Numeros  26 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 65 versitos |
1

II.— LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA (26—36)

Normas sobre la ocupación de la tierra (26—31)

El segundo censo

Cuando cesó el castigo, el Señor se dirigió a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y les dijo:
2 — Hagan un censo de toda la comunidad israelita, registrando por casas patriarcales a todos los mayores de veinte años que sean aptos para el servicio militar en Israel.
3 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar dieron a los israelitas instrucciones al respecto, estando ya en la llanura de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó. Les dijeron:
4 - Hay que hacer el censo de los mayores de veinte años, tal como ha mandado el Señor a Moisés. Y estos resultaron ser los israelitas que habían salido del país de Egipto: º
5 Descendientes de Rubén, el primogénito de Israel, eran: el clan de los enoquitas, que procedía de Enoc; el de los faluítas, que procedía de Falú;
6 el de los jesronitas, que procedía de Jesrón, y el de los carmitas, que procedía de Carmí.
7 Estos eran los clanes de los rubenitas; el total de personas registradas fue de cuarenta y tres mil setecientas treinta.
8 Hijo de Falú fue Eliab,
9 e hijos de Eliab fueron: Nemuel, Datán y Abirán. Estos son los mismos Datán y Abirán elegidos como consejeros de la comunidad y que se amotinaron contra Moisés y Aarón cuando Coré y sus secuaces se rebelaron contra el Señor.
10 Fue cuando la tierra abrió su boca y se tragó a Coré junto con todos sus secuaces, siendo devoradas por el fuego doscientas cincuenta personas, para servir de escarmiento.
11 Los hijos de Coré, sin embargo, no murieron.
12 Descendientes de Simeón por clanes eran: el clan de los nemuelitas, que procedía de Nemuel; el de los jaminitas, que procedía de Jamín;
13 el de los zerajitas, que procedía de Zeraj; el de los saulitas, que procedía de Saúl.
14 Estos eran los clanes de los simeonitas; un total de veintidós mil doscientas personas.
15 Descendientes de Gad por clanes eran: el clan de los sefonitas, que procedía de Sefón; el de los jaguitas, que procedía de Jaguí; el de los sunitas que procedía de Suní;
16 el de los oznitas, que procedía de Ozní; el de los eritas, que procedía de Erí;
17 el de los aroditas, que procedía de Arod; y el de los arelitas, que procedía de Arelí.
18 Estos eran los clanes de Gad; el total de personas registradas fue de cuarenta mil quinientas.
19 Hijos de Judá fueron Er y Onán que murieron en tierra de Canaán.
20 Descendientes de Judá por clanes eran: el clan de los selaítas que procedía de Selá; el de los faresitas, que procedía de Farés; el de los zeraítas, que procedía de Zerá.
21 Descendientes de Farés eran: el clan de los jesronitas, que procedía de Jesrón; y el de los jamulitas, que procedía de Jamul.
22 Estos eran los clanes de Judá; el total de personas registradas fue de setenta y seis mil quinientas.
23 Descendientes de Isacar por clanes eran: el clan de los tolaítas, que procedía de Tolá; el de los fuítas, que procedía de Fúe; º
24 el de los jasubitas, que procedía de Jasub; de los simronitas, que procedía de Simrón.
25 Estos eran los clanes de Isacar; el total de personas registradas fue de sesenta y cuatro mil trescientas.
26 Descendientes de Zabulón por clanes eran: el clan de los sereditas, que procedía de Séred; el de los elonitas, que procedía de Elón; el de los jajlelitas, que procedía de Jajleel.
27 Estos eran los clanes de Zabulón; el total de personas registradas fue de sesenta mil quinientas.
28 Descendientes de José por clanes, a través de sus hijos Manasés y Efraín, eran:
29 de Manasés, el clan de los maquiritas, que procedía de Maquir, el padre de Galaad; el clan de los galaaditas, que procedía de Galaad. º
30 Descendientes de Galaad eran: el clan de los jezeritas, que procedía de Jezer; el de los jelequitas, que procedía de Jéleq;
31 el de los asrielitas, que procedía de Asriel; el de los siquenitas, que procedía de Siquén;
32 el de los semidaítas, que procedía de Semidá; el de los jeferitas, que procedía de Jéfer.
33 Hijo de Jéfer fue Selofjad que no tuvo hijos, sino solamente hijas; los nombres de las hijas de Selofjad fueron Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá.
34 Estos eran los clanes de Manasés; el total de personas registradas fue de cincuenta y dos mil setecientas.
35 Los descendientes de Efraín por clanes eran: el clan de los sutelajitas, que procedía de Sutelaj; el de los bequeritas, que procedía de Béquer; el de los tajanitas, que procedía de Taján;
36 de Sutelaj descendían Erán y su clan.
37 Estos eran los clanes de Efraín; el total de personas registradas fue de treinta y dos mil quinientas.
38 Descendientes de Benjamín por clanes eran: el clan de los belaítas, que procedía de Belá; el de los asbelitas, que procedía de Asbel; el de los ajiramitas, que procedía de Ajirán;
39 el de los sufanitas, que procedía de Sufán; el de los jufanitas, que procedía de Jufán.
40 Hijos de Belá fueron Ard y Naamán; de Ard procedía el clan de los arditas, y de Naamán el de los naamitas.
41 Estos eran los clanes de Benjamín; el total de personas registradas fue de cuarenta y cinco mil seiscientas.
42 Descendientes de Dan por clanes eran: el clan de los sujamitas, que procedía de Suján
43 y que tenía registradas un total de sesenta y cuatro mil cuatrocientas personas.
44 Descendientes de Aser por clanes eran: el clan de los imnitas, que procedía de Imní; el clan de los isuítas, que procedía de Isuí; el de los beriaítas, que procedía de Beriá.
45 Descendientes de Beriá fueron: el clan de los jeberitas, que procedía de Jéber; y el de los malquielitas, que procedía de Malquiel.
46 El nombre de la hija de Aser fue Será.
47 Estos eran los clanes de Aser; el total de personas registradas fue de cincuenta y tres mil cuatrocientas.
48 Descendientes de Neftalí por clanes eran: el clan de los Jajselitas, que procedía de Jajseel; el de los gunitas, que procedía de Guní;
49 el de los jezeritas, que procedía de Jezer; y el de los silemitas, que procedía de Silem.
50 Estos eran los clanes de Neftalí; el total de personas registradas fue de cuarenta y cinco mil cuatrocientas.
51 El total de personas israelitas censadas fue de seiscientas un mil setecientas treinta. º
52 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
53 — Entre estos se repartirá la tierra en heredad, de acuerdo con el número de los registrados. º
54 A los clanes más numerosos darás mayor heredad; a los menos numerosos, una heredad menor. A cada clan se le dará una heredad en conformidad con las personas que tenga registradas.
55 La tierra será repartida por sorteo º y la heredad estará en relación con el número de las personas de su familia.
56 La heredad de cada clan será asignada por sorteo, tanto para los más numerosos como para los más reducidos.
57

