Levítico 14 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 57 versitos |
1

Purificación del leproso. Rito inicial

El Señor dijo a Moisés:
2 — Este será el ritual º para la purificación del leproso: el día en que haya de purificarse, será llevado al sacerdote º
3 que saldrá fuera del campamento y examinará al enfermo. Si comprueba que la lepra está curada,
4 el sacerdote ordenará traer, para el que ha de purificarse, dos aves vivas y puras, junto con madera de cedro, una cinta escarlata e hisopo.
5 El sacerdote ordenará inmolar una de las aves sobre una vasija de barro con agua corriente º.
6 Después tomará el ave aún viva, la madera de cedro, la cinta escarlata y el hisopo, y los mojará en la sangre del ave inmolada sobre la vasija con agua corriente; º
7 rociará siete veces al que va a ser purificado de la lepra y lo declarará puro; al ave viva la dejará en libertad por el campo.
8 Y el que se purifica lavará sus ropas, se afeitará completamente, se bañará y quedará puro. Después podrá entrar en el campamento, pero vivirá siete días fuera de su tienda.
9 Pasados los siete días, se rapará la cabeza, la barba, las cejas y todo el pelo; lavará sus ropas, se bañará y quedará puro.
10

Sacrificio de purificación

El día octavo tomará dos corderos sin defecto alguno y una cordera de un año, también sin defecto alguno, junto con seis kilos de flor de harina amasada con aceite para la ofrenda de cereal y un cuarto de litro de aceite.
11 El sacerdote que efectúa la purificación presentará ante el Señor, a la entrada de la Tienda del encuentro, a la persona que se ha de purificar junto con sus ofrendas;
12 a continuación el sacerdote tomará un cordero como reparación * con un cuarto de litro de aceite, haciendo el rito de la elevación º en presencia del Señor.
13 Y degollará el cordero en el lugar del santuario donde se inmolan las víctimas del sacrificio por el pecado y se ofrece el holocausto, pues tanto la víctima del sacrificio por el pecado, como la del sacrificio de reparación, les corresponde al sacerdote; es algo muy sagrado.
14 El sacerdote tomará parte de la sangre del sacrificio de reparación y untará con ella el lóbulo de la oreja derecha de la persona que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho. º
15 Asimismo el sacerdote tomará el cuarto de litro de aceite, lo echará sobre la palma de su mano izquierda,
16 mojará su dedo derecho en el aceite que tiene en su mano izquierda, y asperjará con su dedo el aceite siete veces en presencia del Señor.
17 Con el aceite restante que hay en su mano, el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha de quien se purifica, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, encima de donde había untado con la sangre de la ofrenda de reparación.
18 Y el resto del aceite que aún le quede en su mano, lo derramará sobre la cabeza de quien se purifica. De esta manera el sacerdote hará expiación por él en presencia del Señor.
19 El sacerdote presentará luego la ofrenda de purificación º, y hará expiación por el que se ha de purificar de su impureza. Seguidamente inmolará la víctima del holocausto
20 y ofrecerá sobre el altar el holocausto y la ofrenda de cereal. El sacerdote hará de esta manera expiación por el oferente que recobrará el estado de pureza.
21

La ofrenda del pobre

Pero si quien se ha de purificar es pobre y carece de medios suficientes, entonces traerá un cordero como ofrenda de reparación; hará el rito de la elevación * y el de expiación, y traerá también dos kilos * de flor de harina amasada con aceite para la ofrenda de cereal, un cuarto de litro º de aceite, º
22 y dos tórtolas o dos pichones, según sus recursos: uno para la ofrenda de purificación y el otro para el holocausto.
23 Al octavo día los presentará al sacerdote para su purificación; lo hará a la entrada de la Tienda del encuentro en presencia del Señor.
24 Tomará entonces el sacerdote el cordero de la ofrenda de reparación y el cuarto de litro de aceite, haciendo con ellos el rito de la elevación ante el Señor,
25 inmolará el cordero del sacrificio de reparación, tomará un poco de la sangre de la víctima inmolada y untará con ella el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho de la persona que se purifica.
26 Luego el sacerdote echará un poco del aceite sobre la palma de su mano izquierda
27 y, con el índice de su mano derecha, hará siete aspersiones ante el Señor utilizando el aceite que tiene en su mano izquierda.
28 A continuación, con el aceite que tiene en su mano, el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho de quien se purifica, por encima del lugar untado con la sangre de la ofrenda de reparación.
29 Y lo que reste del aceite que tiene en su mano, lo derramará el sacerdote sobre la cabeza de la persona que se purifica, para hacer expiación por ella en presencia del Señor.
30 Luego ofrecerá las dos tórtolas o los dos pichones, según sus recursos:
31 uno en ofrenda de purificación y el otro en holocausto; presentará, además, la ofrenda de cereal. Así hará el sacerdote expiación en presencia del Señor por la persona que se purifica.
32 Esta es la norma para quien haya padecido de lepra y no tenga recursos suficientes para su purificación.
33

