Santiago 1 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 27 versitos |
1

Saludo

Santiago, servidor de Dios y de Jesucristo, el Señor, saluda a todos los miembros del pueblo de Dios º dispersos por el mundo. º
2

I.— UNA FE AUTÉNTICA Y COHERENTE (1:2—2:26)

Fe y sabiduría

Alégrense profundamente, hermanos míos, cuando se sientan cercados por toda clase de dificultades. º
3 Es señal de que su fe, al pasar por el crisol de la prueba, está dando frutos de perseverancia.
4 Pero es preciso que la perseverancia lleve a feliz término su empeño, para que ustedes sean perfectos, cabales e intachables.
5 Si alguno de ustedes anda escaso de sabiduría, pídasela a Dios, que reparte a todos con largueza º y sin echarlo en cara, y él se la dará. º
6 Pero debe pedirla confiadamente, sin dudar, pues quien duda se parece a las olas del mar, que van y vienen agitadas por el viento. º
7 Nada puede esperar de Dios una persona así,
8 indecisa e inconstante en todo cuanto emprende.
9

Pobreza y riqueza ante Dios

El hermano de humilde condición debe sentirse orgulloso de su dignidad. º
10 El rico, en cambio, que se precie de ser humilde, pues se desvanecerá como la flor de la hierba. º
11 En efecto, del mismo modo que, al calentar el sol con toda su fuerza, se seca la hierba y cae al suelo su flor, quedando en nada toda su hermosa apariencia, así fenecerán las empresas del rico.
12

En medio de la prueba

Dichoso quien resiste la prueba pues, una vez acrisolado, recibirá como corona º la vida que el Señor ha prometido a quienes lo aman. º
13 Nadie acosado por la tentación tiene derecho a decir: “Es Dios quien me pone en trance de caer”. Dios está fuera del alcance del mal, y él tampoco instiga a nadie al mal. º
14 Cada uno es puesto a prueba por su propia pasión desordenada, que lo arrastra y lo seduce. º
15 Semejante pasión concibe y da a luz al pecado; y este, una vez cometido, origina la muerte. º
16 Hermanos míos queridos, no se engañen.
17 Todo beneficio y todo don perfecto bajan de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay cambios ni períodos de sombra. º
18 Él, por su libre voluntad, nos engendró mediante la palabra de la verdad para que seamos como primeros frutos entre sus criaturas. º
19

La auténtica conducta religiosa

Sepan º, hermanos míos queridos, que es preciso ser diligentes para escuchar, parcos al hablar y remisos en airarse, º
20 ya que el airado no es capaz de portarse con rectitud º ante Dios.
21 Por tanto, renunciando a todo vicio y al mal que nos cerca por doquier, acojan dócilmente la palabra que, plantada en ustedes, es capaz de salvarlos. º
22 Pero se trata de que pongan en práctica esa palabra y no simplemente que la oigan, engañándose a ustedes mismos. º
23 Quien oye la palabra, pero no la pone en práctica, se parece a quien contempla su propio rostro en el espejo:
24 se mira y, en cuanto se va, se olvida sin más del aspecto que tenía.
25 Dichoso, en cambio, quien se entrega de lleno a la meditación de la ley perfecta —la ley de la libertad— y no se contenta con oirla, para luego olvidarla, sino que la pone en práctica. º
26 Si alguno se hace ilusiones de ser religioso de verdad, pero no controla su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad no vale para nada. º
27 Esta es la religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre: asistir a los débiles y desvalidos * en sus dificultades y mantenerse incontaminado del mundo º. º

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Introducción a Santiago

INTRODUCCIÓN


1. Características generales


Estamos ante un escrito del NT que ha llegado hasta nosotros bajo la denominación de carta, pero que en realidad parece más bien un sermón o una homilía de carácter moralizante. El breve saludo inicial (Stg 1:1) es ciertamente epistolar; sin embargo, el resto del escrito y sobre todo el final (Stg 5:19-20) no lo son en absoluto. El tono es constantemente oral. No es alguien que escribe, sino alguien que habla. Un escrito que pasó serias dificultades para entrar en la lista de libros sagrados; de hecho, sólo a partir de la segunda mitad del siglo IV todas las iglesias, tanto las de Oriente como las de Occidente, lo consideraron canónico de forma unánime. Incluso en los primeros tiempos de la Reforma volvió a ser objeto de ciertas reservas y recelos en algunos ambientes cristianos.


