Levítico 19 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 37 versitos |
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Llamada a la santidad (19:1-37)

Obligaciones religioso-cultuales

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
2 — Habla a todos los israelitas y diles: Sean santos, porque yo el Señor, su Dios, soy santo. º
3 Que cada uno respete a su madre y a su padre; y guarden mis días de descanso. Yo soy el Señor, su Dios. º
4 No den culto a los ídolos ni se hagan dioses de metal fundido. Yo soy el Señor, su Dios.
5 Y cuando ofrezcan un sacrificio de comunión al Señor, háganlo de tal manera que les sea aceptado.
6 La víctima se ha de comer el mismo día del sacrificio, o al día siguiente; si sobra algo para el tercer día, será quemado. º
7 Comer algo el tercer día constituirá una ofensa y el Señor no lo aceptará;
8 el que lo coma sufrirá las consecuencias de su culpa, porque ha profanado lo que es sagrado para el Señor; esa persona será extirpada de su pueblo.
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Obligaciones socio-éticas

Cuando llegue el tiempo de recoger la cosecha en sus campos, no segarás hasta el último rincón ni espigarás el campo segado. º
10 Tampoco harás rebusco de tu viña ni recogerás los frutos caídos de tu huerto; los dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy el Señor, su Dios.
11 No robarán, ni defraudarán, ni mentirán el uno al otro. º
12 No jurarán en falso por mi nombre, pues sería profanar el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.
13 No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente.
14 No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego, sino que respetarás a tu Dios. Yo soy el Señor. º
15 No procederás injustamente en los juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso; juzgarás con justicia a tu prójimo.
16 No andarás difamando a los de tu pueblo. No pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
17 No guardarás odio a tu hermano en tu corazón; reprenderás a tu prójimo y así no participarás de su pecado.
18 No serás rencoroso ni vengativo con tus compatriotas, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. º
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Otras obligaciones

Guarden mis leyes. No cruzarás tu ganado con animales de otra especie; no sembrarás tu campo con dos clases de semilla ni te pondrás ropas de dos clases de tejido. º
20 Si un hombre se acuesta con una esclava que pertenece a otro y que aún no ha sido rescatada ni se le ha concedido la libertad, ambos serán azotados; pero no hasta la muerte, por cuanto ella no es libre.
21 Él, por su parte, ofrecerá un carnero como sacrificio por su pecado y lo presentará al Señor a la entrada de la Tienda del encuentro.
22 Ofreciendo el carnero como sacrificio de reparación, el sacerdote hará expiación por él en presencia del Señor y le será perdonado el pecado que cometió.
23 Cuando entren en la tierra y planten toda clase de árboles frutales, durante los tres primeros años considerarán impuros sus frutos, como si estuvieran incircuncisos º, y no los comerán.
24 El cuarto año todos los frutos serán consagrados al Señor en una fiesta de acción de gracias.
25 Y el quinto año podrán ya comer su fruto y almacenar sus cosechas. Yo soy el Señor, su Dios.
26 No comerán nada con su sangre. No practicarán la adivinación ni la astrología. º
27 No se raparán en redondo sus cabezas, ni se recortarán la barba.
28 No se harán heridas en el cuerpo por un muerto, ni tatuaje alguno en la piel. Yo soy el Señor.
29 No degradarás a tu hija entregándola a la prostitución, para que tampoco se prostituya la tierra y se llene de inmoralidad.
30 Guardarán mis días de descanso y honrarán mi santuario. Yo soy el Señor.
31 No acudirán a los nigromantes ni consultarán a los espiritistas, contaminándose con ellos. Yo soy el Señor, su Dios. º
32 Te pondrás de pie en presencia de un anciano y lo tratarás con respeto; de esta manera honrarás a tu Dios. Yo soy el Señor.
33 Cuando un extranjero resida en la tierra con ustedes, no lo opriman;
34 deberá ser considerado como un nacido en el país y lo amarás como a ti mismo, porque también ustedes fueron extranjeros en el país de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.
35 No procedan injustamente en los juicios, ni en medidas de longitud, peso o capacidad. º
36 Tendrán balanzas justas, pesas justas y medidas justas º.

Conclusión

Yo soy el Señor, su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto.
37 Observen todas mis leyes y todos mis mandamientos; pónganlos en práctica. Yo soy el Señor.

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Introducción a Levítico

INTRODUCCIÓN



Abre mis ojos —proclama el salmista— para que vea las maravillas de tu ley (Sal 119:18). Con estas palabras no sólo expresa su ardiente deseo de entender lo maravilloso de la palabra divina, sino también que estas maravillas no siempre se manifiestan claramente. Esta realidad se hace particularmente patente en el libro de Levítico, el tercer libro de la Biblia, donde el lector se enfrenta a complicadas prescripciones rituales y a leyes con frecuencia un tanto sorprendentes, cuya finalidad no es fácilmente discernible y asimilable para nuestra mentalidad contemporánea. Es importante y altamente provechoso, sin embargo, captar el profundo sentido de transcendencia divina y de preocupación por cuidar la dimensión religiosa del ser humano, que alientan las páginas de este libro, a primera vista extraño a nuestra sensibilidad actual y en consecuencia de lectura no muy atractiva. A este respecto, no debe olvidarse que a Levítico pertenece el mandamiento de “amar al prójimo como a uno mismo” (Lev 19:18), mandamiento que Jesús recoge en su mensaje como uno de los componentes esenciales de la ética cristiana (Mar 12:31). Es este sentido ético el que penetra la mayor parte de las prescripciones rituales contenidas en Levítico y el que nos invita a leerlo, si no con un entusiasmo desbordante, sí con interés y respeto.