La lepra de las casas

El Señor habló a Moisés y a Aarón, y les dijo:
34 — Cuando entren en la tierra de Canaán, que les entrego en posesión, si yo hiciera aparecer manchas en alguna casa de su tierra,
35 el propietario de la casa avisará al sacerdote y le dirá “Algo como lepra ha aparecido en mi casa”.
36 Antes de entrar a examinarla, el sacerdote ordenará desocupar inmediatamente la casa para evitar que sea contaminado todo lo que hay en ella; a continuación el sacerdote entrará a examinarla.
37 Y si al examinarla, se ven en las paredes de la casa manchas verdosas o rojizas que aparentan estar más hundidas que la superficie de la pared,
38 el sacerdote saldrá a la entrada de la casa y la clausurará durante siete días.
39 Al séptimo día el sacerdote retornará a la casa y, si comprueba que la mancha se ha extendido por las paredes,
40 ordenará que se arranquen las piedras manchadas y que se arrojen en lugar impuro fuera de la ciudad.
41 Ordenará también raspar toda la casa por dentro y el polvo de las raspaduras será arrojado a un lugar impuro fuera de la ciudad.
42 Pondrán otras piedras en lugar de las que se quitaron y recubrirán nuevamente con barro el interior de la casa.
43 Y si, después que se arrancaron las piedras, se raspó la casa y se volvió a recubrir, salen nuevas manchas,
44 entonces el sacerdote volverá a examinarla: si resulta que las manchas se han extendido por toda la casa, es un caso de lepra maligna en la casa; la casa es impura:
45 deberá ser demolida y sus piedras, sus maderos y la argamasa de sus muros, serán arrojados a un lugar impuro fuera de la ciudad.
46 Y cualquiera que hubiere entrado en aquella casa durante los días en que estuvo clausurada, quedará impuro hasta la noche.
47 Igualmente, el que haya dormido o comido en dicha casa, deberá lavar sus ropas.
48 Pero si el sacerdote entra y, al examinar la casa, observa que las manchas no se han extendido después que la casa fue recubierta, declarará pura la casa, porque la infección ha desaparecido.
49 Para purificar la casa el sacerdote tomará dos aves, madera de cedro, una cinta escarlata e hisopo;
50 inmolará una de las aves en una vasija de barro que contenga agua corriente;
51 luego tomará la madera de cedro, el hisopo, la cinta escarlata, la púrpura y el ave viva, mojará todo en la sangre del ave inmolada sobre la vasija con agua corriente y asperjará la casa siete veces.
52 Así purificará la casa con la sangre del ave inmolada, con el agua corriente, con el pájaro vivo, la madera de cedro, el hisopo y la cinta escarlata.
53 Al ave viva la dejará en libertad por el campo. De esta manera hará expiación por la casa, y esta quedará pura.
54

Conclusión

Este es el ritual º a seguir acerca de toda mancha de lepra y de tiña,
55 sea lepra de vestidos o de casas,
56 y acerca de inflamaciones, erupciones y manchas blancuzcas,
57 en orden a determinar cuándo algo es puro y cuándo es impuro. Esta es la norma tocante a la lepra.

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Introducción a Levítico

INTRODUCCIÓN



Abre mis ojos —proclama el salmista— para que vea las maravillas de tu ley (Sal 119:18). Con estas palabras no sólo expresa su ardiente deseo de entender lo maravilloso de la palabra divina, sino también que estas maravillas no siempre se manifiestan claramente. Esta realidad se hace particularmente patente en el libro de Levítico, el tercer libro de la Biblia, donde el lector se enfrenta a complicadas prescripciones rituales y a leyes con frecuencia un tanto sorprendentes, cuya finalidad no es fácilmente discernible y asimilable para nuestra mentalidad contemporánea. Es importante y altamente provechoso, sin embargo, captar el profundo sentido de transcendencia divina y de preocupación por cuidar la dimensión religiosa del ser humano, que alientan las páginas de este libro, a primera vista extraño a nuestra sensibilidad actual y en consecuencia de lectura no muy atractiva. A este respecto, no debe olvidarse que a Levítico pertenece el mandamiento de “amar al prójimo como a uno mismo” (Lev 19:18), mandamiento que Jesús recoge en su mensaje como uno de los componentes esenciales de la ética cristiana (Mar 12:31). Es este sentido ético el que penetra la mayor parte de las prescripciones rituales contenidas en Levítico y el que nos invita a leerlo, si no con un entusiasmo desbordante, sí con interés y respeto.


