Proverbios 30 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 33 versitos |
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VI.— SABIDURÍA DE AGUR (30)

El escéptico y el creyente

Palabras de Agur, hijo de Jaqué, de Masá *. Oráculo de este hombre. Me he fatigado, oh Dios, y estoy agotado º.
2 Nadie hay más estúpido que yo, no tengo inteligencia humana.
3 No he aprendido sabiduría, no conozco la ciencia santa º.
4 ¿Quién subió hasta el cielo y luego bajó? ¿Quién encerró el viento en su puño? ¿Quién recogió el mar en su vestido? ¿Quién estableció los confines de la tierra? ¿Sabes cuál es su nombre y el de su hijo? º
5 Toda palabra de Dios es digna de crédito, es un escudo para cuantos confían en él. º
6 No añadas nada a sus palabras, no sea que te corrija y demuestre tu mentira.
7 Dos cosas te he pedido º, concédemelas antes de morir:
8 aleja de mí la falsedad y la mentira; y no me des pobreza ni riqueza, sino sólo el alimento necesario;
9 no sea que, si estoy saciado, reniegue de ti y diga: “¿Quién es el Señor?”; y si estoy necesitado, me dedique a robar y a ofender así el nombre de mi Dios. º
10

Tipología de malvados

No acuses a un criado ante su amo, pues te maldecirá y lo pagarás.
11 Hay gente que maldice a su padre y no bendice a su madre;
12 hay gente que se cree pura y no ha lavado sus manchas;
13 hay gente de ojos altivos, gente cuya mirada es altanera.
14 Y hay gente con espadas por dientes y cuchillos en lugar de muelas para devorar a los humildes del país y a los pobres de la tierra. º
15

Dichos numéricos

La sanguijuela tiene dos hijas y las dos se llaman “dame”. Hay tres cosas insaciables y una cuarta que nunca se harta:
16 abismo º, vientre estéril, tierra sedienta de agua y fuego que nunca se harta. º
17 Quien mira a su padre en son de burla y desprecia a su anciana madre, los cuervos le sacarán [los ojos] y será devorado por los buitres. º
18 Hay tres cosas que me desbordan y una cuarta que no comprendo:
19 el rastro del águila por el cielo, el rastro de la serpiente sobre la roca, el rastro del barco en alta mar y el rastro del hombre en la mujer.
20 Este es el proceder de la adúltera º: come, se limpia la boca y dice: “¡No he hecho nada malo!”.
21 Tres cosas hay que hacen temblar la tierra y una cuarta que no puede soportar:
22 esclavo que llega a rey, necio sobrado de alimento, º
23 arpía que caza marido y criada que hereda º de su ama.
24 Hay cuatro pequeños seres en la tierra que son más sabios que los sabios:
25 las hormigas, pueblo débil que en verano asegura su alimento; º
26 los tejones, pueblo sin fuerza que hace madrigueras en la roca;
27 las langostas, que no tienen rey y avanzan todas bien organizadas;
28 la lagartija, que la atrapas con las manos y habita en palacios reales.
29 Hay tres seres de paso garboso y un cuarto de airoso caminar:
30 el león, el animal más fuerte que ante nada retrocede,
31 el gallo orgulloso, el macho cabrío º, y el rey al frente de su pueblo.
32 Si hiciste el tonto presumiendo y has reflexionado, cierra la boca;
33 apretar la leche produce manteca, apretar la nariz produce sangre, apretar la ira produce riñas.

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Introducción a Proverbios

INTRODUCCIÓN


1. Características literarias


Proverbios es posiblemente el libro más representativo de la tradición sapiencial. En las distintas colecciones que lo forman encontramos restos de la sabiduría más antigua de Israel y desarrollos más recientes, sabiduría profana y religiosa, sabiduría autóctona y sabiduría foránea oriental, los géneros más representativos y los temas más recurrentes.


El título del texto hebreo es mislé selomoh, es decir, Proverbios de Salomón, que la versión griega de los LXX tradujo como Paroimiai Salomontos y la Vulgata como Liber Proverbiorum. Nuestra palabra “proverbio”, herencia de la denominación greco-latina, traduce parcialmente el hebreo masal, que tiene una amplia gama de significados y, junto a expresiones más o menos sinónimas (refrán, dicho, sentencia, aforismo, epigrama), también incluye la denominación de otras formas o géneros literarios (parábola, canción, estribillo, sátira, fábula, ejemplo, etc.).


