Exodo  10 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 29 versitos |
1

Octava plaga: las langostas

El Señor dijo a Moisés: — Preséntate ante el faraón, porque yo soy el que ha hecho que tanto él como sus cortesanos se muestren intransigentes, a fin de que se pongan de manifiesto en medio de ellos mis prodigios.
2 Así podrás contar a tus hijos y a tus nietos cómo castigué a Egipto y qué prodigios realicé entre ellos; y reconocerán que yo soy el Señor.
3 Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón y le dijeron: — Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante mí y a dejar salir a mi pueblo para que me rinda culto?
4 Si te niegas a dejarlo salir, mañana mismo voy a hacer que una plaga de langosta invada tu país. º
5 Cubrirán tu país de tal manera que no se podrá ver el suelo, devorando el resto de la cosecha que se salvó del granizo junto con todos los árboles que crecen en los campos.
6 Llenarán tus palacios, las casas de tus cortesanos y las del resto de los egipcios. ¡Será algo como nunca vieron tus padres ni tus abuelos desde que aparecieron sobre la tierra hasta el presente! dicho esto, Moisés dio media vuelta y salió de la presencia del faraón.
7 Los cortesanos del faraón le dijeron: — ¿Hasta cuándo va a ser este hombre nuestra ruina? Deja marchar a esa gente y que rindan culto al Señor, su Dios.
8 Entonces hicieron volver a Moisés y Aarón ante el faraón, el cual les dijo: — Vayan y rindan culto al Señor su Dios. Pero, ¿quiénes son los que van a ir?
9 Moisés respondió: — Para celebrar la fiesta en honor del Señor, hemos de ir con nuestros niños y ancianos, con nuestros hijos e hijas, con nuestras ovejas y vacas.
10 El faraón les replicó diciendo: — ¡Están muy equivocados º si piensan que voy a dejar que se marchen con sus niños! ¡Algo están ustedes tramando!
11 No irán como dicen; sólo irán los varones adultos a rendir culto al Señor, ya que eso es lo que ustedes han pedido. Acto seguido, los echaron de la presencia del faraón.
12 El Señor dijo a Moisés: — Extiende tu mano sobre Egipto, para que venga sobre el país una plaga de langostas y devore la vegetación que no destruyó el granizo. º
13 Moisés extendió su vara, apuntando hacia Egipto, y el Señor hizo soplar sobre el país el viento del este, desde la mañana hasta la noche. Al amanecer, el viento del este había traído una plaga de langostas
14 que invadió todo el país, hasta el último rincón. ¡Nunca antes se había visto tal cantidad de langostas, ni se vio después algo parecido!
15 Las langostas cubrieron el país de tal modo que se oscureció su superficie º; devoraron todas las plantas del país y todos los frutos de los árboles que se habían salvado del granizo. No dejaron nada verde en ningún lugar de Egipto: ni en el campo, ni en los árboles.
16 El faraón mandó llamar urgentemente a Moisés y Aarón para decirles: — Reconozco que he pecado contra el Señor, su Dios, y contra ustedes.
17 Les ruego que de nuevo me perdonen y que rueguen al Señor, su Dios, que aleje de aquí este desastroso castigo.
18 Moisés salió de su presencia y oró al Señor.
19 El Señor cambió la dirección del viento, y un viento fuerte del oeste * barrió las langostas y las arrojó al mar de las Cañas º. No quedó en todo Egipto una sola langosta.
20 Pero el Señor mantuvo al faraón en su postura intransigente y no dejó salir a los israelitas.
21

Novena Plaga: Las tinieblas

El Señor dijo a Moisés: — Alza tu mano hacia el cielo, para que aparezcan sobre todo Egipto unas tinieblas tan densas que se puedan palpar.
22 Moisés así lo hizo, y se cernió sobre Egipto una espesa tiniebla que duró tres días. º
23 Durante ese tiempo nadie pudo moverse, pues no se veían unos a otros; pero sí hubo luz donde vivían los israelitas.
24 Una vez más el faraón mandó llamar a Moisés y le dijo: — Vayan con sus hijos a rendir culto al Señor, su Dios, pero dejen aquí sus ovejas y vacas.
25 Moisés respondió: — Tienes que dejarnos llevar también las víctimas para los sacrificios y holocaustos en honor del Señor, nuestro Dios;
26 también nuestro ganado ha de venir con nosotros. No dejaremos aquí ni una sola res, porque debemos rendir culto al Señor, nuestro Dios, con las cosas que nos pertenecen; y hasta que no lleguemos allí, no sabremos qué es lo adecuado para rendirle culto.
27 El Señor hizo que el faraón se mantuviera intransigente y que no los dejara salir.
28 Dijo además el faraón a Moisés: — ¡Fuera de aquí! Y no vuelvas nunca más a presentarte ante mí, pues el día en que aparezcas nuevamente por aquí, morirás.
29 A lo que Moisés respondió: — Será como dices, no me verás nunca más.