1. Título y texto


El nombre —LEVÍTICO— con que actualmente conocemos este libro no es el original de la Biblia hebrea. Los israelitas lo designaban con la primera palabra del mismo, a saber, Vayiqrá que significa: “y él llamó.”


Fue la traducción griega llamada de los LXX, y tras sus huellas la traducción latina llamada Vulgata, la que asignó al libro el nombre de Levítico (Levitikon, Liber Leviticus) en razón de que sus principales protagonistas (Aarón y sus descendientes sacerdotes encargados de todo lo referente al culto divino) pertenecen a la tribu de Leví. En cuanto a los levitas estrictamente tales, es decir, la institución encargada de ayudar y colaborar con la clase sacerdotal en la organización del culto, sólo son mencionados en Lev 25:32-34.


El texto hebreo de Levítico ha llegado hasta nosotros a través de la tradición masorética, de los manuscritos encontrados en los descubrimientos de Qumrán, y del Pentateuco Samaritano. A su vez, las antiguas traducciones al griego (los LXX), al arameo (los llamados “targumes”), al siriaco (la Peshita) y al latín (la Vulgata) revelan, aunque a veces con significativas variantes, un texto hebreo sustancialmente equivalente al hebreo del Texto Masorético y de los manuscritos de Qumrán.


2. Proceso de composición


Como los otros cuatro libros del Pentateuco, Levítico es el resultado de un proceso redaccional, sin duda, bastante complejo. Prácticamente nadie sostiene en la actualidad que Moisés pueda ser directamente su autor. Se piensa más bien que fue elaborado en una época mucho más reciente, concretamente en la época del postexilio, cuando los israelitas, privados de las dos instituciones clave en su historia precedente —la monarquía y el profetismo— vuelven los ojos al culto, al Templo y a la institución sacerdotal como único punto de referencia para seguir subsistiendo como nación. Es, pues, Levítico una obra básicamente sacerdotal que, a la vuelta del exilio, está muy preocupada por salvaguardar la identidad del pueblo elegido. Se trata de recordar y purificar de toda escoria las antiguas normas cultuales, adaptándolas a la situación actual de la comunidad; se trata de alumbrar una piedad más personal e interior que la de tiempos pasados, restaurando unas prácticas rituales correctas, pero promoviendo también unos valores éticos que hagan a la comunidad israelita moralmente superior a los demás pueblos. Para ello se prescribe una serie de normas que, enraizadas en la alianza del Sinaí, se colocan a la sombra de Moisés y se avalan con la autoridad directa del Señor.


Así pues, la mayor parte del libro de Levítico pertenece al estrato de la tradición sacerdotal del Pentateuco, que data en su conjunto de la época del destierro en Babilonia y conoce su redacción definitiva en el inmediato postexilio. Pero ello no impide que el redactor o redactores del libro hayan utilizado materiales más antiguos, entre ellos el llamado Código de Santidad (Lev 17:1-16; Lev 18:1-30; Lev 19:1-37; Lev 20:1-27; Lev 21:1-24; Lev 22:1-33; Lev 23:1-44; Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46), pertenecientes muchos de ellos al período preexílico.


3. Contenido y estructura


Como acabamos de afirmar, el libro de Levítico es uno de los documentos más significativos de la tradición sacerdotal israelita que, junto con la yavista, la elohista y la deuteronomista, ha dado lugar al gran bloque histórico-legislativo denominado por los judíos Torá (Ley) y por los griegos Pentateuco. El contenido de Levítico se encuadra en la llamada “Sección del Sinaí” y lo integran cuatro grandes cuerpos legales, más un apéndice. Tiene como principales, aunque no únicos destinatarios, a los sacerdotes pertenecientes a la tribu de Leví que eran los responsables oficiales de salvaguardar la santidad del culto divino, tema nuclear del libro.


El primer cuerpo (Lev 1:1-17; Lev 2:1-16; Lev 3:1-17; Lev 4:1-35; Lev 5:1-19; Lev 6:8-30; Lev 7:1-38) recoge el código sacrificial del segundo Templo en la época del postexilio y está dirigido a lectores más o menos iniciados en la vida religioso-cultual de la comunidad israelita.


El segundo cuerpo (Lev 8:1-36; Lev 9:1-24; Lev 10:1-20) describe el ceremonial de la consagración sacerdotal de Aarón y sus descendientes.


El tercer cuerpo (Lev 11:1-47; Lev 12:1-8; Lev 13:1-59; Lev 14:1-57; Lev 15:1-33; Lev 16:1-34) está centrado en las normas sobre la pureza o impureza ritual de todo tipo.