En la Biblia hebrea, Proverbios se incluye entre los Escritos, la tercera parte del canon judío, tras Salmos y Job, e inmediatamente antes de los “cinco rollos” (en hebreo meguillot), mientras que las versiones griega y latina lo sitúan tras Salmos, con los llamados “libros salomónicos” — Eclesiastés, Cantar y Sabiduría — .


La cuestión del autor es más compleja, pues el título de cabecera antes aludido (Pro 1:1) de hecho se refiere a la primera colección (Pro 1:1-33Pro 9:1-18). Este título se repite otras dos veces (Pro 10:1; Pro 25:1); pero en el libro aparecen también otros títulos y autores: “Dichos (palabras) de los sabios” (Pro 22:17), “También lo que sigue es de los sabios” (Pro 24:23), “Palabras de Agur” (Pro 30:1) y “Palabras de Lemuel” (Pro 31:1). Si bien tal variedad de títulos y autores es un claro indicio del carácter recopilatorio y compuesto de Proverbios, es innegable que tanto la cabecera del libro, como sus colecciones más amplias son atribuidas a Salomón. Como sucede en otros libros, es un claro caso de pseudonimia, un convencionalismo muy extendido en la literatura bíblica (y otras literaturas antiguas), consistente en atribuir un escrito a un personaje famoso de la antigüedad que no es quien realmente lo escribió. Al igual que todas las leyes se atribuían a Moisés, el legislador por excelencia, y los salmos a David, los escritos sapienciales se atribuyen a Salomón, rey de sabiduría contrastada (1Re 3:1Pro 5:14) y con fama de compositor de proverbios (ver 1Re 4:32). Cabe admitir que algunos dichos se remonten a su época, y tampoco hay que descartar la función de mecenazgo que sin duda Salomón ejerció durante su reinado respecto al cultivo y desarrollo de la sabiduría y las ciencias.


El género básico y predominante del libro es el dicho o sentencia simple consistente en un solo verso que constituye una unidad en sí mismo y está formado por dos hemistiquios en paralelismo; un paralelismo que en Proverbios reviste sus tres tipos más conocidos: sinonímico, antonímico o antitético y sintético. En Pro 10:1-32Pro 15:1-33 y Pro 28:1-28Pro 29:1-27 predomina el paralelismo antitético; a partir del cp. Pro 16:1-33 predomina el sinonímico. El paralelismo sintético, que frecuentemente reviste la forma de símil o comparación (como..., más vale..., mejor...), es bastante frecuente en Pro 25:1-28Pro 26:1-28. A veces el paralelismo se extiende a dos o más versos, dando lugar a unidades más amplias e incluso a pequeñas estrofas (ver Pro 22:17Pro 24:34).


El segundo género en importancia es la instrucción, particularmente frecuente en Pro 1:1-33Pro 9:1-18 y Pro 30:1-33Pro 31:1-31, un género sapiencial muy cultivado también en ámbitos extrabíblicos (las instrucciones egipcias, por ejemplo) que suele revestir formas de imperativo, exhortación, descripción o mera enseñanza, y da lugar a desarrollos más amplios.


Otras formas más infrecuentes, pero de no menor importancia, son el dicho numérico (enumeración de objetos o realidades desde esquemas numéricos, como en Pro 6:16-19; Pro 30:1-33), el poema acróstico alfabético (Pro 31:10-31; ver notas introductorias a Sal 25:1-22 y Sal 119:1-176), la etopeya (descripción del carácter y costumbres de una persona o tipo, como en Pro 23:29-35). Finalmente, también se observa en Proverbios la presencia de géneros y formas no específicamente sapienciales, tomados de otros ámbitos de la vida y de la literatura israelitas, como el enigma, el pregón, la invitación o el himno.


