Sabiduría 15 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 19 versitos |
1

Israel quiere permanecer fiel

Pero tú, oh Dios nuestro, eres fiel y bondadoso, eres paciente y lo administras todo con misericordia. º
2 Aun cuando seamos pecadores, te pertenecemos y reconocemos tu poder soberano. No queremos pecar, pues sabemos que somos tuyos.
3 Conocerte a ti es justicia consumada, reconocer tu soberanía es fuente de inmortalidad º.
4 No nos han extraviado los perversos artificios humanos, ni la obra sin utilidad de los pintores: esas imágenes cubiertas de colores variados
5 que los necios contemplan apasionadamente, hasta el punto de entusiasmarse con la imagen inanimada de un ídolo sin vida.
6 Quienes fabrican esas imágenes se entusiasman con ellas y las veneran; se han convertido en amantes de la maldad al cifrar en ellas su esperanza º.
7

Insensatez de los fabricantes de ídolos

Miren al alfarero º: con qué mimo da forma a la arcilla y modela cada uno de los objetos que utilizamos. La misma arcilla le sirve por igual para modelar objetos que serán destinados a usos nobles y objetos reservados a usos contrarios; el propio alfarero decide la función de cada uno. º
8 Después, con un esfuerzo digno de mejor causa, se vale de la misma arcilla para modelar un falso dios. Lo modela quien hace poco nació de la tierra y pronto volverá a esa misma tierra de donde lo sacaron, cuando le sea reclamada la vida recibida en préstamo. º
9 No piensa que la muerte le ronda y es efímera su existencia; al contrario, compite con orfebres y plateros, imita a los que trabajan en la forja del bronce y cifra su orgullo en modelar lo que es falso.
10 Vale menos que la ceniza su mente º, es más deleznable que el barro su esperanza y se estima en menos su vida que la arcilla; º
11 porque no conoce al Dios que lo formó, a quien le infundió un espíritu de vida. º
12 Más aún, toma la existencia como un juego y piensa que la vida es una feria donde negociar; por eso dice: “Hasta del mal hay que sacar partido”.
13 Sabe, en efecto, mejor que nadie, que está pecando cuando se entrega a fabricar de materia terrena tanto frágiles vasijas como imágenes idolátricas.
14

La insensata idolatría de los egipcios

Pero los más insensatos de todos, más desgraciados incluso que la vida de un niño º, fueron los enemigos que oprimieron a tu pueblo.
15 Consideraron, en efecto, como dioses a todos los ídolos paganos: esos cuyos ojos no les sirven para ver, ni la nariz para respirar, ni los oídos para escuchar, ni los dedos de sus manos para tocar, ni sus torpes pies para caminar. º
16 Porque fue un ser humano quien los fabricó, los modeló alguien que tiene el espíritu prestado; y nadie puede modelar un dios semejante a sí mismo. º
17 Siendo él mismo mortal, sus manos pecadoras solamente pueden fabricar algo muerto. Vale mucho más él que los objetos que adora, pues él tiene vida; ellos, en cambio, no la tendrán jamás.
18 Incluso rindieron culto a los más repugnantes animales, capaces de superar en estupidez a todos los demás;
19 eran animales sin la seductora belleza de otros seres, excluidos, por tanto, de la aprobación y la bendición divinas º.

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Introducción a Sabiduría

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


Con independencia de su inclusión o no, según los distintos criterios, en la lista bíblica de libros sagrados, el libro de la Sabiduría es un magnífico ejemplo de diálogo entre dos mundos culturales: el judío y el griego de los últimos años del AT. La verdad es que en el momento actual de la investigación no existe certeza absoluta sobre una serie de cuestiones relativas a su ambientación histórica-literaria: autor, destinatarios, tiempo exacto y lugar concreto de composición, género literario preciso, unidad o diversidad de composición y de estructura. Pero sí disponemos de datos suficientemente probables cuya convergencia arroja la luz indispensable para situar el libro en el marco histórico literario e ideológico correcto.