1. Título y texto


El nombre —LEVÍTICO— con que actualmente conocemos este libro no es el original de la Biblia hebrea. Los israelitas lo designaban con la primera palabra del mismo, a saber, Vayiqrá que significa: “y él llamó.”


Fue la traducción griega llamada de los LXX, y tras sus huellas la traducción latina llamada Vulgata, la que asignó al libro el nombre de Levítico (Levitikon, Liber Leviticus) en razón de que sus principales protagonistas (Aarón y sus descendientes sacerdotes encargados de todo lo referente al culto divino) pertenecen a la tribu de Leví. En cuanto a los levitas estrictamente tales, es decir, la institución encargada de ayudar y colaborar con la clase sacerdotal en la organización del culto, sólo son mencionados en Lev 25:32-34.


El texto hebreo de Levítico ha llegado hasta nosotros a través de la tradición masorética, de los manuscritos encontrados en los descubrimientos de Qumrán, y del Pentateuco Samaritano. A su vez, las antiguas traducciones al griego (los LXX), al arameo (los llamados “targumes”), al siriaco (la Peshita) y al latín (la Vulgata) revelan, aunque a veces con significativas variantes, un texto hebreo sustancialmente equivalente al hebreo del Texto Masorético y de los manuscritos de Qumrán.


2. Proceso de composición


Como los otros cuatro libros del Pentateuco, Levítico es el resultado de un proceso redaccional, sin duda, bastante complejo. Prácticamente nadie sostiene en la actualidad que Moisés pueda ser directamente su autor. Se piensa más bien que fue elaborado en una época mucho más reciente, concretamente en la época del postexilio, cuando los israelitas, privados de las dos instituciones clave en su historia precedente —la monarquía y el profetismo— vuelven los ojos al culto, al Templo y a la institución sacerdotal como único punto de referencia para seguir subsistiendo como nación. Es, pues, Levítico una obra básicamente sacerdotal que, a la vuelta del exilio, está muy preocupada por salvaguardar la identidad del pueblo elegido. Se trata de recordar y purificar de toda escoria las antiguas normas cultuales, adaptándolas a la situación actual de la comunidad; se trata de alumbrar una piedad más personal e interior que la de tiempos pasados, restaurando unas prácticas rituales correctas, pero promoviendo también unos valores éticos que hagan a la comunidad israelita moralmente superior a los demás pueblos. Para ello se prescribe una serie de normas que, enraizadas en la alianza del Sinaí, se colocan a la sombra de Moisés y se avalan con la autoridad directa del Señor.


Así pues, la mayor parte del libro de Levítico pertenece al estrato de la tradición sacerdotal del Pentateuco, que data en su conjunto de la época del destierro en Babilonia y conoce su redacción definitiva en el inmediato postexilio. Pero ello no impide que el redactor o redactores del libro hayan utilizado materiales más antiguos, entre ellos el llamado Código de Santidad (Lev 17:1-16; Lev 18:1-30; Lev 19:1-37; Lev 20:1-27; Lev 21:1-24; Lev 22:1-33; Lev 23:1-44; Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46), pertenecientes muchos de ellos al período preexílico.


3. Contenido y estructura


Como acabamos de afirmar, el libro de Levítico es uno de los documentos más significativos de la tradición sacerdotal israelita que, junto con la yavista, la elohista y la deuteronomista, ha dado lugar al gran bloque histórico-legislativo denominado por los judíos Torá (Ley) y por los griegos Pentateuco. El contenido de Levítico se encuadra en la llamada “Sección del Sinaí” y lo integran cuatro grandes cuerpos legales, más un apéndice. Tiene como principales, aunque no únicos destinatarios, a los sacerdotes pertenecientes a la tribu de Leví que eran los responsables oficiales de salvaguardar la santidad del culto divino, tema nuclear del libro.


El primer cuerpo (Lev 1:1-17; Lev 2:1-16; Lev 3:1-17; Lev 4:1-35; Lev 5:1-19; Lev 6:8-30; Lev 7:1-38) recoge el código sacrificial del segundo Templo en la época del postexilio y está dirigido a lectores más o menos iniciados en la vida religioso-cultual de la comunidad israelita.


El segundo cuerpo (Lev 8:1-36; Lev 9:1-24; Lev 10:1-20) describe el ceremonial de la consagración sacerdotal de Aarón y sus descendientes.