Desde el punto de vista literario, la llamada carta de Santiago (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Stg) está redactada en un griego excelente, revela un buen conocimiento de la Biblia griega de los LXX (de la que toma todas las citas el AT) y utiliza el recurso de la “diatriba” propio de la filosofía popular helenística. Pero al mismo tiempo no se puede pasar por alto su constante inspiración en el AT, su inmersión en la cultura semita, tal como se refleja tanto en el estilo como en el vocabulario, y su parentesco con las tradiciones sapienciales veterotestamentarias y con el libro deuterocanónico del Eclesiástico.


Si se presta atención en el contenido, sorprende que el autor sólo dos veces, y como de pasada, menciona a Jesucristo (Stg 1:1; Stg 2:1). Ninguna referencia a su vida, muerte y resurrección; y cuando se trata de ofrecer modelos de paciencia en el sufrimiento, cita a Job y a los profetas, pero no a Jesucristo (Stg 5:10-11). En contrapartida, sin embargo, son numerosísimas y claras las resonancias y alusiones al mensaje de Jesús tal como lo transmiten los evangelios sinópticos, especialmente el sermón del monte en Mateo. Se han contabilizado hasta veintidós coincidencias entre Stg y el mencionado pasaje del primer evangelio (ver, a modo de ejemplo, Stg 1:2-4 y Mat 5:11-12; Stg 1:5-6 y Mat 7:7-8; Stg 1:22-23 y Mat 5:17-19; Mat 7:24-26; Stg 2:5-6; Stg 5:1-3 y Mat 6:19-20; Stg 2:12-13 y Mat 5:7; ver también Stg 3:1-12 y Mat 12:36-37).


Otro dato a tener en cuenta sería la velada polémica antipaulina presente, según bastantes autores, en determinados pasajes de Stg. En realidad es posible que algunas iglesias de implantación paulina hubieran malinterpretado la enseñanza de Pablo sobre la relación fe-obras en el proceso de salvación del creyente y hubieran roto unilateralmente todo contacto incluso con los aspectos válidos del judaísmo. El autor de Stg parece salir al paso de estas posturas radicales tratando de conservar una serie de valores cristianos heredados del judaísmo que, a su parecer, estaban siendo peligrosamente amenazados.


2. Marco histórico


Lo dicho en el apartado anterior explica la dificultad de precisar tanto los destinatarios como el autor y la fecha de composición de este escrito del NT. Los destinatarios podrían ser comunidades básicamente judeocristianas, pero con miembros procedentes también del paganismo y establecidas probablemente en ciudades helenísticas; comunidades en las que puede estar siendo mal interpretada la enseñanza paulina y que necesitan reafirmar y vivir la fe en Jesucristo en un ambiente social, cultural y religioso claramente adverso.


Más complicada es la cuestión del autor, relacionada evidentemente con la fecha de composición. El encabezamiento atribuye la carta-exhortación a Santiago, servidor de Dios y de Jesucristo (Stg 1:1). Si la atribución ha de darse por buena, ¿a qué Santiago se refiere? Sin duda que no a Santiago, el hijo de Zebedeo, martirizado el año 44 d. C. por Herodes Agripa I (ver Hch 12:2); probablemente tampoco a Santiago, el hijo de Alfeo (ver Mat 10:3; Hch 1:13). Podría ser Santiago, el hermano del Señor (Mar 6:3; Mar 15:40; Gál 1:19) que es presentado como autoridad importante de la iglesia de Jerusalén (Hch 12:17; Hch 15:13; Hch 21:18; Gál 2:9; Gál 2:12; 1Co 15:17). Esta última opinión ha sido y sigue siendo sostenida por muchos autores, alguno de los cuales sugiere que Santiago habría “utilizado a un helenista de su entorno” para redactar la carta. Si este Santiago, responsable de la iglesia de Jerusalén, fue martirizado el año 62 d. C., según el testimonio del historiador Flavio Jesefo, la carta sería naturalmente anterior a esta fecha.


Pero no está descartado que el escrito sea de época posterior, en torno tal vez al año 80 d. C. En tal caso el autor, un cristiano de origen judío con honda implantación helenística, habría utilizado el nombre de Santiago para dar autoridad y notoriedad a su escrito.


3. Contenido


Stg no es un tratado de índole doctrinal. Es un escrito pastoral de carácter práctico, una cálida exhortación a vivir positivamente “en cristiano”, a manifestar la fe del corazón mediante la rectitud en la conducta. Para conseguir su objetivo, el autor combina hábilmente motivos y temas judíos y cristianos en un encomiable esfuerzo ecuménico: la fe monoteísta (Stg 1:18; Stg 2:19), el valor de las buenas acciones (Stg 2:14-26), el dominio de la lengua (Stg 1:19; Stg 1:26; Stg 3:2-12), el peligro de los bienes materiales (Stg 1:9-11; Stg 5:1-6), el compromiso a favor de los débiles (Stg 2:1-9), la búsqueda de la sabiduría (Stg 1:5; Stg 3:13-17), la justicia en las relaciones laborales (Stg 5:1-6), la esperanza en la venida gloriosa del Señor (Stg 5:7-8), el poder de la oración (Stg 5:13-18), el reconocimiento de los propios pecados (Stg 4:8-10; Stg 5:16), la preocupación por los hermanos (Stg 1:27; Stg 5:20), etc.