El título, que como es habitual en la literatura bíblica no pertenece al texto original, varía según las distintas tradiciones manuscritas. En los manuscritos griegos es constante el de Sabiduría de Salomón; en los latinos prevalece el de Sabiduría sin más añadidos. La atribución del libro a Salomón es, sin duda, ficticia. Se debe a la costumbre, muy extendida en la antigüedad y de la que participa ampliamente la Biblia, de colocar a la sombra y bajo la autoridad de un personaje famoso — en este caso Salomón — un libro o escrito que se quiere divulgar. Salomón, prototipo del rey culto e ilustrado según la tradición judía, nunca es nombrado expresamente en Sabiduría; pero no admite dudas que el autor se identifica ficticiamente con él en diversos pasajes del libro (ver sobre todo Sab 7:4-8; Sab 8:2; Sab 9:15; Sab 9:7Sab 8:12). En realidad, el autor real es un judío orgulloso de su raza y enamorado de su religión, pero al mismo tiempo profundo conocedor e incluso admirador de la cultura y del pensamiento helenista de su tiempo.


En algún momento se ha propuesto la posibilidad de varios autores para el libro de la Sabiduría; actualmente, sin embargo, es prácticamente unánime la opinión de un solo autor. Un autor que pertenecería a la numerosa comunidad judía de Alejandría (Egipto) y que compuso su obra probablemente en la segunda mitad del siglo I a. C. La situación histórica global reflejada en Sb favorece como fecha más concreta de composición los primeros años del reinado de Octavio Augusto (30 a. C.-14 d. C.).


¿En quiénes estaba pensando el autor de Sabiduría cuando escribe su obra? Tampoco aquí las opiniones son del todo coincidentes. Desde luego no son única ni principalmente los gobernantes de la tierra de Sab 1:1, dedicatoria que es también evidentemente ficticia y destinada a dar mayor impacto y autoridad a sus palabras. Los destinatarios de Sabiduría son prioritariamente los judíos que viven en Egipto, que están pasando por dificultades (aunque no lleguen al grado de persecución abierta) y que necesitan ser animados, revitalizados y consolidados en su fe. Pero también el mundo cultural no judío, si bien secundariamente, está en el punto de mira del autor de Sabiduría que en modo alguno es ajeno a un cierto proselitismo y afán de propaganda a favor de la sabiduría de Israel.


2. Características literarias


El libro de la Sabiduría constituye, desde el punto de vista literario, una de las obras más logradas de la Biblia griega. En algún momento se pensó que, al menos en parte (sobre todo los capítulos Sab 1:1-16Sab 5:1-23), podía ser traducción de un original hebreo. Hoy es una opinión descartada. En efecto, el vocabulario, el estilo, determinados recursos retóricos, una serie de fórmulas redaccionales extrañas a la estructura de la lengua hebrea, abogan claramente a favor de una composición original en griego helenístico. Lo cual no impide la presencia casi masiva de elementos característicos de la poesía hebrea, tales como el paralelismo. En realidad, en Sabiduría confluyen armónicamente elementos estilísticos semitas con múltiples recursos retóricos griegos; estos últimos acaban imponiéndose y configurando la fisonomía definitiva de la obra. Sorprende la riqueza de vocabulario y la cantidad de términos, por una parte ajenos a la literatura bíblica y, por otra, estrechamente emparentados con el pensamiento y el discurso propios de la filosofía del tiempo, que era principalmente la platónica.


¿Es el libro de la Sabiduría un poema didáctico o un ensayo filosófico-teológico redactado en un singular tipo de prosa? La disposición material del contenido invita ciertamente a pensar que el autor ha querido componer una obra poética, pero no está claro que en todo momento lo consiga. En cualquier caso, adopta desde el comienzo la forma de los versos hebreos esforzándose en imitar y al mismo tiempo helenizar la poesía bíblica. Cabría decir que en bastantes momentos nos encontramos ante una especie de brillante prosa rítmico-poética.


En cuanto al género literario del libro, ¿es una invitación/exhortación a conseguir la sabiduría? ¿Es un elogio/alabanza de la sabiduría? ¿O es una reflexión/contemplación al estilo rabínico del tiempo — tipo, por tanto, midrash — sobre la presencia y la acción de la sabiduría (providencia) divina en la historia de Israel? Todas estas propuestas se han hecho y todas podrían considerarse correctas según qué parte del libro se tenga principalmente en cuenta. Reducir todo el libro a un solo género literario — que en todo caso sería el de elogio/alabanza con unas características muy peculiares — , parece un tanto problemático. Es preferible pensar en la confluencia de varios géneros literarios. Los enumerados más arriba, por supuesto, pero también otros de menor cuantía que, más que géneros literarios propiamente tales, son más bien recursos retóricos o métodos exegéticos. Podríamos enumerar: el discurso escatológico-apocalíptico, la diatriba de inspiración socrático-estoica, el comentario rabínico de textos bíblicos, la comparación en forma de contraste, etc.