El tercer cuerpo (Lev 11:1-47; Lev 12:1-8; Lev 13:1-59; Lev 14:1-57; Lev 15:1-33; Lev 16:1-34) está centrado en las normas sobre la pureza o impureza ritual de todo tipo.


Y el cuarto cuerpo (Lev 17:1-16; Lev 18:1-30; Lev 19:1-37; Lev 20:1-27; Lev 21:1-24; Lev 22:1-33; Lev 23:1-44; Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46), denominado Código de Santidad, gira en torno al estribillo: Sean santos porque yo, el Señor su Dios, soy santo, precisando lo que el israelita debe hacer o evitar para agradar al Señor, su Dios, y comportarse adecuadamente con el prójimo.


El último capítulo (Lev 27:1-34) es un apéndice que se ocupa de señalar, con rigurosa precisión, lo que debe pagarse al santuario en concepto de rescate por personas, animales o cosas que hayan sido previamente consagradas al Señor. Probablemente es un capítulo añadido con posterioridad a la redacción original del libro.


Así pues, por una parte, Levítico proclama y subraya la santidad transcendente de Dios; pero al mismo tiempo indica cómo el israelita fiel puede y debe hacerse partícipe de esa santidad, observando una serie de normas morales y de prácticas rituales que le harán entrar en comunión vital con Dios y lo irán preparando de forma providencial para recibir la revelación de la nueva alianza.


Según esto, podemos ya señalar las líneas fundamentales de la estructura temático-literaria de Levítico. Serían las siguientes:


I.— REGULACIÓN DE LOS SACRIFICIOS (Lev 1:1-17; Lev 2:1-16; Lev 3:1-17; Lev 4:1-35; Lev 5:1-19; Lev 6:8-30; Lev 7:1-38)


Los holocaustos (Lev 1:1-17)


Ofrendas de cereal (Lev 2:1-16)


Sacrificios de comunión (Lev 3:1-17)


Sacrificios expiatorios (Lev 4:1-35; Lev 5:1-19)


Administración de las ofrendas y sacrificios (Lev 6:8-30; Lev 7:1-38)


II.— EL ORDEN DEL CULTO (Lev 8:1-36; Lev 9:1-24; Lev 10:1-20)


Consagración de los sacerdotes (Lev 8:1-36; Lev 9:1-24)


Normas adicionales (Lev 10:1-20)


III.— NORMAS SOBRE LA PUREZA E IMPUREZA RITUAL (Lev 11:1-47; Lev 12:1-8; Lev 13:1-59; Lev 14:1-57; Lev 15:1-33; Lev 16:1-34)


Animales puros e impuros (Lev 11:1-47)


Impureza contraída durante el parto (Lev 12:1-8)


Normas sobre la lepra (Lev 13:1-59; Lev 14:1-57)


Impurezas sexuales (Lev 15:1-33)


El Día de la Expiación (Lev 16:1-34)


IV.— CÓDIGO DE SANTIDAD (Lev 17:1-16; Lev 18:1-30; Lev 19:1-37; Lev 20:1-27; Lev 21:1-24; Lev 22:1-33; Lev 23:1-44; Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46)


Inmolación de animales (Lev 17:1-16)


Prácticas sexuales no permitidas (Lev 18:1-30)


Llamada a la santidad (Lev 19:1-37)


Prácticas religiosas prohibidas (Lev 20:1-27)


Santidad de los sacerdotes y laicos (Lev 21:1-24; Lev 22:1-33)


Calendario de fiestas (Lev 23:1-44)


Prescripciones rituales y otras disposiciones (Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46)


V.— APÉNDICE (Lev 27:1-34)


Rescate de lo consagrado al Señor (Lev 27:1-34)


Fuente:

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Notas

Levítico 19,2Lev 11:44-45+.


Levítico 19,3Lev 19:30; Lev 26:2; Éxo 20:4-12; Deu 5:8-16.
Levítico 19,6Lev 7:18-21.
Levítico 19,9Deu 24:19-21.
Levítico 19,11Éxo 20:7; Éxo 20:15-16; Deu 5:11; Deu 5:19-20.
Levítico 19,14Deu 24:14-15; Deu 27:18.
Levítico 19,18Lev 19:33; Mat 22:39; Rom 13:9; Stg 2:8.
Levítico 19,19Deu 22:9; Deu 22:11.
Levítico 19,23— incircuncisos: El hombre incircunciso es considerado impuro y no se debe entrar en contacto con él; lo mismo sucede con los frutos de los que se habla en este pasaje.
Levítico 19,26Lev 3:17+.
Levítico 19,31Lev 20:6; Lev 20:27; Deu 18:10-12; Deu 22:9; Deu 22:11; 2Re 21:6; (ver 1Sa 28:7-9).
Levítico 19,35Deu 25:13-16; Eze 45:9-10; Amó 8:5.
Levítico 19,36— ... y medidas justas: Lit. un efá justo y un hin justo. Para la equivalencia actual de estas medidas, ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS.