Sabiduría 16 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 29 versitos |
1

Para los israelitas, un manjar exquisito; para los egipcios, animales repugnantes

Por tal razón, seres repugnantes sirvieron para castigar merecidamente a los egipcios, para atormentarlos con una plaga de pequeños animales, º
2 mientras a tu pueblo º lo socorriste con benevolencia y saciaste su hambre con un exquisito manjar, las codornices. º
3 Estaban hambrientos los egipcios, pero perdieron totalmente el apetito ante las repugnantes sabandijas enviadas contra ellos. Tu pueblo, en cambio, tras ayunar por poco tiempo, pudo saborear un manjar exquisito.
4 Porque era justo que sobre aquellos tiranos se abatiera una terrible escasez, mientras que a los tuyos les bastaba contemplar cómo eran atormentados sus enemigos.
5

Para los israelitas, un signo de salvación; para los egipcios, una plaga de langostas y mosquitos

Pues incluso cuando se abatió sobre los israelitas el ataque terrible de las bestias y perecían mordidos por serpientes tortuosas, tu enojo no llegó hasta el fin. º
6 Sólo por un poco tiempo los intimidaste para que pudiera servirles de escarmiento, ya que disponían de una señal de salvación º que les hacía recordar los mandamientos de tu ley.
7 Quien se volvía hacia ella, quedaba curado; no por el simple hecho de contemplarla, sino gracias a ti, que eres salvador universal. º
8 Así fue como demostraste a nuestros enemigos que únicamente tú libras de todo mal.
9 Los egipcios morían picados por langostas y mosquitos sin que pudieran encontrar remedio para salvar su vida, pues bien merecido tenían el castigo de semejantes bichos;
10 pero contra tus hijos nada pudo conseguir la mordedura de serpientes venenosas, ya que tu misericordia se interpuso y los curó. º
11 Eran, sí, mordidos, pero inmediatamente curados, para que pudieran recordar tus palabras y no las relegaran a un olvido total, quedando excluidos de tus beneficios.
12 Que no los curó hierba medicinal ni ungüento alguno, sino tu palabra, Señor, que todo lo sana. º
13 Y es que tú tienes poder sobre la vida y la muerte; puedes arrojar al abismo profundo º y hacer salir de él. º
14 El ser humano, en cambio, puede matar, arrastrado por el mal, pero no puede devolver el espíritu una vez que se ha ido; ni tampoco puede rescatar el alma una vez arrebatada.
15

Granizo y fuego contra los egipcios; una comida del cielo para los israelitas

Nadie puede escapar de tu poder.
16 Los impíos º rehusaron reconocerte y tu brazo poderoso los flageló: lluvias inauditas, fuertes granizadas y tormentas terribles cayeron sobre ellos, siendo, además, devorados por el fuego. º
17 Y lo más sorprendente era que el agua, capaz de apagar cualquier cosa, reactivaba el fuego más y más, mostrando que la naturaleza combate a favor de los justos.
18 En efecto, a veces la llama amainaba para no abrasar a los animales enviados contra los impíos, y para que estos, al verlo, comprendieran que era la justicia divina quien los impulsaba.
19 Otras veces, en cambio, aun en medio del agua, la llama ardía con más fuerza que el mismo fuego, para arrasar así los frutos de una nación culpable.
20 Mas a tu pueblo lo alimentaste con manjar de ángeles, enviándole desde el cielo un pan preparado sin esfuerzo, un pan que contenía en sí todo deleite y capaz de satisfacer todos los gustos. º
21 Este sustento que tú dabas a los hijos hacía patente con respecto a ellos tu dulzura, pues se adaptaba al gusto de quien lo comía transformándose en lo que apetecía a cada uno º.
22 Nieve y hielo resistían al fuego sin deshacerse para que se dieran cuenta de que ese fuego, incluso ardiendo en medio del granizo y despidiendo chispas entre la lluvia, era capaz de arrasar las cosechas de los enemigos;
23 en cambio, para que los justos pudieran alimentarse, ese mismo fuego olvidaba su eficacia.
24 Y es que la creación, sometida a ti, su Creador, despliega todo su poder * para castigar º a los malvados y se vuelve acogedora a favor de los que confían en ti. º
25 Por eso, también en aquella ocasión, revistiendo un sinnúmero de formas, se puso al servicio de tu bondad, que a todos alimenta, para satisfacer los deseos de los necesitados.
26 De este modo, Señor, tus hijos a quienes tanto amas, aprenderán que no son los frutos de la tierra los que proporcionan sustento al ser humano, sino que es tu palabra la que mantiene a los que confían en ti. º
27 Porque lo que el fuego no podía destruir, quedaba derretido al simple contacto de un rayo de sol. º
28 Todos comprenderán así que es preciso levantarse antes de la salida del sol para darte gracias º, y salir a tu encuentro antes de que amanezca.
29 La esperanza del ingrato, en efecto, como escarcha invernal se derretirá, como agua que para nada sirve se derramará,

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Introducción a Sabiduría

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


Con independencia de su inclusión o no, según los distintos criterios, en la lista bíblica de libros sagrados, el libro de la Sabiduría es un magnífico ejemplo de diálogo entre dos mundos culturales: el judío y el griego de los últimos años del AT. La verdad es que en el momento actual de la investigación no existe certeza absoluta sobre una serie de cuestiones relativas a su ambientación histórica-literaria: autor, destinatarios, tiempo exacto y lugar concreto de composición, género literario preciso, unidad o diversidad de composición y de estructura. Pero sí disponemos de datos suficientemente probables cuya convergencia arroja la luz indispensable para situar el libro en el marco histórico literario e ideológico correcto.


El título, que como es habitual en la literatura bíblica no pertenece al texto original, varía según las distintas tradiciones manuscritas. En los manuscritos griegos es constante el de Sabiduría de Salomón; en los latinos prevalece el de Sabiduría sin más añadidos. La atribución del libro a Salomón es, sin duda, ficticia. Se debe a la costumbre, muy extendida en la antigüedad y de la que participa ampliamente la Biblia, de colocar a la sombra y bajo la autoridad de un personaje famoso — en este caso Salomón — un libro o escrito que se quiere divulgar. Salomón, prototipo del rey culto e ilustrado según la tradición judía, nunca es nombrado expresamente en Sabiduría; pero no admite dudas que el autor se identifica ficticiamente con él en diversos pasajes del libro (ver sobre todo Sab 7:4-8; Sab 8:2; Sab 9:15; Sab 9:7Sab 8:12). En realidad, el autor real es un judío orgulloso de su raza y enamorado de su religión, pero al mismo tiempo profundo conocedor e incluso admirador de la cultura y del pensamiento helenista de su tiempo.


En algún momento se ha propuesto la posibilidad de varios autores para el libro de la Sabiduría; actualmente, sin embargo, es prácticamente unánime la opinión de un solo autor. Un autor que pertenecería a la numerosa comunidad judía de Alejandría (Egipto) y que compuso su obra probablemente en la segunda mitad del siglo I a. C. La situación histórica global reflejada en Sb favorece como fecha más concreta de composición los primeros años del reinado de Octavio Augusto (30 a. C.-14 d. C.).


¿En quiénes estaba pensando el autor de Sabiduría cuando escribe su obra? Tampoco aquí las opiniones son del todo coincidentes. Desde luego no son única ni principalmente los gobernantes de la tierra de Sab 1:1, dedicatoria que es también evidentemente ficticia y destinada a dar mayor impacto y autoridad a sus palabras. Los destinatarios de Sabiduría son prioritariamente los judíos que viven en Egipto, que están pasando por dificultades (aunque no lleguen al grado de persecución abierta) y que necesitan ser animados, revitalizados y consolidados en su fe. Pero también el mundo cultural no judío, si bien secundariamente, está en el punto de mira del autor de Sabiduría que en modo alguno es ajeno a un cierto proselitismo y afán de propaganda a favor de la sabiduría de Israel.


