II Corintios 7 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 16 versitos |
1 Tales son, queridos míos, las promesas que tenemos. Purifiquémonos, pues, de todo cuanto contamine el cuerpo º o el espíritu y realicemos plenamente nuestra consagración viviendo en el respeto a Dios.
2 Acójannos en sus corazones º. A nadie agraviamos, a nadie arruinamos, a nadie explotamos. º
3 Y con esto no pretendo recriminarlos, pues ya les he dicho que, en vida o en muerte, los llevo º en el corazón.
4 Tengo puesta en ustedes toda mi confianza y es tanto el orgullo que siento por ustedes, que estoy rebosante de ánimo y de alegría a pesar de todas las penalidades. º
5

Alegría de Pablo por la nueva actitud de los corintios

Cuando llegué a Macedonia º tampoco pude disfrutar del más mínimo sosiego; las tribulaciones me acosaban por doquier: por fuera los conflictos, por dentro el miedo. º
6 Pero Dios, que conforta a los humildes, me reanimó también a mí º con la presencia de Tito º. º
7 Y no fue sólo su presencia, fue sobre todo el conocer cómo ustedes le habían animado y reconfortado. Él me habló º de la añoranza de ustedes por verme, del arrepentimiento, de la preocupación que ustedes tienen por mí. Esto me hizo todavía más feliz.
8 No me pesa haberles causado tristeza con mi carta º. Hubo, sí, un momento en que lo sentí, al darme cuenta de que aquella carta los entristeció, aunque sólo fuera por breve tiempo.
9 Pero ahora me alegro, no de haberlos entristecido, sino de que esa tristeza haya servido para que ustedes cambien de actitud. Como fue una tristeza querida por Dios, ningún daño han recibido de nosotros.
10 Y es que si la tristeza está en conformidad con la voluntad de Dios, produce un saludable cambio de actitud del que no hay que lamentarse; en cambio, la tristeza producida por el mundo ocasiona la muerte.
11 Fíjense, en efecto, en los frutos que esa tristeza conforme a la voluntad de Dios ha producido en ustedes: ¡Qué forma de preocuparse, de presentar excusas, de sentirse indignados por lo sucedido, y al mismo tiempo, asustados! ¡Qué añoranza por verme, qué interés por resolver el asunto, qué impaciencia por hacer justicia! Han demostrado, hasta donde es posible, que no son culpables de lo sucedido.
12 Si, pues, les escribí aquella carta, no fue tanto por el que causó la ofensa o por el que la recibió º, cuanto por brindarles la oportunidad de descubrir, por ustedes mismos y en presencia de Dios, hasta dónde llegaba el interés que sienten por mí.
13 Esto es lo que me ha llenado de consuelo. Pero mucho más que mi propio consuelo, lo que me hace rebosar de alegría es ver a Tito íntimamente contento y reconfortado por el trato recibido de todos ustedes.
14 Le dije que estaba orgulloso de ustedes y no me han dejado en mal lugar; al contrario, lo mismo que no me privé de decirles toda la verdad, también los elogios que hice º a Tito con respecto a ustedes, han resultado verdaderos.
15 Cada vez que recuerda el profundo respeto con que lo acogieron y la atención que todos le prestaron, crece más y más el cariño que les tiene. º
16 ¡Qué alegría para mí poder contar siempre con ustedes!

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Introducción a II Corintios

INTRODUCCIÓN


1. Contexto histórico de la carta


No es nada fácil precisar las circunstancias que rodearon la composición de esta llamada segunda carta a los Corintios (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura 2Co). Alguien ha escrito que es la más enigmática de las cartas paulinas. Y tal vez el enigma principal sea el siguiente: ¿se trata de una única carta escrita — o dictada — de un tirón por Pablo o es, más bien, el resultado de fundir una serie de cartas enviadas sucesivamente por el Apóstol a los corintios en el curso de unas relaciones que se volvieron por momentos difíciles y conflictivas?


En el primero de los supuestos apuntados — que ha sido sostenido acríticamente durante siglos por la inmensa mayoría de lectores y comentaristas de la carta — , Pablo haría recuento y balance final de lo sucedido entre él y la iglesia de Corinto durante los meses siguientes al envío de la primera carta. Eso habría ocurrido entre los años 54 y 56 d. C., según las distintas cronologías sobre la vida de Pablo. En el trascurso de esos meses, no sólo no se habrían resuelto los problemas existentes, sino que habrían surgido otros nuevos. Ciertos misioneros cristianos procedentes de Judea, y con un pretendido respaldo de los apóstoles de Jerusalén, habían llegado a Corinto donde comenzaron a minar la autoridad de Pablo poniendo en duda su condición de apóstol y anunciando un mensaje distinto, al menos en parte, al proclamado por Pablo (ver 2Co 11:4-5; 2Co 11:12-15). Parece que entonces Pablo realizó una breve visita (2Co 2:1) que no tuvo éxito; es más, durante esa visita el propio Pablo o uno de sus colaboradores debió ser objeto de una grave ofensa sin que la comunidad reaccionara (2Co 2:5). A raíz de esta infructuosa visita, Pablo les escribe una carta llena de emoción y severidad que el propio Apóstol dice haber escrito con el corazón lleno de angustia y anegado en lágrimas (2Co 2:4). Una carta que se habría perdido.