A partir de los datos hasta ahora recabados, tanto de los títulos y autores, como de las formas literarias predominantes, podemos identificar en Proverbios la siguiente estructura:


Título y programa (Pro 1:1-7)


I. — PRIMERA COLECCIÓN SALOMÓNICA (Pro 1:8Pro 9:18)


II. — PROVERBIOS DE SALOMÓN (Pro 10:1Pro 22:16)


III. — DICHOS DE LOS SABIOS (Pro 22:17Pro 24:22)


IV. — OTROS DICHOS DE LOS SABIOS (Pro 24:23-34)


V. — SEGUNDA COLECCIÓN SALOMÓNICA (Pro 25:1-28Pro 29:1-27)


VI. — SABIDURÍA DE AGUR (Pro 30:1-33)


VII. — SABIDURÍA DE LEMUEL (Pro 31:1-31)


2. Contexto histórico de Proverbios


La pregunta sobre la fecha de composición de Proverbios, tanto de las distintas colecciones que el libro reúne como del resultado final, nos obliga a plantearnos el análisis de la historia de la formación del libro que, en buena medida y a grandes rasgos, es coincidente con la historia de la tradición sapiencial en Israel.


Las más antiguas colecciones de Proverbios (especialmente las incluidas en Pro 10:1-32Pro 24:1-34) conservan aún restos inequívocos de los orígenes populares y orales de la sabiduría israelita. Esta sabiduría popular surge y se cultiva en los ámbitos de la familia, del clan y de la tribu, y probablemente se remonta a la época del asentamiento en Canaán, lo que justificaría la presencia en el libro de restos de origen cananeo que reflejan una sociedad predominantemente agrícola.


La contrastada relación de Pro 22:17Pro 23:14 con la Instrucción de Amenemope (obra egipcia fechada entre los años 1000-600 a. C.) nos permite fechar algunos proverbios en los inicios del primer milenio a. C., seguramente en los albores del período monárquico, al tiempo que nos confirma el carácter internacional del fenómeno sapiencial. Con la consolidación de la monarquía se asocia generalmente la aparición en Israel de una “sabiduría cortesana”: anejas al palacio y al Templo debieron surgir escuelas en las que se formaban los miembros de la familia real, jóvenes destinados a asumir responsabilidades políticas y el personal encargado de los archivos de la corte y de la administración. Estas escuelas eran, además, centros donde se cultivaba la sabiduría, la reflexión sobre la naturaleza y el modo de conducirse en la vida. Las innegables relaciones e influencias de la corte egipcia sobre la israelita abogan por un “modelo egipcio” para esta sabiduría cortesana israelita, que tuvo en Salomón a su más destacado impulsor, cultivador y mecenas.


La referencia a la actividad recopiladora (y probablemente editorial) de “los hombres de Ezequías” (Pro 25:1) no sólo nos sitúa en una concreta y contrastada fase del proceso formativo del libro, que se remonta al período monárquico tardío, sino que también nos certifica la antigüedad de la mayor parte de los materiales “coleccionados” y nos ilustra sobre un nuevo proceso consistente en la recopilación, adaptación y ampliación de los materiales antiguos, ya fueran israelitas (atribuidos a Salomón) o extranjeros (atribuidos a Agur y Lemuel).


La última fase del proceso, ya en período postexílico, contempla la incorporación del título y programa del libro (Pro 1:1-7) y de la mayor parte de la primera colección (Pro 1:8Pro 9:18), concebida como un amplio prólogo al cuerpo preexistente (Pro 10:1-32Pro 31:1-31). Este proceso debió culminar entre los siglos V-III a. C., antes de que entrara en crisis el “optimismo sapiencial” ante la doctrina de la retribución individual (e indudablemente antes del siglo II, pues Ben Sira ya conoce el libro íntegro), sin que nos sea posible concretar mucho más.


3. Perspectivas teológicas


La sabiduría es un concepto que cubre una amplísima gama de connotaciones y sentidos, desde la habilidad y la destreza del artesano en la ejecución de las obras manuales, hasta la capacidad y la madurez de orden intelectual, pasando por el arte y el acierto de desenvolverse con éxito en todos los ámbitos de la vida: en la esfera privada y en la pública, en la familia y en la sociedad, en el trabajo y en los negocios, en lo profano y en lo religioso...


El sabio israelita tenía el convencimiento de que la vida y la creación entera se rigen por unas leyes y unos principios secretos, cuya causa última está en Dios, pues él ha creado el mundo con un orden fundamental, que el sabio ha de investigar y desentrañar, para adecuar su conducta a dicho orden y obtener los resultados derivados de su pleno dominio. De ahí la constante invitación que hacen los sabios a sus discípulos para que descubran el sentido profundo de las cosas, el orden latente en la creación, para adaptarse a él y perpetuarlo. Pues, a la postre, el conocimiento y dominio de tal orden secreto, es la clave de acceso a la sabiduría, a la felicidad y al éxito.


