigo.
13 No profieras mentira tras mentira, pues nada bueno te puede acarrear.
14 No seas un charlatán entre los ancianos º ni cuando ores repitas tu petición. º
15 No rehúyas los trabajos complicados, ni las faenas agrícolas que el Altísimo instituyó.
16 No te apuntes a reuniones de pecadores º, recuerda que la ira divina no se hace esperar.
17 Humíllate profundamente º, pues con fuego y gusanos será castigado el impío. º
18

Normas para la vida familiar y doméstica

No cambies a un amigo por dinero ni a un verdadero hermano por el oro más puro º.
19 No repudies a una mujer sensata y buena º, pues sus cualidades son preferibles a las perlas.
20 No maltrates al criado que te sirve lealmente ni al jornalero que se entrega sin reservas al trabajo. º
21 Al criado inteligente, ámalo como a ti mismo y no dudes en concederle la libertad.
22 Si tienes animales, cuida de ellos; y si te son provechosos, consérvalos.
23 Si tienes hijos, edúcalos bien y somételos a disciplina desde su juventud º. º
24 Si tienes hijas, vigila su conducta º y no seas demasiado indulgente con ellas.
25 Casa a tu hija y habrás hecho algo importante º, pero confíala a un hombre sensato.
26 Si tienes una esposa a tu gusto º, no la despidas; pero si te es odiosa, no le des confianzas.
27 Honra a tu padre con todo el corazón y no olvides los dolores de tu madre; º
28 recuerda que ellos te engendraron, ¿cómo podrás devolverles lo que hicieron por ti º?
29

Comportamiento con los sacerdotes

Venera al Señor con todas tus fuerzas y trata con respeto a sus sacerdotes.
30 Ama sin reservas a tu Creador y no te despreocupes de sus ministros. º
31 Honra al Señor y reverencia al sacerdote; dale lo que le corresponde como se te ha mandado: los primeros frutos, la parte reservada en los sacrificios de reparación y lo consagrado º en el sacrificio de santificación.
32

Solicitud por necesitados y enfermos

Tiende tu mano al necesitado para que Dios te bendiga en abundancia. º
33 Que tu generosidad alcance a todo viviente y no rehúses ser piadoso con los muertos.
34 No te apartes de los que lloran y aflígete con quienes están afligidos. º
35 No dudes en visitar al enfermo, que ello te granjeará su amor º.
36 En todas tus acciones * ten presente tu final º y así nunca caerás en pecado.

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Introducción a Eclesiástico

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


El libro de Eclesiástico es una de las obras más representativas de la literatura sapiencial israelita. En este aspecto, no desmerece en nada al lado de Job, Eclesiastés y Proverbios, libro este último con el que presenta estrechas semejanzas. El judaísmo palestinense — dominado a partir del siglo I d. C. por el grupo de los fariseos — no reconoció su carácter de libro sagrado. Sin embargo sí le reconoció tal carácter el judaísmo alejandrino; además, los rabinos le dispensaron siempre un gran aprecio hasta el punto de ser citado con frecuencia en el Talmud.


La literatura rabínica se refiere a este libro como “Proverbios de Ben Sira”, los manuscritos griegos lo denominan “Sabiduría de Jesús, hijo de Sira” y en la tradición latina ha prevalecido desde antiguo el nombre de “Eclesiástico” debido al amplio uso que hizo de él la Iglesia primitiva, sobre todo para instruir a los que se preparaban a recibir el Bautismo. En realidad se trata prácticamente del único libro, dentro de la antigua literatura israelita, del que conocemos con certeza el nombre del autor: Jesús Ben (hijo de) Sira. De ahí que modernamente — sobre todo en ambientes especializados — sea frecuente dar también a esta obra el nombre de Libro de Ben Sira, o bien el Sirácida.


Escrito en lengua semita, si bien el original hebreo (del que Jerónimo, el traductor de la Vulgata, llegó a conocer una copia) se perdió muy pronto, el texto completo ha llegado a nosotros — al menos por el momento — sólo en las traducciones griega, siriaca y latina. Pero a finales del siglo XIX — exactamente a partir del año 1896 — se fueron descubriendo en las excavaciones de una antigua sinagoga de El Cairo una serie de manuscritos con buena parte del texto hebreo original de Eclo. A estos manuscritos de El Cairo hay que añadir dos pequeños fragmentos procedentes de las cuevas 2 y 11 de Qumrán, descubiertos en 1956, y un rollo de mayor entidad encontrado en el año 1964 en las ruinas de la antigua fortaleza de Masada, junto al Mar Muerto. Un total de nueve manuscritos que nos han permitido recuperar dos terceras partes aproximadamente del texto hebreo de Eclo.