Censo de los levitas

Los levitas registrados por clanes fueron estos: el clan de los guersonitas, que procedía de Guersón; el de los queatitas, que procedía de Queat; el de los meraritas, que procedía de Merarí. º
58 Figuraban, además, entre los clanes levíticos: el clan de los libnitas, el de los hebronitas, el de los majlitas, el de los musitas y el de los coreítas. Queat fue el padre de Amrán,
59 cuya mujer se llamaba Jocabed, hija, a su vez, de Leví y nacida en Egipto. Amrán y Jocabed fueron los padres de Aarón y de Moisés y de su hermana María.
60 De Aarón nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. º
61 Pero Nadab y Abihú murieron cuando ofrecieron fuego ilícito º en presencia del Señor.
62 El total de levitas censados fue de veintitrés mil, todos varones mayores de un mes, que no fueron incluidos en el censo regular º de los israelitas, porque no se les había asignado heredad entre los israelitas. º
63

Conclusión del censo

Estos fueron los censados por Moisés y el sacerdote Eleazar, encargados de hacer el censo de los israelitas en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó.
64 Entre los censados no había ninguno de los que figuraban en el censo de los israelitas que Moisés y el sacerdote Aarón hicieron en el desierto de Sinaí.
65 Porque el Señor los había condenado a morir en el desierto y, en efecto, ninguno de ellos sobrevivió, salvo Caleb, hijo de Jefuné, y Josué, hijo de Nun.