Sin embargo, esta dimensión cosmológica tenía inmediatas consecuencias antropológicas y sociales: la conducta sabia y coherente con el “orden cósmico”, además de contribuir a la propia autorrealización, fortalecía necesariamente el orden social; por el contrario, una conducta necia, no sólo era “desordenada”, sino que degradaba al individuo y minaba el equilibrio y las convenciones sociales.


También se percibe en Proverbios una clara preocupación ética, como se desprende de la frecuente identificación del sabio con el justo y del necio con el malvado o el impío. Esta dimensión ética estaba basada en un principio estricto de retribución, según el cual toda conducta sabia-justa llevaba al éxito (concebido como bienestar o felicidad), mientras que la conducta necia-malvada conducía al fracaso (destrucción y muerte). Por eso, se exigía al aspirante a sabio-justo el cultivo de determinados valores individuales (como la obediencia, la disciplina, el autocontrol, la honradez, el trabajo diligente) y otros sociales (como el amor filial, la justicia, la generosidad con el pobre, etc.), al tiempo que se le ponía en guardia contra los modelos perniciosos de conducta (el adulterio, la embriaguez, la pereza, la violencia pendenciera, la charlatanería, etc.).


Finalmente, también se observa en Proverbios un proceso creciente de teologización de la sabiduría, proceso al que contribuyen algunos destacados elementos y conceptos:


a) En las colecciones más recientes como Pro 1:1-33Pro 9:1-18 (pero también a veces en las más antiguas, como Pro 10:1-32Pro 22:1-29), se introduce el concepto de respeto del Señor (o al Señor), en algunas ocasiones para reinterpretar antiguos proverbios de corte laico (Pro 14:27 y Pro 13:14; Pro 15:16 y Pro 16:8; Pro 17:1), en otras incluyéndolo como condición indispensable para adquirir la sabiduría y acceder a sus beneficios (Pro 10:27; Pro 14:26; Pro 15:33; Pro 22:4). Y aunque esta noción de “respeto del Señor” aparece con una clara dimensión pragmática, reforzando la confianza en la doctrina de la retribución, también introduce una dimensión transcendente que ofrece al ser humano un conocimiento superior y más hondo de la realidad creada.


b) No son infrecuentes los dichos que tratan de rebajar y corregir el “optimismo sapiencial” que hacía confiar casi absolutamente en las posibilidades de éxito de la sabiduría humana con referencias directas a la intervención de Dios como fuente y garante del quehacer sapiencial. En esta perspectiva, la sabiduría es don divino que premia o culmina los esfuerzos humanos (ver Pro 16:1; Pro 16:9; Pro 16:33; Pro 19:21; Pro 21:30-31).


c) Posiblemente el último eslabón de este proceso de evolución teológica que se advierte en Proverbios sea la personificación de la sabiduría, uno de los rasgos más característicos y exclusivos de la primera colección (Pro 1:1-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18). La sabiduría ya no es tanto una enseñanza transmitida, un método de búsqueda o un conocimiento adquirido, cuanto “alguien” que sale al encuentro del ser humano, lo invita y le ofrece sus mejores y más preciados dones, ya sea como maestra, como profetisa, o como dama distinguida (Pro 1:20-33; Pro 8:4-21; Pro 8:32-34; Pro 9:4-6). Pero hay otro texto en que, además de personificada, la sabiduría aparece estrechamente asociada a la divinidad e incluso con rasgos divinos: se trata de Pro 8:22-36 donde la sabiduría se presenta en primera persona, como criatura privilegiada de Dios, tomando parte activa en la obra de la creación y habitando en medio de los seres humanos para llevarlos a Dios.


En conclusión, si en los estratos más antiguos de Proverbios se advertía un interés sapiencial por conocer y desentrañar el orden cósmico de la realidad creada, a fin de garantizar en armonía con él la autorrealización personal y el orden social, los estratos más recientes nos remiten de nuevo a la teología de la creación, presidida ahora por la función “co-creadora”, mediadora y ejemplar de la sabiduría de Dios.