A la vista de todos estos temas, no cabe duda de que la dimensión social de la fe en Jesucristo es un valor de primera magnitud para el autor de Stg. La dimensión social y también la coherencia entre la vida y el culto. Si el cristiano tiene que transformar al mundo, sólo podrá hacerlo desde una fe auténtica y comprometida.


4. Estructura


— Saludo (Stg 1:1)


I. — UNA FE AUTÉNTICA Y COHERENTE (Stg 1:2Stg 2:26)


II. — CUESTIONES CONCRETAS DE VIDA CRISTIANA (Stg 3:1Stg 4:10)


III. — JUICIO Y SALVACIÓN (Stg 4:11Stg 5:18)


Fuente:

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Notas

Santiago 1,1— pueblo de Dios: Lit. las doce tribus de la dispersión. Algunos piensan, por tanto, que el autor se dirige a los cristianos de origen judío que vivían fuera de Palestina (ver Mat 19:28; Hch 26:7). Parece más probable, no obstante, que las doce tribus representan al nuevo pueblo de Dios, es decir, a toda la Iglesia cristiana (ver Hch 15:14).


Santiago 1,1Rom 1:1; Flp 1:1; 1Pe 1:1; 2Pe 1:1; Jud 1:1.
Santiago 1,2Rom 5:11; 1Pe 1:6-7; 1Pe 4:12-13.
Santiago 1,5Stg 3:13; Pro 2:3-6.
Santiago 1,5— con largueza: También podría traducirse: de buen grado.
Santiago 1,6Mat 7:7; Mat 21:21-22; Mar 11:24.
Santiago 1,91Co 1:26-29; (ver Stg 2:1-7; 1Co 11:21-22).
Santiago 1,10Isa 40:6-8; Sal 102:4; Sal 102:11; 1Pe 1:24.
Santiago 1,12Stg 1:25; Stg 5:11; Mat 5:3-12; Luc 6:20-23; Luc 11:27-28; Luc 12:37-38.
Santiago 1,12— corona: Ver nota a 1Co 9:25.
Santiago 1,13Sir 15:11-20.
Santiago 1,14Rom 7:7-8; 1Jn 2:16-17.
Santiago 1,15Stg 5:20; Rom 5:12; Rom 6:23; Rom 7:13.
Santiago 1,17Gén 1:3; Gén 1:14-18; 1Jn 1:5.
Santiago 1,18Jua 1:13; 1Pe 1:23; (ver Efe 1:13; Col 1:5; 2Ti 2:15).
Santiago 1,19Sir 5:11; Sir 7:9.
Santiago 1,19— Sepan: Según variante avalada por bastantes mss., aunque no los más antiguos y mejores, habría que traducir: Por tanto, hermanos míos queridos, sean diligentes para.
Santiago 1,20— rectitud: El término griego es dikaiosine, tan utilizado y con tanta riqueza de significado en los escritos paulinos. Ver notas a Rom 1:17; 2Co 6:14; 2Co 9:10 y Efe 4:24.
Santiago 1,21Rom 13:12-13; Efe 4:22; Col 3:8; 1Pe 2:1; (ver Heb 12:1).
Santiago 1,22Mat 7:21-27; Luc 11:28; Rom 2:13.
Santiago 1,25Stg 2:12; (ver Rom 8:2; Gál 2:6).
Santiago 1,26Sal 34:13; Sal 39:1; Sal 141:3; Pro 18:21.
Santiago 1,27— débiles y desvalidos: Lit. huérfanos y viudas. Es el clásico binomio empleado en la Biblia para designar a quienes no tienen quien los defienda (ver Éxo 22:22; Deu 10:18; Deu 24:17; Deu 27:19; Isa 1:17; Sal 68:5; Sal 146:9; etc.).

— mundo: Tiene aquí el significado peyorativo de realidad enfrentada a Dios, tan presente en los escritos de Juan (Jua 15:18-19; Jua 16:8; Jua 16:33; Jua 17:9; Jua 14:25; 1Jn 2:15-17).
Santiago 1,27Isa 1:11-17; Isa 1:23; Jer 5:28; Eze 22:7; Zac 7:10.