3. Fuentes de inspiración


Sin menoscabo de la fuerte personalidad del autor de Sb y de la incuestionable originalidad de su obra, hay que constatar sus profundas raíces bíblicas y su enorme aprecio por los valores culturales paganos de su tiempo. No deja de sorprender, pero es así, que un judío fervoroso tomara en serio la cultura helenística para presentar de manera actualizada su fe. Es clave para leer e interpretar correctamente el libro de la Sabiduría partir de esta manifiesta intención de su autor de hacer entrar en amistoso y fecundo diálogo la cultura semita y el mundo helenista, la teología judía y la filosofía griega.


a) Es evidente que el autor de Sabiduría está muy familiarizado con la Sagrada Escritura a la que conoce sobre todo a través de la versión griega de los LXX. Rara vez cita literalmente, pero las alusiones son continuas. Especialmente se inspira en el Génesis, Éxodo, Isaías, Salmos y Proverbios; conoce también la traducción griega del Eclesiástico y alude a él con cierta frecuencia. Y si es cierto que el libro de la Sabiduría está escrito originalmente en griego, no cabe duda de que su autor dominaba el hebreo, al que más de una vez recurre directa o indirectamente. Hay que añadir, además, que el autor de Sabiduría estaba también familiarizado con el modo y los métodos de exponer la Escritura en la sinagoga. Esto hace que trate sus fuentes con una gran libertad y que se haga eco de tradiciones extrabíblicas que amplifican y embellecen los relatos, a veces con rasgos muy cercanos a la leyenda. Todo ello lo da por bueno nuestro autor con tal de apuntalar la amenazada fe de los judíos alejandrinos, consolidar su confianza en el insuperable valor de la sabiduría israelita y de sus tradiciones sagradas, y también de hacer partícipes a los paganos del conocimiento de la auténtica sabiduría, es decir, del verdadero Dios que no es otro sino el Dios de Israel.


b) Y junto a las raíces bíblicas de Sabiduría, es preciso valorar en su justa medida el influjo de la cultura, el pensamiento y la literatura helenística en el conjunto de su obra. Que este influjo ha sido considerable, incluso profundo, es opinión prácticamente unánime. El autor hace gala permanentemente de sus amplios conocimientos literarios, culturales y filosóficos. No puede decirse que sea especialmente tributario de una escuela filosófica concreta (platonismo, estoicismo) o que abunden las referencias expresas a tal o cual autor, pero las reminiscencias y alusiones al mundo cultural helenístico son abundantísimas. Lo que ya resulta más difícil precisar es si se trata de un convencimiento personal profundo sobre los valores de dicha cultura, o más bien de una simple actitud estratégica con el fin de tender un puente entre la fe bíblica y la concreta situación de sus lectores. Tal vez lo más sensato sea evitar planteamientos radicales: ni convertir al autor de Sabiduría en un casi adorador de la cultura helenística fascinado por sus encantos y valores, ni pensar que sólo se sirve de esa cultura, bien a su pesar, como mero instrumento para captar la benevolencia de posibles lectores paganos. Siente, sin duda, un sincero aprecio por dicha cultura y la utiliza inteligentemente para profundizar en su fe judía, para iluminar misterios hasta ahora impenetrables, para encontrar respuestas a difíciles problemas. Eso sí, sin dudar por un momento en rechazar abiertamente todo lo que considera negativo en su confrontación con la fe israelita, a saber, el culto a los ídolos, el materialismo ambiental, los ritos mágicos de las religiones mistéricas, etc.


4. Estructura y contenido doctrinal


Partiendo del hecho, apenas discutido a pesar de la variedad de temas y de recursos estilísticos, de la unidad de autor y de composición, el libro de la Sabiduría suele dividirse en tres grandes bloques. Existen algunas diferencias de criterio a la hora de señalar los límites precisos de cada parte, pero en líneas generales esta sería la estructura:


I. — Cps. Sab 1:1-16Sab 5:1-23 : El tema central de esta sección gira en torno al destino de la vida humana en los planes de Dios. Un tema que el autor desarrolla en una serie de discursos sobre la justicia-sabiduría divina y sobre la distinta suerte de los buenos (inmortalidad feliz) y los impíos (castigo y perdición).


