1 La campaña de Ramot de Galaad (1 Re 22:4-35) Josafat * llegó a tener grandes riquezas y honores, y emparentó º con Ajab. |
2 Al cabo de unos años bajó a Samaría a visitar a Ajab, quien sacrificó en su honor y en el de sus acompañantes gran cantidad de ovejas y toros. Luego lo convenció para atacar Ramot de Galaad. |
3 Ajab, el rey de Israel, propuso a Josafat, rey de Judá: — ¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad? Josafat le respondió: — Yo y mi gente estamos a tu disposición e iremos contigo a la guerra. º |
4 Y Josafat añadió al rey de Israel: — Consulta º antes al Señor. º |
5 El rey de Israel reunió a unos cuatrocientos profetas º y les preguntó: — ¿Podemos ir a atacar Ramot de Galaad o no? Ellos le respondieron: — Puedes ir, porque Dios te la va a entregar. |
6 Pero Josafat preguntó: — ¿No hay por aquí algún profeta del Señor º al que podamos consultar? |
7 El rey de Israel le respondió: — Sí, aún queda alguien a través del cual podemos consultar al Señor: Miqueas, el hijo de Jimlá º. Pero yo lo detesto, porque no me profetiza venturas, sino siempre desgracias. Josafat le dijo: — El rey no debe hablar así. |
8 Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo: — ¡Que venga inmediatamente Miqueas, el hijo de Jimlá! |
9 El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas hacían profecías º ante ellos. |
10 Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro º y decía: — El Señor dice: “¡Con estos cuernos embestirás a los arameos hasta aniquilarlos!”. |
11 Y todos los profetas profetizaban lo mismo: — ¡Ataca a Ramot de Galaad, que tendrás éxito! ¡El Señor la entregará al rey! |
12 Mientras, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas le decía: — Ten en cuenta que los profetas están anunciado unánimemente la victoria al rey, procura que tu profecía coincida también con la suya y anuncia la victoria. |
13 Miqueas contestó: — ¡Juro por el Señor que sólo le anunciaré lo que me diga mi Dios! |
14 Cuando llegó ante el rey, este le preguntó: — Miqueas, ¿podemos ir a atacar Ramot de Galaad o no? Él le contestó: — Ataquen, que tendrán éxito, pues el Señor se la entregará º a ustedes. |
15 Pero el rey le dijo: — ¿Cuántas veces tendré que pedirte bajo juramento que me digas sólo la verdad en nombre del Señor? |
16 Entonces Miqueas dijo: — He visto a todo Israel disperso por los montes como un rebaño sin pastor y el Señor decía: “No tienen dueño; que vuelvan en paz a sus casas”. |
17 El rey de Israel dijo a Josafat: — ¿Qué te decía yo? No me profetiza venturas, sino desgracias. |
18 Miqueas añadió: — Por eso, escuchen la palabra del Señor. He visto al Señor sentado en su trono y toda la corte celeste º estaba de pie, a su derecha y a su izquierda. º |
19 El Señor preguntó: “¿Quién confundirá a Ajab, el rey de Israel, para que ataque a Ramot de Galaad y perezca?”. Unos decían una cosa y otros, otra. |
20 Entonces un espíritu se presentó ante el Señor y le dijo: “Yo lo confundiré”. Y el Señor preguntó: “¿Cómo lo harás?”. |
21 Él respondió: “Iré y me convertiré en espíritu de mentira en boca de todos sus profetas”. A lo que el Señor dijo: “¡Conseguirás confundirlo! Vete y hazlo así”. |
22 Ahora ya sabes que el Señor ha inspirado mentiras a estos profetas tuyos y ha anunciado tu desgracia. |
23 Entonces Sedecías, el hijo de Quenaná, se acercó a Miqueas, le dio una bofetada y le dijo: — ¿Es que me ha abandonado el espíritu del Señor para hablarte a ti? |
24 Miqueas le respondió: — Tú mismo lo verás el día en que vayas escondiéndote de casa en casa. |
25 Entonces el rey de Israel ordenó: — Agarren a Miqueas, entréguenselo a Amón, el gobernador de la ciudad, y al príncipe Joel |
26 y díganles: “El rey ha ordenado que lo metan en la cárcel y que le racionen el pan y el agua hasta que el rey regrese sano y salvo”. |
27 Miqueas le dijo: — Si consigues regresar sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca º. |
28 El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, fueron a atacar º Ramot de Galaad. |
29 El rey de Israel dijo a Josafat: — Yo voy a disfrazarme para entrar en combate, pero tú conserva tus vestiduras reales º. Así que el rey de Israel entró en combate disfrazado. |
30 El rey de Siria había ordenado a sus jefes de carros que no atacasen ni a soldados ni a oficiales; sólo al rey de Israel. |
31 Cuando los jefes de carros vieron a Josafat creyeron que se trataba del rey de Israel y se dispusieron a atacarlo; pero Josafat se puso a gritar y el Señor lo ayudó º, apartándolos de él, |
32 pues cuando los jefes de los carros se dieron cuenta de que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. |
33 Entonces un soldado lanzó una flecha al azar que hirió al rey de Israel, entrando por las juntas de la coraza. Inmediatamente el rey ordenó al conductor de su carro: — Da la vuelta y sácame del campo de batalla, que estoy herido. |
34 Pero en aquel momento la batalla se recrudeció tanto, que el rey tuvo que aguantar en su carro haciendo frente a los sirios hasta el atardecer, y a la caída del sol murió. |