2. Marco histórico


Ben Sira, el autor de Eclo, fue sin duda un experto maestro de sabiduría que vivió y enseñó en Jerusalén a caballo entre los siglos III y II a. C. Son los últimos años de la hegemonía de los Tolomeos egipcios sobre Palestina y los primeros del dominio de los Seleúcidas sirios. Ben Sira tiene reciente el recuerdo personal del sumo sacerdote Simón II (ver Sir 50:1-24) que estaba en funciones cuando Antíoco III conquista Jerusalén en el año 198 a. C. Por otra parte no encontramos ninguna alusión en Eclo a los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar a raíz de la muerte del sumo sacerdote Simón II y de su hijo Onías III (años 180-175 a. C.), de la encarnizada persecución de Antíoco IV Epífanes contra el judaísmo (años 175-168 a. C.) y del consiguiente levantamiento de los Macabeos (años 167-166 a. C.). Por tanto, Ben Sira debió escribir su obra no más tarde del año 180 a. C. Esta fecha queda más o menos confirmada por el hecho de que el nieto del autor traduce en Egipto la obra del abuelo hacia el año 130 a. C., como se deduce de los datos aportados por el traductor en el prólogo de la obra. Un período de unos cincuenta años entre el original hebreo y la traducción al griego parece más que correcto.


Son los años en que el helenismo amenaza con invadirlo todo, y Ben Sira, espíritu abierto por lo demás a ciertos aspectos de la nueva cultura, quiere poner en guardia a sus lectores contra los peligros que esta cultura entraña para la religiosidad judía. Los israelitas van a tener que elegir entre aceptar indiscriminadamente el helenismo o bien mantenerse fieles a las exigencias fundamentales de la ley y de la tradición de sus antepasados.


3. Características literarias


Son las propias de la literatura sapiencial, si bien Ben Sira, a diferencia del autor de Proverbios, no compone habitualmente por refranes o sentencias aisladas, sino a base de temas que dan lugar a un amplio abanico de subgéneros literarios: himnos, plegarias, reflexiones moralizantes, notas autobiográficas, poemas didácticos, salmo de acción de gracias, etc.


Sin que lo podamos calificar de brillante, Ben Sira posee un aceptable talento literario capaz de combinar lo lírico y lo didáctico. Escribe en hebreo clásico tardío, sin que su vocabulario y estilo desmerezcan del resto de la literatura sapiencial; en más de una ocasión imita el tono devocional de algunos salmos. No se descarta en ciertos momentos la influencia de autores griegos, pero no es en absoluto determinante. Nos encontramos ante un semita que compone con criterios diferentes a los que son propios de la literatura griega y que lleva a cabo una especie de traslado de la enseñanza moral a la instrucción por escrito con numerosos temas sobre los que vuelve una y otra vez con frecuentes digresiones.


Como no escribe con la intención de elaborar un tratado sistemático sobre ningún tema concreto, no debemos buscar una estructura rigurosa o un orden muy estudiado. Lo cual no quiere decir que la obra de Ben Sira carezca de una estructura elemental que podríamos determinar como sigue:


Prólogo (del traductor griego)


I. — LA SABIDURÍA: NATURALEZA Y CAMINO HACIA ELLA (Sir 1:1-30Sir 23:1-27)


II. — EXCELENCIAS DE LA SABIDURÍA (Sir 24:1Sir 42:14)


III. — LA SABIDURÍA EN LA NATURALEZA (Sir 42:15Sir 43:33)


IV. — LA SABIDURÍA EN LA HISTORIA (Sir 44:1-23Sir 50:1-29)


Epílogo (Sir 51:1-30)


4. Finalidad y contenido fundamental


Como se ha indicado más arriba, Ben Sira escribe para defender el patrimonio cultural y religioso del judaísmo frente a la avalancha de un helenismo que amenazaba con absorberlo todo. Se siente orgulloso de ser israelita y está convencido de que en la ley revelada radica la auténtica sabiduría. El pensamiento y la civilización griega tienen, sin duda, sus valores; pero nunca como para suplantar los valores de la tradición y la sabiduría israelitas, valores que Ben Sira ha heredado y que ha ido haciendo suyos a través de la reflexión, la plegaria y la propia experiencia; ahora los quiere transmitir a sus compatriotas.


A primera vista puede dar la impresión — y así se ha sugerido en ocasiones — que el tema central de Eclo es el del “temor de Dios”, en el sentido bíblico del término “temor” que no es el de sentir miedo o terror, sino el de venerar, respetar, tributar honor, en última instancia el de ser fieles al Señor; de hecho en la presente traducción las expresiones literales “temor de Dios” o “temor del Señor” y “temer a Dios” o “temer al Señor” se han traducido por “honrar o respetar a Dios o al Señor”. Pero en realidad, todo el libro está articulado en torno a la verdadera sabiduría y, más en concreto, en torno a la vinculación sabiduría-ley en cuanto la ley es la expresión más adecuada de la sabiduría. En este sentido, se ha escrito que Ben Sira sería el último de los sabios y el primero de los rabinos. Nadie piense, sin embargo, que el autor de Eclo es un legalista a quien sólo preocupa el simple cumplimiento de la ley en sus más mínimos detalles. Leyendo Sir 24:1-34 constatamos que es sobre todo el corazón y la buena disposición interior lo que importa.