II. — Cps. Sab 6:1-25Sab 9:1-18 : Contiene un apasionado elogio de la Sabiduría. Un elogio puesto en boca del rey Salomón (a quien, sin embargo, no se nombra expresamente) y que describe a la Sabiduría como una realidad personificada estrechamente vinculada a la divinidad. El autor habla del origen, de la naturaleza, de las propiedades y del modo de adquirir esa sabiduría. Evocando el ejemplo de Salomón, que la solicitó humilde y fervientemente de Dios (Sab 7:1-30; Sab 7:1-30), pero al mismo tiempo la buscó con ardor (Sab 8:2), implícitamente está invitando a sus lectores a que procedan de igual modo. La inspiración de esta parte del libro en textos e imágenes de Pr y Eclo parece incuestionable (ver Pro 1:1-33Pro 9:1-18; Sir 1:1-20; Sir 4:11-19; Sir 6:18-37; Sir 14:20Sir 15:10).


III. — Cps. Sab 10:1-21Sab 19:1-22 : Es una actualizada meditación sapiencial sobre la providencia divina, teniendo como punto de referencia los acontecimientos del Éxodo. Se trata de una sección que está articulada sobre la base de siete comparaciones en forma de contraste; en ellas se pone de manifiesto la misteriosa acción de la sabiduría divina que, por una parte, libera y colma de bienes (la justicia salvífica) al pueblo israelita — los fieles del Señor — y, por otra, castiga a los egipcios opresores con una serie de terribles plagas. La descripción de los contrastes se interrumpe con algunas digresiones entre las que destaca una amplia y muy encendida polémica contra la idolatría (Sab 13:1Sab 15:19). También esta tercera parte ha podido tener presente, aunque desde otra perspectiva, la contemplación histórico-sapiencial de Sir 42:1Sir 50:21.


Resumiendo, el hilo teológico conductor del libro de la Sabiduría puede ser el tema de la justicia-sabiduría divina en su triple aspecto de justicia/retribución, justicia/rectitud y justicia/fuerza salvadora. La originalidad y el énfasis con que se plasman en este singular libro ideas sobre el destino inmortal de los seres humanos, sobre la naturaleza y propiedades de la Sabiduría como realidad divina personificada, sobre el espíritu de Dios que llena la tierra y da consistencia a todas las cosas (Sab 1:7), sobre la inutilidad absoluta de los ídolos, y todo ello utilizando el marco de una cultura nueva y brillante como era la helenista, hacen de Sabiduría un libro realmente revolucionario en relación con la literatura bíblica tradicional.


Fuente:

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Notas

Sabiduría 15,1Éxo 34:6.


Sabiduría 15,3— fuente de inmortalidad: Lit. la raíz de la inmortalidad. La relación entre la idea de “justicia”, en cuanto cumplimiento de la voluntad de Dios, y la idea de inmortalidad está presente también en Sab 1:15 y Sab 5:15.
Sabiduría 15,6— al cifrar en ellas su esperanza: Otras posibles traducciones: y no merecen esperar nada mejor; o bien: y merecen que tales esperanzas se hagan realidad.
Sabiduría 15,7— alfarero: La utilización de la figura del alfarero como imagen o como ejemplo es relativamente frecuente en la Biblia (ver Isa 29:16; Isa 49:5; Jer 18:2-6; Job 10:8-9; Sir 38:29; Rom 9:20-21). En este concreto pasaje es un ejemplo paralelo al del carpintero en Sab 13:11-19.
Sabiduría 15,7Isa 29:16; Jer 18:4; Rom 9:20-21.
Sabiduría 15,8Gén 2:7; Gén 3:19; Job 10:9; Sir 17:1; (ver Luc 12:20).
Sabiduría 15,10— mente: Lit. corazón. Es sabido que en la cultura semita el corazón no sólo es la sede de los sentimientos y las emociones, sino también de los pensamientos y las decisiones.
Sabiduría 15,10Isa 44:20.
Sabiduría 15,11Gén 2:5; Deu 32:15.
Sabiduría 15,14— ... que la vida de un niño: No es fácil desentrañar el significado de esta afirmación. La traducción literal sería: que el alma de un parvulito, es decir, de alguien que carece de uso de razón y es, por tanto, digno de lástima. Pues más dignos de lástima son los opresores de los israelitas a pesar de ser adultos.
Sabiduría 15,15Sab 13:17-18; Sal 115:4-7; Sal 135:15-17.
Sabiduría 15,16Gén 2:7.
Sabiduría 15,19— ... la aprobación y la bendición divinas: En realidad, toda la creación, incluidos los animales, recibieron en origen la bendición divina (Gén 1:21-22; Gén 1:25; Gén 1:31); pero al convertirse en objeto de adoración, han perdido esa bendición y son ahora seres malditos y detestables.