1 Entonces Salomón exclamó º: — Tú, Señor, habías decidido vivir en la oscuridad, º |
2 pero yo te he construido un palacio, una morada en la que habites para siempre. |
3 Salomón bendice al pueblo (1 Re 18:14-21) Luego el rey se dio la vuelta y bendijo a toda la asamblea de Israel que estaba en pie, |
4 diciendo: — Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló a mi padre David, y que ha realizado lo que prometió: |
5 “Desde el día en que saqué a mi pueblo Israel de Egipto no elegí ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel para construir un Templo donde residiera mi nombre, ni escogí a ningún hombre como príncipe de mi pueblo Israel. |
6 En cambio he elegido a Jerusalén º como morada de mi nombre y a David como jefe de mi pueblo Israel”. |
7 Mi padre, David, pensaba construir un Templo en honor del Señor, Dios de Israel; |
8 pero el Señor le dijo: “Has pensado construir un Templo en mi honor y lo que piensas está bien. º |
9 Pero no serás tú quien construya el Templo, sino un hijo tuyo, salido de tus entrañas; él será quien construya el Templo en mi honor”. |
10 El Señor ha cumplido la promesa º que hizo: yo he sucedido a mi padre, David, en el trono de Israel, como había prometido el Señor y he construido el Templo en honor del Señor, Dios de Israel. |
11 Y, además, he colocado en él el Arca de la alianza del Señor, la alianza que hizo con los israelitas º. |
12 Oración de Salomón (1 Re 8:22-50a; Sal 132:8-10) Salomón se puso en pie ante el altar del Señor en presencia de toda la asamblea de Israel y levantó sus manos. |
13 Salomón había colocado en medio del atrio un estrado * de bronce, de dos metros y medio de largo, por dos y medio de ancho, y uno y medio de alto. Subió al estrado, se arrodilló º ante toda la asamblea de Israel, levantó las manos al cielo |
14 y dijo: — Señor, Dios de Israel: no hay un dios como tú ni en el cielo ni en la tierra. Tú mantienes la alianza y la fidelidad con tus siervos cuando proceden sinceramente ante ti. º |
15 Tú has mantenido cuanto dijiste a tu siervo, mi padre David, y has cumplido hoy con obras lo que prometiste de palabra. |
16 Señor, Dios de Israel, mantén también ahora a tu siervo, mi padre David, la promesa que le hiciste º: “No te faltará en mi presencia alguien que se siente en el trono de Israel, siempre que tus descendientes mantengan su camino y procedan ante mí como lo has hecho tú”. |
17 Ahora, pues, Señor, Dios de Israel, cumple la promesa que hiciste a tu siervo David. |
18 Pero, ¿puede Dios habitar realmente en la tierra con los seres humanos º? Si ni los cielos, en toda su inmensidad, pueden contenerte, ¿cómo podría hacerlo este Templo que he construido? º |
19 Atiende, pues, Señor, Dios mío, a la súplica y a la plegaria de tu siervo; escucha el grito y la súplica que tu siervo te dirige. |
20 Mantén tus ojos abiertos noche y día sobre este Templo, el lugar donde quisiste que residiera tu nombre, y escucha las súplicas que te dirija tu siervo hacia este lugar. º |
21 Escucha las plegarias que tu siervo y tu pueblo, Israel, hagan hacia este lugar. Escúchalas desde el cielo, el lugar donde habitas. Escucha y perdona º. |
22 Cuando alguien ofenda a su prójimo y lo obliguen a prestar juramento, si viene a jurar ante tu altar º en este Templo, |
23 escucha tú desde el cielo y haz justicia a tus siervos; castiga al culpable dándole su merecido, y absuelve al inocente reconociendo su inocencia. |
24 Cuando tu pueblo, Israel, caiga derrotado ante sus enemigos por haberte ofendido y se arrepienta, invoque tu nombre y te dirija sus plegarias y súplicas desde este Templo, º |
25 escucha tú desde el cielo, perdona el pecado de tu pueblo, Israel, y hazlo volver a la tierra º que les diste a él y a sus antepasados. |
26 Cuando se cierren los cielos y no llueva por haberte ofendido, si dirigen su plegaria hacia este lugar, invocan tu nombre y se arrepienten tras tu castigo, |
27 escucha tú desde el cielo, perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo, Israel; muéstrales el buen camino a seguir y envía la lluvia sobre la tierra que diste en herencia a tu pueblo. |
28 Cuando en el país haya hambre, a causa de la sequía o de plagas de hongos, de saltamontes o de pulgón, o porque el enemigo asedia las ciudades del país, o por cualquier calamidad o enfermedad, |
29 si un individuo o todo tu pueblo de Israel, con su pena y su dolor, te dirige cualquier súplica o plegaria con las manos extendidas hacia este lugar, |
30 escucha tú desde el cielo, el lugar donde habitas, perdona y paga a cada cual según su conducta, pues conoces su corazón. Porque sólo tú conoces el corazón de todos los humanos. |
31 Así te respetarán y seguirán tus caminos mientras vivan sobre la tierra que diste a nuestros antepasados. |
32 Cuando incluso el extranjero º que no pertenece a tu pueblo, Israel, venga de un país lejano, atraído por tu gran fama, tu mano fuerte y tu brazo poderoso, y llegue a orar en este Templo, |
33 escucha tú desde el cielo, el lugar donde habitas, y concédele lo que te pida, para que todos los pueblos de la tierra reconozcan tu fama, te respeten, como lo hace tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado en este Templo que he construido. |
34 Cuando tu pueblo salga a luchar contra el enemigo, siguiendo tus órdenes, y ore al Señor vuelto hacia esta ciudad que has elegido y al Templo que he construido en tu honor, |
35 escucha desde el cielo sus plegarias y súplicas y hazles justicia. |
36 Y cuando pequen contra ti, pues nadie está libre de pecado, y tú, enfurecido contra ellos, los entregues al enemigo para que los lleve cautivos º a un país lejano o cercano, º |
37 si en el país donde hayan sido deportados recapacitan y se arrepienten, y desde su destierro te suplican reconociendo su pecado, su delito y su culpa, |
38 si se convierten a ti de todo corazón y con toda el alma en el país de destierro adonde los hayan deportado, y te suplican vueltos a la tierra que diste a sus antepasados, a la ciudad que has elegido y al Templo que he construido en tu honor, |
39 escucha desde el cielo, el lugar donde habitas, sus plegarias y súplicas, hazles justicia y perdona a tu pueblo los pecados cometidos contra ti º. |
40 Mantén, Dios mío, tus ojos abiertos y tus oídos atentos a las súplicas que se hagan en este lugar º. º |
41 Y ahora ponte en acción, Dios, el Señor º y ven a tu lugar de descanso con tu Arca poderosa. Que tus sacerdotes, Señor Dios, vistan galas de victoria y tus fieles disfruten de la felicidad. |
42 Dios, el Señor, no te escondas de tu consagrado y acuérdate de los favores que hiciste a tu siervo David. |