2. Características literarias


El libro de la Sabiduría constituye, desde el punto de vista literario, una de las obras más logradas de la Biblia griega. En algún momento se pensó que, al menos en parte (sobre todo los capítulos Sab 1:1-16Sab 5:1-23), podía ser traducción de un original hebreo. Hoy es una opinión descartada. En efecto, el vocabulario, el estilo, determinados recursos retóricos, una serie de fórmulas redaccionales extrañas a la estructura de la lengua hebrea, abogan claramente a favor de una composición original en griego helenístico. Lo cual no impide la presencia casi masiva de elementos característicos de la poesía hebrea, tales como el paralelismo. En realidad, en Sabiduría confluyen armónicamente elementos estilísticos semitas con múltiples recursos retóricos griegos; estos últimos acaban imponiéndose y configurando la fisonomía definitiva de la obra. Sorprende la riqueza de vocabulario y la cantidad de términos, por una parte ajenos a la literatura bíblica y, por otra, estrechamente emparentados con el pensamiento y el discurso propios de la filosofía del tiempo, que era principalmente la platónica.


¿Es el libro de la Sabiduría un poema didáctico o un ensayo filosófico-teológico redactado en un singular tipo de prosa? La disposición material del contenido invita ciertamente a pensar que el autor ha querido componer una obra poética, pero no está claro que en todo momento lo consiga. En cualquier caso, adopta desde el comienzo la forma de los versos hebreos esforzándose en imitar y al mismo tiempo helenizar la poesía bíblica. Cabría decir que en bastantes momentos nos encontramos ante una especie de brillante prosa rítmico-poética.


En cuanto al género literario del libro, ¿es una invitación/exhortación a conseguir la sabiduría? ¿Es un elogio/alabanza de la sabiduría? ¿O es una reflexión/contemplación al estilo rabínico del tiempo — tipo, por tanto, midrash — sobre la presencia y la acción de la sabiduría (providencia) divina en la historia de Israel? Todas estas propuestas se han hecho y todas podrían considerarse correctas según qué parte del libro se tenga principalmente en cuenta. Reducir todo el libro a un solo género literario — que en todo caso sería el de elogio/alabanza con unas características muy peculiares — , parece un tanto problemático. Es preferible pensar en la confluencia de varios géneros literarios. Los enumerados más arriba, por supuesto, pero también otros de menor cuantía que, más que géneros literarios propiamente tales, son más bien recursos retóricos o métodos exegéticos. Podríamos enumerar: el discurso escatológico-apocalíptico, la diatriba de inspiración socrático-estoica, el comentario rabínico de textos bíblicos, la comparación en forma de contraste, etc.


3. Fuentes de inspiración


Sin menoscabo de la fuerte personalidad del autor de Sb y de la incuestionable originalidad de su obra, hay que constatar sus profundas raíces bíblicas y su enorme aprecio por los valores culturales paganos de su tiempo. No deja de sorprender, pero es así, que un judío fervoroso tomara en serio la cultura helenística para presentar de manera actualizada su fe. Es clave para leer e interpretar correctamente el libro de la Sabiduría partir de esta manifiesta intención de su autor de hacer entrar en amistoso y fecundo diálogo la cultura semita y el mundo helenista, la teología judía y la filosofía griega.


a) Es evidente que el autor de Sabiduría está muy familiarizado con la Sagrada Escritura a la que conoce sobre todo a través de la versión griega de los LXX. Rara vez cita literalmente, pero las alusiones son continuas. Especialmente se inspira en el Génesis, Éxodo, Isaías, Salmos y Proverbios; conoce también la traducción griega del Eclesiástico y alude a él con cierta frecuencia. Y si es cierto que el libro de la Sabiduría está escrito originalmente en griego, no cabe duda de que su autor dominaba el hebreo, al que más de una vez recurre directa o indirectamente. Hay que añadir, además, que el autor de Sabiduría estaba también familiarizado con el modo y los métodos de exponer la Escritura en la sinagoga. Esto hace que trate sus fuentes con una gran libertad y que se haga eco de tradiciones extrabíblicas que amplifican y embellecen los relatos, a veces con rasgos muy cercanos a la leyenda. Todo ello lo da por bueno nuestro autor con tal de apuntalar la amenazada fe de los judíos alejandrinos, consolidar su confianza en el insuperable valor de la sabiduría israelita y de sus tradiciones sagradas, y también de hacer partícipes a los paganos del conocimiento de la auténtica sabiduría, es decir, del verdadero Dios que no es otro sino el Dios de Israel.