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Introducción a Numeros 

INTRODUCCIÓN


El libro de Números se centra sobre todo en narrar la marcha de los israelitas a través del desierto, camino de la tierra prometida. Fue esta una vivencia histórica que dejó una profunda huella en la memoria colectiva de Israel. Los profetas Oseas y Jeremías describen esta época con rasgos netamente positivos, como el tiempo de las relaciones ideales entre Dios y su pueblo (Jer 2:2-3; Ose 2:14-21). Para la escuela deuteronomista es el tiempo y el lugar en que Dios pone a prueba a su pueblo (Deu 8:2-6), una prueba de la que no siempre los israelitas salieron bien parados, como lo hace notar el profeta Ezequiel (Eze 20:1-49) y también el salmista que invita a su generación a no comportarse como lo hizo la generación del desierto, generación terca y rebelde que no fue fiel a Dios (Sal 78:8).


Llegados los tiempos de la Nueva Alianza, Juan Bautista y Jesús de Nazaret buscarán repetir esta experiencia del desierto (Mat 3:1; Mat 4:1; Luc 1:80) tratando de encontrarse allí con Dios, de ser plenamente fieles a los planes divinos y de introducir al nuevo pueblo de Dios en la verdadera “tierra prometida”, una tierra que de veras mane leche y miel.


1. Título y texto


Siguiendo la costumbre semita de referirse a los libros bíblicos por sus primeras palabras, los judíos designaban a este libro —que hoy denominamos de NÚMEROS— con el título de “y él habló” y más comúnmente con el de bemidbar, es decir “en el desierto”, que es el que mejor corresponde al contenido y el que actualmente lleva en la Biblia hebrea.


El título castellano actual —libro de Números— procede de la versión griega de los LXX y se debe al interés del autor o autores del mismo por los censos, y a las abundantes cifras que se consignan en él.


En cuanto al texto hebreo que ha llegado hasta nosotros, hay que decir que el de Números presenta un excelente estado de conservación; sólo hay que exceptuar algún que otro versículo en pasajes poéticos (ver Núm 21:14; Núm 21:30 y Núm 24:22-24). Como testigos cualificados del texto primitivo disponemos del Texto Masorético, de la traducción griega de los LXX, del Pentateuco Samaritano y de algunos manuscritos de Qumrán (4QNm). Entre las traducciones antiguas merecen también mencionarse el targum arameo de Ónkelos, la Peshita siriaca y la Vulgata latina.


2. Contexto histórico


El libro de Números se sitúa históricamente en la época de formación del pueblo israelita, concretamente abarca el tramo que va desde la teofanía del Sinaí (Éxo 19:1-25Éxo 20:1-26; Éxo 32:1-35Éxo 34:1-35) hasta su llegada a las llanuras de Moab, en la ribera oriental del Jordán (Núm 22:1-41Núm 33:1-56). En este sentido podemos decir que Números continúa la trama narrativa de Éxodo y enmarca geográficamente los discursos parenéticos del Deuteronomio.


Es difícil para el historiador precisar el contorno exacto de los acontecimientos que tuvieron lugar en este período y que podrían fecharse en el último cuarto del segundo milenio a. C. Parece que diversos clanes seminómadas, unos procedentes de Egipto y otros oriundos de Canaán, pero étnicamente afines, se fusionaron para dar origen a una nación fuertemente aglutinada por lazos sobre todo religiosos. Ni los restos arqueológicos ni los textos extrabíblicos de la época nos proporcionan noticias sobre ello; se limitan a constatar movimientos de diversos grupos tribales en el marco de las migraciones de distintos clanes seminómadas en dirección a Palestina. Pero los avatares vividos por los clanes israelitas en esta marcha hacia Palestina dejaron un recuerdo perdurable en su memoria: incidentes de todo tipo, conflictos entre los componentes de las distintas tribus, derrotas sufridas, victorias obtenidas, itinerarios recorridos. El libro de Números es una evocación teológico-literaria de todas estas vivencias; ello hace que bastantes datos resulten poco verosímiles históricamente hablando. A la hora de organizar los materiales que integran el libro de Números, el autor tiene ante todo un interés religioso que relega a un segundo plano la precisión histórica.


