Judith 4 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 15 versitos |
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Los israelitas se disponen a resistir

Al enterarse los israelitas que residían en Judea de cómo Holofernes, general en jefe del ejército de Nabucodonosor, rey de los asirios, había tratado a las otras naciones, y de qué modo había saqueado todos sus santuarios antes de destruirlos,
2 se sintieron del todo aterrorizados y se echaron a temblar al pensar en la suerte que podría correr la ciudad de Jerusalén y el Templo del Señor su Dios.
3 Porque hacía poco tiempo que ellos habían regresado del exilio * y que, reunido ya todo el pueblo de Judea, habían sido consagrados nuevamente º los utensilios del culto, del altar y del Templo: todo lo que antes había sido profanado. º
4 Pusieron entonces sobre aviso a la región de Samaría º: a Coná, Betorón, Belmaín, Jericó, Jobá, Aisora y el valle de Salén.
5 Después corrieron a ocupar las cumbres de los montes más altos, fortificaron las aldeas que había allí y, en previsión de la guerra, se proveyeron de los víveres que recientemente habían acabado de recoger de sus campos.
6 El sumo sacerdote Joaquín *, que por entonces residía en Jerusalén, escribió una carta a los habitantes de Betulia y Betomestáin º, situadas frente a Esdrelón, ante la llanura vecina a Dotán.
7 En su carta les decía que ocupasen las subidas de la montaña que daban acceso a Judea, porque desde allí podía impedirse fácilmente el avance del enemigo, ya que lo angosto del camino sólo permitía el paso de dos personas º.
8 Los israelitas hicieron lo que el sumo sacerdote Joaquín y los ancianos del pueblo º de Israel, residentes en Jerusalén, les habían ordenado.
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Los israelitas piden la ayuda de Dios

Todos los israelitas clamaron con gran fervor a Dios y se humillaron profundamente delante de él.
10 Ellos, con sus mujeres, sus niños y sus ganados, así como todos los extranjeros, jornaleros y esclavos que vivían allí, se vistieron de sayal. º
11 Todos los israelitas que vivían en Jerusalén, hombres, mujeres y niños, se postraron frente al Templo, arrojaron ceniza sobre sus cabezas y tendieron vestidos de sayal delante del Señor.
12 Recubrieron también de sayal el altar y, a una voz, clamaron con fervor al Dios de Israel rogándole que no permitiera que sus niños les fueran arrebatados ni raptadas las mujeres, ni tampoco destruidas las ciudades de su heredad ni profanadas las cosas santas y convertidas en objeto de burla entre los paganos.
13 El Señor oyó su clamor y vio su aflicción, pues, durante mucho tiempo, en Judea y en Jerusalén permaneció el pueblo ayunando frente al Templo del Señor todopoderoso. º
14 El sumo sacerdote Joaquín, así como todos los sacerdotes y ministros que estaban al servicio del Señor, vestidos de sayal, le ofrecían el holocausto perpetuo, las oraciones y las ofrendas voluntarias del pueblo. º
15 Cubiertos sus turbantes de ceniza, suplicaban al Señor con todas sus fuerzas que visitara con piedad a todo el pueblo de Israel.

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Introducción a Judith

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


El libro de Judit nos cuenta el conflicto que se produce cuando las pretensiones expansionistas, que lleva consigo la ideología imperialista propia de los poderosos de la tierra (personificados en la figura de Nabucodonosor), se confrontan con los deseos de libertad de un pueblo. Como tantas veces en la Biblia, Dios se pone a favor de los más débiles y, contra toda esperanza, destruye las pretensiones arrogantes de los fuertes, haciendo de la debilidad instrumento para su acción.


2. Características literarias


La enorme abundancia de detalles concretos, tanto geográficos como históricos, podrían dar a esta narración una apariencia de historia estricta. Sin embargo, desde el primer momento estos detalles son tan claramente equívocos y anacrónicos, que su función en el relato debe ser necesariamente otra.


El autor de Judit trabaja los datos insertándolos de forma acumulativa, sin preocuparse de la coherencia de los mismos: Nabucodonosor (rey de Babilonia) se convierte en el rey de Asiria; Nínive (destruida años antes de su reinado) es su capital; Holofernes (un personaje persa), el general de su ejército. El valor de estos nombres está en su potencial evocador: son los enemigos de Israel, los tiranos de la historia. Pareciera que el autor, en lugar de facilitar la localización histórica de lo que está narrando, lo que pretendiera es precisamente evitarla o, mejor aún, utilizar este recurso para situar su historia en todos los tiempos. Otra pista nos la dan el carácter simbólico de algunos nombres: Judit (= la judía), Ajior (= mi hermano es luz), Betulia (= la doncella), Ozías (= Dios es mi fuerza)... nos sitúan en un ámbito en el que los protagonistas van más allá de sí mismos y pasan a ser personajes arquetípicos de un conflicto más profundo y más duradero. El mismo tratamiento psicológico de los actores nos encamina en esta misma dirección. Por si esto fuera poco, una lectura atenta nos descubre detrás de este relato el trasfondo de muchas escenas bíblicas.