b) Y junto a las raíces bíblicas de Sabiduría, es preciso valorar en su justa medida el influjo de la cultura, el pensamiento y la literatura helenística en el conjunto de su obra. Que este influjo ha sido considerable, incluso profundo, es opinión prácticamente unánime. El autor hace gala permanentemente de sus amplios conocimientos literarios, culturales y filosóficos. No puede decirse que sea especialmente tributario de una escuela filosófica concreta (platonismo, estoicismo) o que abunden las referencias expresas a tal o cual autor, pero las reminiscencias y alusiones al mundo cultural helenístico son abundantísimas. Lo que ya resulta más difícil precisar es si se trata de un convencimiento personal profundo sobre los valores de dicha cultura, o más bien de una simple actitud estratégica con el fin de tender un puente entre la fe bíblica y la concreta situación de sus lectores. Tal vez lo más sensato sea evitar planteamientos radicales: ni convertir al autor de Sabiduría en un casi adorador de la cultura helenística fascinado por sus encantos y valores, ni pensar que sólo se sirve de esa cultura, bien a su pesar, como mero instrumento para captar la benevolencia de posibles lectores paganos. Siente, sin duda, un sincero aprecio por dicha cultura y la utiliza inteligentemente para profundizar en su fe judía, para iluminar misterios hasta ahora impenetrables, para encontrar respuestas a difíciles problemas. Eso sí, sin dudar por un momento en rechazar abiertamente todo lo que considera negativo en su confrontación con la fe israelita, a saber, el culto a los ídolos, el materialismo ambiental, los ritos mágicos de las religiones mistéricas, etc.


4. Estructura y contenido doctrinal


Partiendo del hecho, apenas discutido a pesar de la variedad de temas y de recursos estilísticos, de la unidad de autor y de composición, el libro de la Sabiduría suele dividirse en tres grandes bloques. Existen algunas diferencias de criterio a la hora de señalar los límites precisos de cada parte, pero en líneas generales esta sería la estructura:


I. — Cps. Sab 1:1-16Sab 5:1-23 : El tema central de esta sección gira en torno al destino de la vida humana en los planes de Dios. Un tema que el autor desarrolla en una serie de discursos sobre la justicia-sabiduría divina y sobre la distinta suerte de los buenos (inmortalidad feliz) y los impíos (castigo y perdición).


II. — Cps. Sab 6:1-25Sab 9:1-18 : Contiene un apasionado elogio de la Sabiduría. Un elogio puesto en boca del rey Salomón (a quien, sin embargo, no se nombra expresamente) y que describe a la Sabiduría como una realidad personificada estrechamente vinculada a la divinidad. El autor habla del origen, de la naturaleza, de las propiedades y del modo de adquirir esa sabiduría. Evocando el ejemplo de Salomón, que la solicitó humilde y fervientemente de Dios (Sab 7:1-30; Sab 7:1-30), pero al mismo tiempo la buscó con ardor (Sab 8:2), implícitamente está invitando a sus lectores a que procedan de igual modo. La inspiración de esta parte del libro en textos e imágenes de Pr y Eclo parece incuestionable (ver Pro 1:1-33Pro 9:1-18; Sir 1:1-20; Sir 4:11-19; Sir 6:18-37; Sir 14:20Sir 15:10).


III. — Cps. Sab 10:1-21Sab 19:1-22 : Es una actualizada meditación sapiencial sobre la providencia divina, teniendo como punto de referencia los acontecimientos del Éxodo. Se trata de una sección que está articulada sobre la base de siete comparaciones en forma de contraste; en ellas se pone de manifiesto la misteriosa acción de la sabiduría divina que, por una parte, libera y colma de bienes (la justicia salvífica) al pueblo israelita — los fieles del Señor — y, por otra, castiga a los egipcios opresores con una serie de terribles plagas. La descripción de los contrastes se interrumpe con algunas digresiones entre las que destaca una amplia y muy encendida polémica contra la idolatría (Sab 13:1Sab 15:19). También esta tercera parte ha podido tener presente, aunque desde otra perspectiva, la contemplación histórico-sapiencial de Sir 42:1Sir 50:21.