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Introducción a Exodo 

INTRODUCCIÓN


1. Características generales


El libro de Éxodo comienza recapitulando una información ya dada en el Génesis. La lista de los descendientes de Jacob que entraron en Egipto ha aparecido en Gén 46:8 ss con la tradición de setenta personas. La muerte de José ha sido relatada en Gén 50:26. Al mismo tiempo, en el pasaje inicial de Éxodo se introduce material nuevo que supone un paso adelante respecto al relato de Génesis, especialmente la muerte de toda la generación de José y el crecimiento del pueblo. Así pues, el comienzo de Éxodo apunta tanto al pasado (los patriarcas) como al futuro (la historia de la liberación de la opresión egipcia).


2. Título y contenido


El segundo libro de la Biblia, llamado en hebreo Eleh Shemot (“estos son los nombres”), por sus primeras palabras, recibió en la versión griega de los LXX el título de Éxodos, fiel reflejo de su acontecimiento central: la salida de Egipto.


Como ya se ha señalado, el libro de Éxodo presupone y continúa los relatos de Génesis, pero introduce al mismo tiempo un cambio importante. En la historia patriarcal (Gén 12:1-20Gén 50:1-26), los protagonistas habían sido siempre figuras individuales; ahora, por el contrario, va a ocupar un lugar destacado un nuevo personaje, no individual sino colectivo: el pueblo. Esta transición se pone de relieve expresamente al comienzo del libro, cuando el texto hace notar que las setenta personas que habían llegado a Egipto con Jacob se multiplicaron de tal manera que llenaban toda la región (Éxo 1:5; Éxo 1:7).


La primera parte de la narración tiene como tema central el gran acontecimiento a que hace referencia el título del libro: el éxodo o la salida de Egipto (cps. Éxo 1:1-22Éxo 15:1-27). Una sección que comienza describiendo el cambio de situación que se produjo con la ascensión al trono de un rey que no sentía ningún aprecio por la memoria de José (Éxo 1:8), y que culmina con la celebración de la primera Pascua (cp. Éxo 12:1-51) y con el canto de acción de gracias que entonaron Moisés y los israelitas después de cruzar el cauce del mar como si fuera tierra seca (Éxo 15:1-21).


La segunda sección (Éxo 15:22Éxo 18:27) narra algunos episodios relacionados con la marcha de los israelitas a través del desierto. El grupo que había salido de Egipto penetró en la península del Sinaí —región semidesértica— donde, siempre bajo la guía de Moisés, tuvo que hacer frente a distintas situaciones críticas.


La tercera sección (Éxo 19:1-25Éxo 40:1-38) está constituida por los acontecimientos del Sinaí que tienen como momento central el establecimiento del pacto o alianza entre Yahvé —el Señor— y su pueblo. Este acontecimiento incluye, como uno de sus elementos esenciales, la proclamación de la ley tanto en su aspecto moral (Éxo 20:1-26Éxo 24:1-18) como cultual (Éxo 25:1-40Éxo 40:1-38). En última instancia, toda la legislación contenida en el libro de Éxodo, con su evidente preocupación por defender el derecho de los más débiles y desprotegidos (ver Éxo 22:22-28), tenía como finalidad fundamental sentar las bases de una comunidad cimentada en la solidaridad y la justicia y consagrada al culto del verdadero Dios.


3. Marco histórico


Los relatos de Éxodo se mueven entre dos puntos geográficos precisos: Egipto y el Sinaí; entre ambos tiene lugar la primera parte de la marcha por el desierto. Allí se desarrollaron los acontecimientos que hicieron de Israel el Pueblo de Dios: la salida de Egipto, el paso del mar Rojo y la Alianza del Sinaí. El recuerdo de estos acontecimientos se grabó para siempre en la memoria de Israel y se convirtió en el fundamento mismo de su fe. Por eso, el libro de Éxodo ocupa un lugar muy destacado entre los libros veterotestamentarios y ha sido llamado el “Evangelio del Antiguo Testamento”.