Esta carta y los buenos oficios de Tito, probable portador de ella, provocaron afortunadamente un cambio radical en la comunidad: se castiga al ofensor, se restablece la autoridad de Pablo, se recuperan las buenas relaciones. Las noticias del cambio llenan de alegría a Pablo que, a la vez gozoso y apasionado, escribe de nuevo a los corintios. La batalla ha sido dura y es preciso restañar heridas y apuntalar el edificio que ha quedado tambaleante. Este sería, en el supuesto de una única carta, el marco histórico de 2 Co.


Pero en los últimos tiempos se ha ido abriendo paso entre los estudiosos paulinos, cada vez con más fuerza, un segundo supuesto: a saber, 2 Co no sería una única carta, sino varias cartas reunidas por un redactor postpaulino bastantes años después de la muerte del Apóstol. Se habla de tres, de cuatro y hasta de cinco cartas fundidas en una sola. La primera, en orden cronológico, se conservaría en 2Co 2:142Co 7:4 y en ella Pablo sale en defensa de su ministerio apostólico, a la vez que se esfuerza en desenmascarar a los falsos apóstoles. La segunda estaría representada por 2Co 10:1-182Co 13:1-14 y según muchos autores habría que identificarla con la llamada “carta de las lágrimas”. La tercera sería la carta de reconciliación que Pablo escribe a los corintios una vez que ha recibido de Tito las buenas noticias sobre el cambio de actitud de la Iglesia de Corinto. Si no la carta completa, al menos sus pasajes más importantes se conservarían en 2Co 1:12Co 2:17 y 2Co 7:5-16. Finalmente, en 2Co 8:1-242Co 9:1-15 tendríamos al menos el núcleo de otras dos breves cartas de Pablo a los corintios con ocasión de la colecta a favor de las iglesias necesitadas de Judea. Algunos autores piensan que únicamente el capítulo 2Co 9:1-15 es una carta independiente; el capítulo 2Co 8:1-24 formaría en su origen parte de la llamada “carta de reconciliación”.


¿Qué decir de este segundo supuesto? ¿Cómo se desarrollaron realmente las cosas? No hay que descartar la hipótesis de varias cartas; al contrario, tiene grandes probabilidades de ser correcta en líneas generales. Sin embargo, no se ha dicho la última palabra sobre el tema; la cuestión sigue abierta y si la hipótesis de la unidad presenta dificultades, tampoco carece de ellas la de la fragmentación.


En cualquier caso, ya los más antiguos mss. nos transmiten la carta como un escrito unitario. Así la han leído los cristianos de todos los tiempos y así podemos seguir leyéndola hoy, habida cuenta de que los acontecimientos, los protagonistas y la enseñanza fundamental son los mismos, haya sido uno u otro su proceso de composición y formación.


2. Peculiaridades de la carta


2 Co es tal vez el escrito que mejor refleja la personalidad humana y apostólica de Pablo. Es también una fuente inestimable de datos acerca del Apóstol, de su vida azarosa y enamorada de Cristo. Por ella conocemos su colosal esfuerzo misionero repleto de fatigas y peligros, su amor apasionado a Cristo y a la Iglesia, la preocupación por las distintas iglesias cristianas fundadas por él (que era como un fuego que lo devoraba por dentro), las extraordinarias experiencias místicas con que fue agraciado, su enfermedad crónica cuya curación pedía insistentemente al Señor... y los inigualables contrastes de su personalidad excepcional: al mismo tiempo audaz y tímido, sereno y apasionado, prudente y arrebatado, activo y contemplativo, afectuoso y sarcástico, delicado y exigente.


Y en línea con las peculiaridades y circunstancias de la carta, está el estilo, que es directo, patético, apasionado. En ocasiones la pasión roba claridad al discurso. Nos encontramos con expresiones oscuras, con complicadas construcciones gramaticales, con interrupciones desconcertantes en el proceso del pensamiento. Pero 2 Co recompensa con creces el esfuerzo que exige su lectura, pues nos revela mejor que ninguna otra carta el carácter y el corazón de Pablo.


