II Pedro  3 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 18 versitos |
1

El Señor cumplirá la promesa de su venida

Esta es ya, queridos, la segunda carta º que les escribo. En ambas pretendo despertar mediante recuerdos su sincera conciencia,
2 para que rememoren el mensaje anunciado en otro tiempo por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador que les transmitieron sus apóstoles. º
3 Sepan, ante todo, que en los últimos días harán acto de presencia charlatanes que vivirán a su antojo y andarán diciendo en son de burla: º
4 “¿Qué hay de la promesa de su gloriosa venida? Porque ya han muerto nuestros mayores º y todo sigue como al principio de la creación”.
5 Quienes así se pronuncian, olvidan que antaño existieron unos cielos y una tierra, a la que Dios, con su palabra, hizo surgir del agua y consolidó en medio del agua. º
6 Aquel mundo pereció anegado por las aguas. º
7 En cuanto a los cielos y la tierra actuales, la misma palabra divina los tiene reservados para el fuego, conservándolos hasta el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
8 De cualquier modo, queridos, no deben olvidar que, para el Señor, un día es como mil años, y mil años como un día. º
9 No es que el Señor se retrase en cumplir lo prometido, como algunos piensan; es que tiene paciencia con ustedes y no quiere que nadie se pierda, sino que todos se conviertan. º
10 Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. Entonces los cielos se derrumbarán con estrépito, los elementos del mundo quedarán pulverizados por el fuego y desaparecerá la tierra º con cuanto hay en ella. º
11 Si, pues, todo esto ha de ser aniquilado, ¡qué vida tan entregada a Dios y tan fiel º debe ser la de ustedes,
12 mientras esperan y aceleran la venida del día de Dios! Ese día, en que los cielos arderán y se desintegrarán y en que los elementos del mundo se derretirán consumidos por el fuego.
13 Nosotros, sin embargo, confiados en la promesa de Dios, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva que sean morada de rectitud º. º
14

Invitación al esfuerzo y a la vigilancia

Por tanto, queridos, en espera de tales acontecimientos, esfuércense por vivir en paz con Dios, limpios e intachables.
15 Consideren que la paciencia de nuestro Señor es para nosotros salvación. En este sentido les ha escrito también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le ha concedido. º
16 Lo repite en todas las cartas en que trata estos temas y en las que hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y poco formados en la fe interpretan torcidamente —como hacen con otros º pasajes de las Escrituras—, buscándose con ello su propia ruina.
17

Conclusión

Están, pues, advertidos, mis queridos. Monten guardia, para que no los seduzca el error de los libertinos ni se desmorone la firmeza que ahora tienen. º
18 Y crezcan en gracia y en conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y por siempre. Amén º.

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Introducción a II Pedro 

INTRODUCCIÓN


1. Características generales


Aunque este escrito ha sido considerado tradicionalmente como carta y ha sido atribuido al apóstol Pedro, en realidad habría que asignarlo más bien al género literario “testamento”. Un género bastante cultivado en la literatura extrabíblica (apócrifo/pseudoepigráfico-apocalíptica) de los dos últimos siglos del AT, pero con cierta presencia también en los libros canónicos de la Biblia (Gén 49:1-28; Deu 31:1-30Deu 33:1-29; Jua 13:1-38Jua 17:1-26; Hch 20:17-38; 2 Tm). En este tipo de literatura, un personaje importante al que se describe cercano a la muerte, instruye y conforta a los suyos dándoles las últimas recomendaciones y poniéndolos en guardia contra los peligros que puedan amenazarlos. En nuestro caso, el personaje en cuestión se presenta como Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo (1Pe 1:1), aunque, dadas las características del escrito, difícilmente puede pensarse en el apóstol Pedro como autor directo de ese texto.


En primer lugar, se trata de un escrito cuidadosamente elaborado, con un griego de bastante calidad y con un contenido teológico y un estilo que lo distancia notablemente de 1 Pe. Contiene, además, una serie de datos que lo sitúan como mínimo en el último cuarto del siglo I: los fundadores del cristianismo — nuestros mayores — ya han muerto (2Pe 3:4); de los apóstoles se dice que anunciaron el evangelio en otro tiempo (2Pe 3:2); es ya conocida una colección de cartas de Pablo que han dado lugar a erróneas interpretaciones y que, para más abundamiento, son ya consideradas como Escritura santa en paridad con el resto de los libros del AT (2Pe 3:15-16). Añádase el desencanto de muchos cristianos ante el retraso de la venida gloriosa del Señor — la parusía — (2Pe 3:1-10) que contrasta con la cercanía de la misma claramente afirmada en 1Pe 3:7. Finalmente, es evidente la relación con la carta de Judas en la que se inspira tanto literaria como temáticamente; así se advierte sobre todo en 2Pe 2:1-22, aunque con la peculiaridad de 2 Pe, por una parte elimina ciertos elementos difíciles de entender, y por otra, amplía y reelabora los materiales tomados en préstamo. Tiene también en común con la carta de Judas el haber encontrado bastantes dificultades para entrar en la lista de libros sagrados: aunque la iglesia de Alejandría la aceptó relativamente pronto, la de Siria sólo en el siglo VI acabó por incluirla en el canon.