El contenido de Éxodo no aporta elementos suficientes para fijar con absoluta precisión la fecha en que acontecieron los hechos narrados en el libro. Sin embargo, en Éxo 1:11 se hace notar expresamente que los descendientes de Jacob emigrados a Egipto fueron forzados a trabajar en la construcción de las ciudades de Pitón y Ramsés. Este dato nos lleva con cierta probabilidad al siglo XIII a. C., cuando el faraón egipcio Ramsés II hizo erigir, en el delta oriental del Nilo, una nueva capital llamada Casa de Ramsés. En tal circunstancia, los israelitas fueron duramente explotados hasta el punto de verse forzados a huir. El ejército egipcio los persiguió, pero el Señor los libró milagrosamente de sus perseguidores. El testimonio más antiguo de esta liberación es el canto de triunfo de Éxo 15:21, que celebra el acontecimiento no como una victoria de Israel, sino como una acción de Dios.


4. Características literarias


El libro de Éxodo es el resultado final de, al menos, tres ediciones elaboradas en distintos contextos históricos y designadas convencionalmente como historias o tradiciones yavista, elohista y sacerdotal, con leves retoques deuteronomistas. Estas historias utilizaron, a su vez, tradiciones orales previas y otras fuentes diversas, algunas de ellas escritas. En el conjunto se advierten tres tipos de materiales: narrativos, legales y litúrgicos.


— Entre el material narrativo hay que destacar los relatos que describen la opresión de los hebreos, la epopeya del éxodo, la travesía del desierto y la teofanía del Sinaí. A su vez, todos estos relatos se expresan en una gran variedad de géneros: relatos épicos (cps. Éxo 4:1-31Éxo 14:1-31), relatos legendarios (cp. Éxo 2:1-25), relatos de vocación (cps. Éxo 3:1-22 y Éxo 6:1-30), cantos heroicos (cp. Éxo 15:1-27), teofanías (Éxo 3:1-6), litigios o pleitos judiciales (Éxo 15:22-26; Éxo 19:16-25), relatos etiológicos y genealogías.


— El material legal se concentra fundamentalmente en la última parte del libro (cps. Éxo 19:1-25Éxo 40:1-38) y está representado por tres cuerpos de leyes: el decálogo (Éxo 20:1-17), de origen antiguo, aunque incorporado tardíamente al actual contexto; el código de la Alianza (Éxo 20:22-26; Éxo 21:1-36; Éxo 22:2-31; Éxo 23:1-19), compilación mixta de leyes religiosas y sobre todo sociales, posteriores a la instalación en Canaán, pero anteriores a la monarquía; y finalmente las normas cultuales (Éxo 25:1-40Éxo 31:1-18; Éxo 35:1-35Éxo 40:1-38), relativas al santuario y al culto, con elementos muy antiguos y otros bastante tardíos. También habría que mencionar el llamado decálogo ritual (Éxo 34:14-28) o “código yavista de la alianza”.


— El material litúrgico aparece mucho más disperso: generalmente se encuentra envuelto en formas narrativas o legales, por ejemplo Éxo 11:1Éxo 13:16; Éxo 14:1-31; Éxo 15:1-27; Éxo 19:1-15; Éxo 24:1-11; Éxo 20:22Éxo 23:19.


5. Estructura y divisiones


El éxodo se desenvuelve principalmente en tres escenarios: Egipto, el desierto y el monte Sinaí, que dan pie para dividir el libro en tres partes, subdivididas a su vez en distintas secciones:


I.— LA SALIDA DE EGIPTO (Éxo 1:1Éxo 15:21)


Israel oprimido en Egipto. Nacimiento y juventud de Moisés (Éxo 1:1-22Éxo 2:1-25)


Vocación y misión de Moisés (Éxo 3:1Éxo 7:7)


Las plagas de Egipto (Éxo 7:8Éxo 11:10)


La salida de Egipto (Éxo 12:1Éxo 15:21)


II.— LA MARCHA A TRAVÉS DEL DESIERTO (Éxo 15:22Éxo 18:27)


Quejas del pueblo (Éxo 15:22Éxo 17:16)


Institución de los Jueces (Éxo 18:1-27)


III.— LOS ACONTECIMIENTOS DEL SINAÍ (Éxo 19:1-25Éxo 40:1-38)


La Alianza del Sinaí (Éxo 19:1Éxo 20:21)


El Código de la Alianza (Éxo 20:22Éxo 23:33)


Confirmación de la Alianza (Éxo 24:1-18)


Instrucciones sobre el santuario y el culto (Éxo 25:1Éxo 31:17)


Ruptura y renovación de la Alianza (Éxo 31:18Éxo 34:35)


Ejecución de las instrucciones (Éxo 35:1-35Éxo 40:1-38)


6. Claves teológicas


Los relatos de Éxodo constituyen la epopeya nacional de Israel en cuya formación desempeñaron un papel decisivo las fiestas y celebraciones cultuales. La celebración de la Pascua, sobre todo, rememoraba y actualizaba aquellos grandes acontecimientos del pasado, de forma que todas las generaciones israelitas pudieran revivir la salida de Egipto y renovar el compromiso asumido por el pueblo en el Sinaí.