3. Proceso de composición


Como el resto de los libros que integran el Pentateuco, el libro de Números es el resultado de un largo y complejo proceso redaccional. Remitimos sobre el particular a lo dicho en la introducción general al Pentateuco. Así pues, también en Números están presentes los grandes estratos literarios que conocemos con el nombre de tradición yavista (J), tradición elohista (E) y tradición sacerdotal (P). Los textos yavistas, más vinculados a las tribus del sur, resaltan sobre todo los aspectos humanos de los orígenes históricos del pueblo israelita e insisten en su destino universal (Núm 22:1-41; Núm 24:1-25); los elohistas, por su parte, ponen énfasis en la unidad de la nación que se está gestando, condenan cualquier tendencia separatista (Núm 16:12-34) y alumbran el despertar de la institución profética (Núm 11:25-29).


Pero es sobre todo la tradición sacerdotal la que vertebra de principio a fin el libro de Números. Podemos decir al respecto que autores de la escuela sacerdotal han reelaborado profundamente las antiguas tradiciones yavistas y elohistas, aportando al mismo tiempo una gran cantidad de materiales nuevos; con ello han dado origen a una obra que podemos considerar nueva, tanto en la forma como en el fondo. Por lo demás, lo mismo que en Éxodo y Deuteronomio, en el libro de Números alternan secciones narrativas y legales, de forma que los pasajes narrativos son como el marco de los textos legales y cultuales.


4. Contenido teológico y claves de lectura


Se ha dicho más arriba que el contenido teológico fundamental de Números está sobre todo inspirado por la tradición sacerdotal que considera a Israel no tanto como una nación más, implicada en la vida política internacional y preocupada por tanto de su organización militar, cuanto como una comunidad dedicada a rendir culto al Señor, su Dios. Así las cosas, todo en esta comunidad está perfectamente regulado, hasta en sus más mínimos detalles, por la voluntad divina. Aunque aparentemente es Moisés el que preside y guía a la comunidad, quien realmente la gobierna es la palabra del Señor.


Al ser un pueblo en marcha —la larga marcha a través del desierto—, Israel no dispone de un santuario asentado de manera estable en un lugar concreto, sino que Dios se hace presente, es decir mora (de donde el nombre peculiar del santuario: la Morada) en una Tienda movible y transportable; nadie puede monopolizar la presencia del Señor al mismo tiempo protectora y temible. Por su parte, la institución de los sacerdotes y levitas actúa de pararrayos para que el pueblo, tantas veces infiel y pecador, no sea fulminado por la cólera divina (Núm 8:19; Núm 16:47-48). Cabría, pues, decir que la marcha de los israelitas a través del desierto tiene más de procesión litúrgica y de camino teológico que de organización y marcha cívico-militar. En esta marcha teológica es posible reconocer una secuencia de momentos que se repiten una y otra vez: gracia, pecado, castigo, conversión y de nuevo gracia. Dicha secuencia —en la que la gracia es el momento clave— constituye uno de los principales ejes teológicos del libro. Con ello la comunidad del desierto se convierte en punto de referencia para el pueblo de Dios de todos los tiempos: al verse reflejada en el libro de Números, la comunidad eclesial comprenderá que es un pueblo en marcha, un pueblo de profetas, un pueblo dirigido por la palabra divina y dedicado a servir al Señor.


Digamos finalmente que, dentro del libro de Números, los textos de mayor calado y densidad teológica son los cuatro poemas que el autor pone en boca de Balaán, el singular protagonista de los cps. Núm 22:1-41Núm 24:1-25, y que pertenecen a las antiguas tradiciones yavista y elohista. En ellos se enfatizan los temas de la elección y la bendición divina que a través de Israel alcanzan al resto de la humanidad, temas cuya presencia mitiga en cierta manera la escasa presencia en Números de temas tan capitales como la creación, la promesa, la alianza o la ley.