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Notas

Proverbios 30,1Pro 30:1-33 : Breve colección atribuida (como la siguiente de Pro 31:1-9) a un autor no israelita, que confiere una dimensión internacional a la sabiduría de Israel (ver 1Re 4:30). Sin embargo, el material que incluye es heterogéneo y probablemente sólo Pro 30:1-9 pueda ser atribuido a Agur. El resto lo conforman una serie de dichos unidos por la fórmula “hay gente” (Pro 30:10-14) y otra serie de dichos numéricos (Pro 30:15-33).


Proverbios 30,1Pro 30:1 b - Pro 30:2-9 : La sección parece reproducir elementos del diálogo entre un escéptico y un creyente que pone en evidencia el fracaso de la sabiduría humana en contraste con la “ciencia santa” (Pro 30:3). La serie de preguntas del escéptico (Pro 30:4) dan paso a la respuesta creyente (Pro 30:5-6) y a una hermosa oración (Pro 30:7-9).
Proverbios 30,1— de Masá: Conjetura sobre el texto hebreo. Masá podría referirse a una región del norte de Arabia. Los nombres de Agur y Jaqué no están atestiguados (ver Pro 31:1).

— me he fatigado, oh Dios, y estoy agotado: Traducción conjetural de un texto hebreo complicado y probablemente no bien transmitido. Algunos unen esta expresión con las palabras precedentes y traducen: Oráculo (o profecía) que dirigió el varón a Itiel y a Ucal, considerando a estos dos últimos personajes como los destinatarios desconocidos del oráculo. Otros proponen: que Dios esté conmigo, que Dios esté conmigo y podré. Otros, finalmente, se inspiran en el arameo y proponen: no hay Dios, no hay Dios, y estoy agotado.
Proverbios 30,3— santa: Lit. de los santos, aunque otros refieren el plural al Santo. La versión griega de los LXX dice: Dios me ha enseñado sabiduría y he conocido la ciencia de los santos.
Proverbios 30,4Job 38:8-9; Sir 1:2-3.
Proverbios 30,52Sa 22:31; Sal 18:30.
Proverbios 30,7— te he pedido: Sorprende la presencia de esta plegaria dirigida a Dios en segunda persona (Pro 30:7-9), caso único en el libro. Su contenido es una buena síntesis de sabiduría y sensibilidad religiosa.
Proverbios 30,9Mat 6:11.
Proverbios 30,14Sal 14:4; Sal 57:4.
Proverbios 30,15Pro 30:15-33 : La colección se cierra con esta amplia serie de dichos numéricos (Pro 30:15-33; ver precedente en Pro 6:16-19), una forma sapiencial bien atestiguada en el Oriente Próximo, especialmente en las listas onomásticas egipcias, y también conocida en Israel, ya desde el profetismo preexílico (ver Amó 1:3; Amó 1:6; Amó 1:9; Amó 1:11; Amó 1:13), y en todo el cuerpo sapiencial. Se trata de una forma de instrucción que, recurriendo al enigma y al lenguaje imaginativo, pretende iluminar los misterios del comportamiento humano a partir de la observación de la naturaleza y, más concretamente, del comportamiento de los animales.
Proverbios 30,16Pro 27:20.
Proverbios 30,16— abismo: Lit. seol. Ver nota a Pro 1:12.
Proverbios 30,17Pro 19:26+.
Proverbios 30,20— la adúltera: Algunos consideran este dicho sobre la adúltera como una glosa añadida y superflua; sin embargo, encuentra su sentido tanto por el elemento numérico de las tres acciones centrales (comer, limpiar, decir) y la autojustificación moral final, como por el sutil contraste de este proceder con el misterio de la atracción amorosa que cerraba Pro 30:19.
Proverbios 30,22Ecl 10:7.
Proverbios 30,23— hereda: Otros traducen: suplanta, desplaza.
Proverbios 30,25Pro 6:6-8.
Proverbios 30,31— el gallo orgulloso, el macho cabrío: Traducción conjetural de un texto hebreo un tanto oscuro. Algunos entienden todo el hemistiquio referido al macho cabrío y traducen: el macho cabrío de recios lomos. Por su parte la versión griega de los LXX amplía: el gallo que camina orgulloso entre las gallinas, el macho cabrío que guía al rebaño y el rey que arenga a su pueblo.