Y el cuarto cuerpo (Lev 17:1-16; Lev 18:1-30; Lev 19:1-37; Lev 20:1-27; Lev 21:1-24; Lev 22:1-33; Lev 23:1-44; Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46), denominado Código de Santidad, gira en torno al estribillo: Sean santos porque yo, el Señor su Dios, soy santo, precisando lo que el israelita debe hacer o evitar para agradar al Señor, su Dios, y comportarse adecuadamente con el prójimo.


El último capítulo (Lev 27:1-34) es un apéndice que se ocupa de señalar, con rigurosa precisión, lo que debe pagarse al santuario en concepto de rescate por personas, animales o cosas que hayan sido previamente consagradas al Señor. Probablemente es un capítulo añadido con posterioridad a la redacción original del libro.


Así pues, por una parte, Levítico proclama y subraya la santidad transcendente de Dios; pero al mismo tiempo indica cómo el israelita fiel puede y debe hacerse partícipe de esa santidad, observando una serie de normas morales y de prácticas rituales que le harán entrar en comunión vital con Dios y lo irán preparando de forma providencial para recibir la revelación de la nueva alianza.


Según esto, podemos ya señalar las líneas fundamentales de la estructura temático-literaria de Levítico. Serían las siguientes:


I.— REGULACIÓN DE LOS SACRIFICIOS (Lev 1:1-17; Lev 2:1-16; Lev 3:1-17; Lev 4:1-35; Lev 5:1-19; Lev 6:8-30; Lev 7:1-38)


Los holocaustos (Lev 1:1-17)


Ofrendas de cereal (Lev 2:1-16)


Sacrificios de comunión (Lev 3:1-17)


Sacrificios expiatorios (Lev 4:1-35; Lev 5:1-19)


Administración de las ofrendas y sacrificios (Lev 6:8-30; Lev 7:1-38)


II.— EL ORDEN DEL CULTO (Lev 8:1-36; Lev 9:1-24; Lev 10:1-20)


Consagración de los sacerdotes (Lev 8:1-36; Lev 9:1-24)


Normas adicionales (Lev 10:1-20)


III.— NORMAS SOBRE LA PUREZA E IMPUREZA RITUAL (Lev 11:1-47; Lev 12:1-8; Lev 13:1-59; Lev 14:1-57; Lev 15:1-33; Lev 16:1-34)


Animales puros e impuros (Lev 11:1-47)


Impureza contraída durante el parto (Lev 12:1-8)


Normas sobre la lepra (Lev 13:1-59; Lev 14:1-57)


Impurezas sexuales (Lev 15:1-33)


El Día de la Expiación (Lev 16:1-34)


IV.— CÓDIGO DE SANTIDAD (Lev 17:1-16; Lev 18:1-30; Lev 19:1-37; Lev 20:1-27; Lev 21:1-24; Lev 22:1-33; Lev 23:1-44; Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46)


Inmolación de animales (Lev 17:1-16)


Prácticas sexuales no permitidas (Lev 18:1-30)


Llamada a la santidad (Lev 19:1-37)


Prácticas religiosas prohibidas (Lev 20:1-27)


Santidad de los sacerdotes y laicos (Lev 21:1-24; Lev 22:1-33)


Calendario de fiestas (Lev 23:1-44)


Prescripciones rituales y otras disposiciones (Lev 24:1-23; Lev 25:1-55; Lev 26:1-46)


V.— APÉNDICE (Lev 27:1-34)


Rescate de lo consagrado al Señor (Lev 27:1-34)


Fuente:

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Notas

Levítico 14,2— el ritual: Ver nota a Lev 6:9.


Levítico 14,2Mat 8:4; Luc 17:14.
Levítico 14,5— agua corriente: Lit. agua viva; esta expresión se utiliza en la Biblia para describir las aguas de un pozo artesiano (Gén 26:29; Cnt 4:15) o de un manantial que nunca cesa de fluir.
Levítico 14,6Ver Núm 19:6; Núm 19:18; Sal 51:7; Heb 9:19.
Levítico 14,12— ofrenda de reparación: Ver nota a Lev 5:14-19.

— el rito de la elevación: Ver nota a Lev 7:30.
Levítico 14,14Lev 8:23-24.
Levítico 14,19— ofrenda de purificación: Ver nota a Lev 4:1-35.
Levítico 14,21Lev 5:7+.
Levítico 14,21— rito de la elevación: Ver nota Lev 7:30.

— dos kilos... un cuarto de litro: Lit. una décima [de efá]... un log. Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS.
Levítico 14,54— ritual: Ver nota a Lev 6:9.