5. Estructura


Según sean los criterios —geográficos, literarios o temáticos— que con preferencia se utilicen, así será la estructura que se aplique a Números. Si utilizamos criterios geográficos, cabría distinguir tres partes: a) Núm 1:1Núm 10:10 : estancia en el Sinaí; b) Núm 10:11Núm 21:35 : marcha desde el Sinaí hasta Transjordania; y c) Núm 22:1-41Núm 36:1-13 : acampada en las llanuras de Moab.


Pero cabe también utilizar criterios literario-temáticos como son los dos censos de Núm 1:1 ss y Núm 26:1 ss y como es el hecho de que Núm 1:1-54Núm 25:1-18 tenga como protagonista a la generación que salió de Egipto, mientras que en Núm 26:1-65Núm 36:1-13 lo es la generación que, totalmente renovada, se encamina hacia la tierra prometida. En la presente traducción seguimos este segundo modelo que articulamos como sigue:


I.— LA GENERACIÓN DEL ÉXODO (Núm 1:1-54 Núm 25:1-18)


EN SINAÍ (Núm 1:1Núm 10:10)


- Organización del campamento (Núm 1:1-54Núm 4:1-49)


- Leyes diversas y bendición sacerdotal (Núm 5:1-31Núm 6:1-27)


- Ofrendas de los jefes y normas para los levitas (Núm 7:1-89Núm 8:1-26)


- Celebración de la Pascua y partida (Núm 9:1Núm 10:10)


DESDE SINAÍ HASTA TRANSJORDANIA (Núm 10:11Núm 25:18)


- De Sinaí a Cadés (o Parán) (Núm 10:11Núm 12:16)


- En Cadés y su entorno (Núm 13:1Núm 20:13)


- De Cadés a Moab (Núm 20:14Núm 21:35)


- En la estepa de Moab (Núm 22:1-41Núm 25:1-18)


II.— LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA (Núm 26:1-65Núm 36:1-13)


- Normas sobre la ocupación de la tierra (Núm 26:1-65Núm 31:1-54)


- Ocupación de Transjordania y últimas disposiciones (Núm 32:1-42Núm 36:1-13)


Fuente:

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Notas

Numeros  26,1-65El castigo del capítulo precedente ha terminado con los últimos supervivientes de la anterior generación (ver Núm 26:4); por tanto es necesario un nuevo censo para evaluar la capacidad militar del pueblo.

Núm 26:1-65Núm 36:1-13 : Desaparecida la generación del éxodo, será una nueva generación la que participará en la conquista y posesión de la tierra prometida.

Núm 26:1-65Núm 31:1-54 : De la misma manera que al salir de Egipto fue necesario prepararse para la marcha por el desierto, el pueblo se prepara ahora para esta nueva etapa.


Numeros  26,1-56Núm 1:1-44.
Numeros  26,4Gén 46:8-24.
Numeros  26,23Jue 10:1-2.
Numeros  26,29Jos 17:1; 1Cr 7:14-15.
Numeros  26,51Núm 1:46+.
Numeros  26,53Núm 33:54; Jos 13:1-33; Jos 14:1-15; Jos 15:1-63; Jos 16:1-10; Jos 17:1-18; Jos 18:1-28; Jos 19:1-51.
Numeros  26,55— por sorteo: Es una forma habitual de llevar a cabo una decisión divina en la Biblia (ver Núm 28:30; Jos 19:50; 1Sa 10:17; 1Sa 10:22; 1Sa 14:41).
Numeros  26,57Gén 46:11; Éxo 6:16-23; 1Cr 6:16-30.
Numeros  26,60Núm 3:4; Lev 10:1-3.
Numeros  26,61— ilicito: O bien: profano, ilegítimo (algunos traducen extraño, ajeno), que implica que el fuego ofrecido no era el prescrito en el orden de culto (ver Éxo 30:9; Lev 10:1; Núm 3:4).
Numeros  26,62Núm 14:6+.
Numeros  26,62— no fueron incluidos en el censo regular: Ver Núm 1:47 y Núm 2:33.