Ben Sira está interesado por el culto, pero lo está mucho más por la conducta moral y social. Por lo demás, habla poco del futuro, sea de la nación, sea del individuo. Sobre un eventual futuro mesiánico, apenas hay una ligera alusión en Sir 36:1-10. Y no deja de sorprender que, encontrándose tan cercano cronológicamente a los libros de Daniel, 2 Macabeos y Sabiduría, no encontremos en Eclo ninguna referencia a una existencia ultra terrena, sea para bien o para mal (ver Sir 14:16; Sir 17:27-28); si acaso, un ligero atisbo en Sir 7:17 y Sir 48:11.


Finalmente, hay que valorar de forma muy positiva la habilidad con que Ben Sira integra en su enseñanza la historia del pueblo israelita, sirviéndose de las figuras más representativas de la misma (Sir 44:1-23Sir 50:1-29).


5. El texto traducido


El hecho de que sólo parcialmente haya llegado hasta nosotros el texto hebreo de Eclo, hace que, por el momento, parezca más oportuno tomar como base la traducción del texto griego de los LXX. Así lo hacemos en la presente traducción interconfesional ateniéndonos a las siguientes directrices: a) Seguimos la edición crítica griega de los LXX publicada por Alfred Rahlfs (primera edición, Stuttgart 1935) en la que se ponen en nota una serie de versículos que no figuran en los manuscritos griegos más representativos. b) Del texto hebreo, sólo incorporamos a la traducción las aportaciones que juzgamos manifiestamente preferibles a la lectura del texto griego, consignando en nota tal incorporación. c) Las restantes variantes hebreas consideradas de cierta importancia son también consignadas en nota.


Téngase en cuenta que tanto los diversos manuscritos hebreos descubiertos, como el texto griego de los LXX, son tributarios del texto hebreo original, para cuya reconstrucción fidedigna son válidos, en mayor o menor medida, todos los materiales manuscritos que poseemos.


Fuente:

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Notas

Eclesiástico 7,1Gén 4:7.


Eclesiástico 7,3Job 4:7; Job 22:8; Gál 6:7-8.
Eclesiástico 7,6Lev 19:15.
Eclesiástico 7,9— ... se las presente: El texto hebreo sustituye el contenido de este versículo por el del versículo Sir 7:15.
Eclesiástico 7,111Sa 2:7; Sal 18:27; Luc 1:52.
Eclesiástico 7,12— no maquines falsedad: El texto hebreo dice: no hagas violencia.
Eclesiástico 7,14— No seas... de ancianos: El texto hebreo dice: No te entrometas en las reuniones de los que gobiernan.
Eclesiástico 7,14Mat 6:7.
Eclesiástico 7,16— ... de pecadores: El texto hebreo dice: No quieras sobresalir sobre los otros.
Eclesiástico 7,17— humíllate profundamente: O bien: abaja tu orgullo, según el texto hebreo.
Eclesiástico 7,17Isa 66:24; Mar 9:48.
Eclesiástico 7,18— el oro más puro: Lit. el oro de Ofir.
Eclesiástico 7,19— y buena: Omitido en el texto hebreo.
Eclesiástico 7,20Sir 33:30-31; Deu 24:14-15.
Eclesiástico 7,23— ... desde su juventud: El texto hebreo dice: y cuando aún son jóvenes, búscales esposa.
Eclesiástico 7,23Sir 30:1-13; Sir 42:9-14; Pro 13:24; Pro 23:13-14.
Eclesiástico 7,24— su conducta: Lit. su cuerpo.
Eclesiástico 7,25— y habrás hecho algo importante: El texto hebreo dice: y se habrán acabado tus preocupaciones.
Eclesiástico 7,26— a tu gusto: Omitido por el texto hebreo.
Eclesiástico 7,27Sir 3:1-16+; Tob 4:3-4.
Eclesiástico 7,27-28— Honra... por ti: El texto hebreo omite estos dos versículos.
Eclesiástico 7,30Deu 6:5.
Eclesiástico 7,31— lo consagrado: Así según el texto hebreo (en la versión griega: y las primicias de los consagrados) que también en los otros elementos enumerados ofrece alguna variación.
Eclesiástico 7,32Sir 3:30+.
Eclesiástico 7,34Mat 25:35; Rom 12:15.
Eclesiástico 7,35— te granjeará su amor: Así según el texto hebreo; la versión griega dice: pues tal proceder te hará objeto de amor.
Eclesiástico 7,36— tus acciones: Lit. tus palabras.

— tu final: También cabría traducir: que tienes que morir.