Por eso, el libro de Éxodo no es una “historia” en el sentido moderno de la palabra; es más bien un testimonio y una confesión de fe; es el reconocimiento de que la existencia de Israel como nación no es una obra humana, sino una creación de Dios.


Los temas teológicos clave están hábilmente elaborados dentro del texto; señalamos aquí los más representativos:


Presencia divina. En Éxo 2:23-24 el autor señala, en primer lugar, la ausencia divina, y después su presencia. Los gemidos y lamentos de los esclavos israelitas hacen que Dios recuerde la alianza con los patriarcas. La tarea que Dios encomienda a Moisés y la intervención divina, especialmente en las plagas, establecen claramente la prioridad de la presencia de Dios. En concreto, la imagen de Dios se configura a partir de la revelación de su nombre: Yahvé, el Señor, el que está siempre dispuesto a acudir en defensa de sus elegidos.


Liberación. Los dos elementos básicos del credo de Israel son que el Señor los sacó de Egipto y que los llevó a la tierra prometida. El libro de Éxodo escenifica y celebra el primero de estos dos acontecimientos. El pueblo toma conciencia de que es el Señor quien los liberó de la esclavitud y desde ese momento se convirtió en su Señor y gran liberador.


Sentido de la alianza. La alianza es la especialísima relación entre el Señor e Israel que se crea en el monte Sinaí. Es un vínculo personal por el cual Israel se convierte en el pueblo del Señor, y el Señor se convierte en el Dios de Israel. Es esta conexión moral única la que confiere a Israel su identidad entre todos los demás pueblos del antiguo Oriente Próximo.


Ley como respuesta a la alianza. Aceptando y comprometiéndose a cumplir fielmente la ley con que Dios acompaña la alianza, Israel responde de forma personal a su relación con él. La ley se recibe, no como una imposición desde fuera, sino como un reconocimiento desde dentro de la necesidad de honrar y respetar tanto al Dios de la alianza como a las demás personas.


Por lo demás, los grandes temas del Éxodo están presentes en toda la Biblia. A ellos se refieren los Profetas para anunciar un nuevo éxodo (Isa 43:18-21) y una nueva Alianza (Jer 31:31-34). El Nuevo Testamento convierte a Éxodo en fuente privilegiada de inspiración y actualización: desde Mateo (infancia de Jesús, sermón del monte) hasta el Apocalipsis (Cristo como nuevo cordero), la mayoría de los autores y escritos aluden a episodios, temas y motivos del éxodo. El NT presenta los acontecimientos del éxodo como una prefiguración de la obra redentora de Cristo, que es la verdadera “Pascua” (1Co 5:7) y una “Alianza” más excelente (Heb 8:6) por cuanto ha sido sellada con su sangre. La epopeya del éxodo constituye el prototipo de todos los actos salvíficos de Dios, en especial, del Bautismo (1Co 10:1-4) y los relatos del libro de Éxodo conforman la gran estructura teológica, simbólica y literaria sobre la que el cristianismo ha confrontado y comprendido su experiencia.


Fuente:

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Notas

Exodo  10,4Joe 1:4.


Exodo  10,10— Están muy equivocados: Lit. así el Señor los acompañe. Se trata de una bendición irónica por parte del faraón que de ninguna manera quiere dejar marchar a los israelitas.
Exodo  10,12Apo 9:2-3.
Exodo  10,15— se oscureció su superficie: La versión griega dice: el país fue devastado.
Exodo  10,19— del oeste: Lit. del mar, que para quien lo describe desde Israel está al oeste.

— mar de las Cañas (o de los Juncos): Así el texto hebreo. Se trata sin duda del mar Rojo. En la Biblia se da el nombre de mar de las Cañas a cada uno de los brazos de mar que se extienden a ambos lados de la península del Sinaí, llamados hoy golfo de Suez y golfo de Áqaba (ver 1Re 9:26). También se llamaba así a los pantanos y lagos que se extendían por la zona que hoy ocupa el Canal de Suez.
Exodo  10,22Éxo 7:17; Sal 105:28; Apo 16:10.