Resumiendo, el hilo teológico conductor del libro de la Sabiduría puede ser el tema de la justicia-sabiduría divina en su triple aspecto de justicia/retribución, justicia/rectitud y justicia/fuerza salvadora. La originalidad y el énfasis con que se plasman en este singular libro ideas sobre el destino inmortal de los seres humanos, sobre la naturaleza y propiedades de la Sabiduría como realidad divina personificada, sobre el espíritu de Dios que llena la tierra y da consistencia a todas las cosas (Sab 1:7), sobre la inutilidad absoluta de los ídolos, y todo ello utilizando el marco de una cultura nueva y brillante como era la helenista, hacen de Sabiduría un libro realmente revolucionario en relación con la literatura bíblica tradicional.


Fuente:

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Notas

Sabiduría 16,1Sab 11:15-16; Sab 12:23-27; Éxo 7:25; Éxo 8:5-32; Éxo 9:1-20; Éxo 10:4-15.


Sabiduría 16,1-2— a los egipcios... a tu pueblo: Después de una extensa digresión (Sab 11:15-26; Sab 12:1-27; Sab 13:1-19; Sab 14:1-31; Sab 15:1-19), el autor recupera aquí el hilo del discurso iniciado en Sab 11:4 donde se describía el primer contraste entre los castigos que tuvieron que soportar los egipcios y el proceso liberador experimentado por los israelitas. A partir de aquí se van a señalar seis contrastes más que, con el de Sab 11:4-14, harán un total de siete, cifra que, en la cultura semita, indica perfección, totalidad.
Sabiduría 16,2Éxo 16:9-13; Núm 11:31-32; Sal 78:26-29.
Sabiduría 16,5Núm 21:4-9; Jua 3:14-15.
Sabiduría 16,6— una señal de salvación: A saber, la serpiente de bronce de la que habla el relato de Núm 21:4-9.
Sabiduría 16,7Isa 45:15.
Sabiduría 16,10Éxo 8:20-24; Éxo 10:4-6; Éxo 10:13-15; Núm 21:8-9.
Sabiduría 16,12Isa 55:11; Sal 107:20.
Sabiduría 16,13— al abismo profundo: Lit. a las puertas del Hades. El Hades es en la mitología griega el equivalente al seol hebreo, es decir, el lugar adonde iban a parar los muertos y donde todo eran tinieblas y ausencia de vitalidad (ver “abismo” en VOCABULARIO BÍBLICO).
Sabiduría 16,13Deu 32:39; 1Sa 2:6.
Sabiduría 16,16— los impíos...: Todo este pasaje evoca evidentemente la plaga del granizo y la tormenta de Éxo 9:23-34; pero se trata de una evocación teológica al estilo rabínico del tiempo, y por eso resulta fallido cualquier intento de armonización detallada entre este pasaje de Sb y el relato de Ex.
Sabiduría 16,16Éxo 9:24-25; Sal 78:47-48.
Sabiduría 16,20Éxo 16:14-36; Núm 11:7-9; Deu 8:3.
Sabiduría 16,21— en lo que apetecía a cada uno: Parece que en torno al “maná”, del que sin duda se habla en este pasaje, se había ido creando entre los israelitas (a partir del relato de Éxo 16:14; Éxo 16:36) una cierta leyenda, algunos de cuyos pormenores son recogidos aquí por el autor de Sb (ver Sal 78:25; Sal 105:40).
Sabiduría 16,24— despliega su poder: Lit. se pone en tensión, como si fuera una ballesta o un instrumento musical de cuerda que Dios utiliza con total eficacia.

— castigar... favorecer: Ver nota a Sab 11:5.
Sabiduría 16,24Sab 5:17-23; Sab 19:6; Sal 104:27-28; Sal 136:25; Sal 145:16.
Sabiduría 16,26Deu 8:3; (ver Mat 4:4).
Sabiduría 16,27Éxo 16:21.
Sabiduría 16,28— para darte gracias: Este pasaje relaciona la recogida del maná al amanecer (ver Éxo 16:21) con la tradición judía de la oración matutina, y en cierta manera trata de justificar esta obligación (ver Sal 5:3).