3. Contenido de la carta


Cualquiera que sea el proceso de composición de 2 Co — una o varias cartas — , hay un tema que, de una u otra forma, recorre casi todas las páginas del escrito: el del ministerio apostólico y la distinta manera que tienen de entenderlo, por una parte Pablo y por otra los misioneros que han arribado a Corinto procedentes de Judea. Primero en un tono cálido, paternal y persuasivo (ver 2Co 6:11-13; 2Co 7:2-4), y más adelante de forma áspera, agresiva y amenazante (2Co 10:1-182Co 13:1-14) — ¿ha cambiado la situación y se trata de una carta distinta? — , Pablo reflexiona y hace reflexionar a los corintios sobre cómo debe ser y desarrollarse la tarea misionera del verdadero apóstol de Cristo. Una tarea que está rodeada de grandezas y miserias, que lleva consigo riesgos y compensaciones, que puede causar tristezas y alegrías. Pablo lo resume magníficamente en una frase: se trata de un tesoro que guardamos en vasijas de barro (2Co 4:7), frase que encuentra a su vez el mejor comentario en 2Co 12:9 cuando Jesús le dice al Apóstol: mi fuerza se realiza plenamente en lo débil.


Por lo demás, tal como ha llegado hasta el presente, 2 Co se abre con una solemne acción de gracias y una serie de explicaciones de Pablo sobre sus proyectos apostólicos en relación con los corintios (2Co 1:12Co 2:13). Sigue una extensa reflexión sobre el ministerio apostólico, reflexión que puede considerarse la parte central de la carta (2Co 2:142Co 7:16). Vienen luego los dos capítulos dedicados a la colecta a favor de los creyentes necesitados de Judea (2Co 8:1-242Co 9:1-15). Y con un brusco cambio de tono (difícilmente explicable, por lo demás, dentro de la misma carta), Pablo pasa a redactar una vigorosa defensa de su autoridad y sus derechos de apóstol frente a los competidores que le han salido en Corinto y a los que califica irónicamente de “superapóstoles” (2Co 10:12Co 13:10). Una conclusión breve y de talante más bien frío cierra la carta (2Co 13:11-13).


4. Estructura de la carta


— Introducción (2Co 1:1-7)


I. — PABLO Y LA IGLESIA DE CORINTO (2Co 1:82Co 2:13)


II. — EL MINISTERIO APOSTÓLICO (2Co 2:142Co 7:16)


III. — COLECTA A FAVOR DE LOS CREYENTES DE JUDEA (2Co 8:1-242Co 9:1-15)


IV. — PABLO DEFIENDE SU MISIÓN APOSTÓLICA (2Co 10:12Co 13:10)


— Conclusión (2Co 13:11-13)


Fuente:

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Notas

II Corintios 7,1— el cuerpo: Lit. carne. En este pasaje, la palabra “carne” no tiene el sentido peyorativo que con frecuencia le da Pablo en sus cartas (ver nota a Rom 7:5); ni el binomio cuerpo (carne)-espíritu tiene aquí significado antitético, sino que sirve para designar al ser humano en su totalidad.


II Corintios 7,21Co 9:12-15.
II Corintios 7,2— en sus corazones: Se reanuda en este versículo el tema de 2Co 6:13 (ver nota a 2Co 6:14).
II Corintios 7,3— los llevo: Lit. los llevamos (ver nota a 2Co 6:11).
II Corintios 7,42Co 7:14; 2Co 8:24; (ver 1Ts 2:19-20; 2Ts 1:4).
II Corintios 7,52Co 4:8-12; 2Co 6:4-5; 2Co 11:23-27; 1Co 4:11-12.
II Corintios 7,5— a Macedonia: Ver segunda nota a 2Co 2:13; en cuanto a la provincia de Macedonia, ver nota a Rom 15:26.
II Corintios 7,5-6— llegué... pude... me... mi: Lit. están en primera persona plural (ver nota a 2Co 6:11).
II Corintios 7,62Co 1:3-4; Isa 49:13.
II Corintios 7,6— Tito: Ver nota a 2Co 2:13.
II Corintios 7,7— me habló: Lit. nos comunicó: Ver nota a 2Co 6:11.
II Corintios 7,8— mi carta: Ver nota a 2Co 2:3.
II Corintios 7,12— la ofensa... la recibió: Ver nota a 2Co 2:1. La forma concreta con que aquí se expresa Pablo pareciera indicar que no fue el propio Apóstol quien recibió la ofensa.
II Corintios 7,13-14— me hace... me privé... que hice: En el texto griego estos verbos van en primera persona plural (ver nota a 2Co 6:11).
II Corintios 7,15Efe 6:5; Flp 2:12.