2. Contenido


La preocupación fundamental de esta “carta testamento” es, sin duda, fortalecer la fe y la esperanza de los cristianos a quienes se dirige (2Pe 1:1-5). Para ello los invita, en primer lugar, a crecer y profundizar en el conocimiento de Jesucristo a través de la palabra profética y del testimonio apostólico (2Pe 1:3; 2Pe 1:8-11; 2Pe 1:16-21; 2Pe 3:18). En segundo lugar, denuncia apasionadamente la presencia de falsos maestros en el seno de la comunidad y pone en guardia contra sus doctrinas destructoras (2Pe 2:1-22). Y en tercer lugar, sale al paso de quienes estaban creando una situación de desconcierto y desencanto al afirmar que la esperanza en la venida gloriosa del Señor no era más que una ilusión irrealizable (2Pe 3:3-13). Frente a los falsos maestros y las falsas doctrinas no cabe otra actitud que una conducta intachable y una permanente vigilancia (2Pe 3:14-18).


3. Posible marco histórico


De lo dicho hasta aquí se desprende que difícilmente puede situarse este escrito en la década de los 60 para poder considerar al apóstol Pedro como su autor. Más bien debemos pensar en comunidades cristianas de finales del siglo I, o incluso de principios del II, cuya ortodoxia y fidelidad al evangelio están siendo seriamente amenazadas por la presencia de unos falsos maestros a los que no es posible identificar con precisión, pero que son descritos con rasgos de una dureza inusitada. Comunidades que se mueven en la órbita de la tradición petrina, que están familiarizadas con la Sagrada Escritura y también con las tradiciones apocalípticas judías; comunidades que se muestran, no obstante, más abiertas a la cultura helenística que las destinatarias de la carta de Judas, y en las que el retraso del retorno glorioso del Señor estaba creando un notable desconcierto. A estas comunidades se dirige un buen conocedor de la vida y la enseñanza del apóstol Pedro, utilizando el conocido recurso de la pseudoepigrafía para dar autoridad y facilitar la acogida y la difusión de su escrito (2Pe 1:1; 2Pe 3:1). Numerosos autores de nuestro tiempo piensan que hay suficientes razones para considerar 2 Pe como el escrito más tardío del NT.


4. Estructura


Cabe descubrir en la carta una cierta disposición concéntrica tendente a poner de relieve la polémica contra los falsos maestros, punto central del escrito. Alternan en la exposición, exhortación y controversia, recuerdos del pasado y referencias al futuro, tonos apasionados con otros más sosegados. Todo ello nos permite avanzar la siguiente disposición del contenido:


- Saludo (2Pe 1:1-2)


- Vida de auténticos creyentes (2Pe 1:3-11)


- Solicitud por los creyentes (2Pe 1:12-15)


- Cristo y la palabra profética (2Pe 1:16-21)


- Los falsos maestros (2Pe 2:1-22)


- El Señor cumplirá la promesa de su venida (2Pe 3:1-13)


- Invitación al esfuerzo y a la vigilancia (2Pe 3:14-16)


- Conclusión (2Pe 3:17-18)


Fuente:

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Notas

II Pedro  3,1— la segunda carta: Este dato ha sido tradicionalmente interpretado en el sentido de que la conocida como primera carta de Pedro sería la primera de las dos cartas escritas por el mismo autor a los mismos destinatarios. Pero no necesariamente hay que sacar tal conclusión; puede tratarse de una ficción literaria (el recurso a la pseudoepigrafía) utilizada por el autor de esta segunda carta según se indica en la introducción correspondiente.


II Pedro  3,22Pe 2:21; Jud 1:17.
II Pedro  3,3Jud 1:18.
II Pedro  3,4— nuestros mayores: Lit. los padres. Pero parece indudable que no se refiere a los antiguos patriarcas israelitas, sino a los inmediatos ascendientes de los destinatarios de esta carta.
II Pedro  3,5Gén 1:6-9.
II Pedro  3,62Pe 2:5; Gén 7:11-21.
II Pedro  3,8Sal 90:4.
II Pedro  3,9Hab 2:3; 1Ti 2:4.
II Pedro  3,10Mat 24:43-44; Luc 12:39; 1Ts 5:2-4; Apo 3:3; Apo 16:15.
II Pedro  3,10— desaparecerá la tierra: La lectura más avalada por los manuscritos sería: será encontrada la tierra y cuanto hay en ella. Esta lectura no se ajusta al contexto, a no ser que se sobreentienda un sujeto agente que sería el mismo Dios en cuanto juez. En tal caso, tendríamos la siguiente traducción: la tierra será encontrada por Dios, es decir, Dios juzgará a la tierra y a todo cuanto hay en ella. Pero la solución no es del todo convincente y se opta, ya sea por introducir un “no” muy poco autorizado por la tradición manuscrita, pero muy apoyado por la crítica interna (tomada en cuenta por la presente traducción), o por aceptar una variante a este tenor: y la tierra y cuanto hay en ella será consumido por el fuego.
II Pedro  3,11— tan entregada a Dios y tan fiel: Lit. tan santa y tan religiosa.
II Pedro  3,13Isa 65:17; Isa 66:22; Apo 21:1.
II Pedro  3,13— morada de rectitud: El texto griego emplea el término dikaiosine, tan rico y complejo. En este pasaje, cualquiera de sus significados fundamentales: justicia, rectitud, salvación (o fuerza salvadora ), puede ser válido. Ver notas a 2Pe 1:1; 2Pe 2:21.
II Pedro  3,152Pe 3:9; Rom 2:4.
II Pedro  3,16— otros: El autor de la carta parece conceder la misma autoridad a las cartas de Pablo que a las demás Escrituras del AT. Estaríamos ante uno de los primeros pasos en el proceso de formación de la lista de libros sagrados del NT.
II Pedro  3,171Co 10:12; Mar 13:5.
II Pedro  3,18— Amén: Unos pocos mss., aunque alguno de gran valor, omiten el Amén final.