Podríamos decir que estamos ante una obra de ficción con carácter didáctico que utiliza elementos históricos para plantear un conflicto que trasciende la historia y es siempre permanente: por una parte, el dios imperial, tiránico y prepotente que conduce a la muerte y a la esclavitud; por otra, el Dios de Israel que actúa a través de la debilidad para liberar a los que confían en él.


3. Estructura y contenido


En cuanto a la estructura de la narración, el libro tiene claramente dos partes bien diferenciadas: los capítulos Jdt 1:1-16Jdt 7:1-32 en que se narra el avance arrollador de Nabucodonosor, mediante su general Holofernes, hasta los pies de la ciudad de Betulia; y la segunda parte, capítulos Jdt 8:1-36Jdt 16:1-25, en que el personaje de Judit entra en escena para liberar a su pueblo.


4. El texto del libro de Judit


Los manuscritos más antiguos que poseemos del libro de Judit están todos ellos en lengua griega; los más importantes son los grandes manuscritos unciales del siglo IV o V. Otras versiones latinas dependen del griego. La Vulgata ofrece un texto más corto y el propio Jerónimo, el traductor de la Vulgata, confiesa que ha hecho la traducción con poco cuidado.


A pesar de que los testimonios más antiguos están en lengua griega, hoy casi nadie reconoce esta como su lengua original. El texto griego no es sino una traducción de un original en lengua semítica, hebreo o arameo.


5. Fecha y lugar de composición


La descripción que el autor de Judit hace de la figura de Nabucodonosor y de sus pretensiones divinas no se corresponde con los usos de las monarquías asiria o babilónica; más bien responde a la figura de los reyes griegos, especialmente Antíoco IV, llamado Epífanes (se puede comparar con la descripción que hace el libro de Daniel de este personaje en Dan 11:36-37). Esto nos anima a pensar que el contexto histórico del libro se corresponde con los años siguientes a la revuelta Macabea, alrededor de la mitad del siglo II a. C. Otros datos provenientes del libro ayudan a confirmar esta fecha: la alusión a costumbres griegas (uso de guirnaldas y coronas de olivo, postura en el banquete); la religiosidad que trasluce el libro está muy próxima a la piedad y espiritualidad del movimiento fariseo (valor de las observancias legales, especialmente las relativas a los alimentos; aprecio de instituciones como el Templo, el sacerdocio, el consejo de ancianos; la centralidad de Jerusalén; la idealización del pueblo de Israel); la estructura política de gobierno, con el sacerdote al frente del Consejo de Ancianos, es también propia de la época griega. El carácter nacionalista y combativo del libro cuadraría bien en este contexto.


En cuanto al autor, aunque no conocemos nada de él, sí que podemos precisar algunos rasgos mínimos a partir de los datos extraídos del libro. La ambientación de la narración, los datos geográficos, el contexto histórico al que pretende responder con su obra, todo el trasfondo semítico del libro y la espiritualidad que trasluce, son elementos que apuntan hacia un judío de Palestina, cercano en su mentalidad al movimiento fariseo.


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Notas

Judith 4,3— regresado del exilio: De nuevo nos encontramos con otro ejemplo de la libertad con que utiliza los elementos históricos el libro de Judit; durante todo el reinado de Nabucodonosor los israelitas permanecieron desterrados. Lo que interesa no es la cronología sino el valor evocativo de los datos aportados.

— consagrados nuevamente: Podría aludir a la purificación realizada tras la reconstrucción del Templo al regreso del exilio; pero es más probable que se trate de la restauración del culto con la purificación del altar, del Templo y de todos sus utensilios realizada por Judas Macabeo tras la profanación de Antíoco IV (1Ma 4:36-59).


Judith 4,3Esd 6:14-22; 2Ma 10:1-8.
Judith 4,4— a la región de Samaría: De algunas de estas ciudades como Coná, Belmaín, Jobá, y Aisora, desconocemos su localización.
Judith 4,6— Joaquín: Este Joaquín es un personaje ideal que puede estar inspirado en Neh 12:10-12. Las atribuciones que tiene este sumo sacerdote como jefe supremo del Estado corresponden a la época de los Macabeos, con Jonatán (1Ma 11:57-58).

— Betulia y Betomestáin: También estas dos ciudades son creación literaria del autor. Detrás del nombre de Betulia puede estar el nombre de Betel (casa de Dios) o el de betulá (doncella), un título que se atribuye a Jerusalén.
Judith 4,7— el paso de dos personas: No se conoce ni en las montañas de Samaría ni del norte de Judea un desfiladero semejante, por lo que posiblemente se trate de una nueva creación literaria.
Judith 4,8— los ancianos del pueblo: El Consejo de Ancianos como institución de gobierno del pueblo de Israel es una institución propia del período helenístico.
Judith 4,102Cr 20:3; 2Cr 20:13; Jon 3:5-8.
Judith 4,13Éxo 2:24-25; Éxo 3:7; Éxo 3:9; Neh 9:9.
Judith 4,14Joe 2:17; Éxo 29:38.