Marcos 6 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 56 versitos |
1

Jesús rechazado en Nazaret

(Mt 13:53-58; Lc 4:16-30)

Jesús se fue de allí y regresó a su pueblo º acompañado de sus discípulos.
2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga; y muchos que lo escuchaban no salían de su asombro y se preguntaban: — ¿De dónde ha sacado este todo eso? ¿Quién le ha dado esos conocimientos y de dónde proceden esos milagros que hace? º
3 ¿No es este el carpintero º, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no son sus hermanas estas que viven aquí? Así que estaban desconcertados a causa de Jesús. º
4 Por eso les dijo: — Sólo en su propia tierra, en su propia casa y entre sus familiares menosprecian a un profeta. º
5 Y no pudo hacer allí ningún milagro, aparte de curar a unos pocos enfermos poniendo las manos sobre ellos. º
6 Estaba verdaderamente sorprendido de la falta de fe de aquella gente.

Misión de los Doce

(Mt 10:1,5-15; Lc 9:1-6)

Andaba Jesús enseñando por las aldeas de alrededor,
7 cuando reunió a los doce discípulos y empezó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros º. º
8 Les ordenó que no llevaran nada para el camino, excepto un bastón. Ni pan, ni zurrón, ni dinero en el bolsillo;
9 que fueran calzados con sandalias y no llevaran más que lo puesto.
10 Les dio estas instrucciones: — Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que salgan del lugar.
11 Y si en algún sitio no quieren recibirlos ni escucharlos, márchense de allí y sacudan el polvo pegado a sus pies º, como testimonio contra esa gente. º
12 Los discípulos salieron y proclamaron la necesidad de la conversión. º
13 También expulsaron muchos demonios y curaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite. º
14

Muerte de Juan el Bautista

(Mt 14:1-12; Lc 9:7-9)

La fama de Jesús llegó a oídos del propio rey Herodes º. Había algunos que decían: — Este es Juan el Bautista, que ha resucitado. Por eso tiene poder de hacer milagros. º
15 Otros, en cambio, decían que era Elías º; y otros, que era un profeta semejante a los profetas antiguos.
16 Al oír Herodes todo esto afirmó: — Este es Juan. Yo mandé que lo decapitaran, pero ha resucitado.
17 Y es que el mismo Herodes había hecho arrestar a Juan y lo tuvo encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la esposa de su hermano Filipo º, con la que se había casado. º
18 Pues Juan había dicho a Herodes: — No te es lícito tener a la mujer de tu hermano.
19 Por eso, Herodías lo odiaba y quería matarlo, pero aún no había encontrado la ocasión propicia,
20 ya que Herodes temía a Juan sabiendo que era un hombre recto y santo; lo protegía y hasta lo escuchaba con agrado, aunque siempre se quedaba desconcertado.
21 Por fin se presentó la oportunidad cuando Herodes, el día de su cumpleaños, dio un banquete a los grandes de su corte, a los jefes militares y a la gente más importante de Galilea.
22 Durante el banquete salió a bailar la hija de Herodías º; y tanto les gustó a Herodes y a sus invitados que el rey dijo a la muchacha: — Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.
23 Una y otra vez le juró: — ¡Te daré todo lo que me pidas; hasta la mitad de mi reino! º
24 La muchacha fue entonces a preguntar a su madre: — ¿Qué pido? Su madre le dijo: — La cabeza de Juan el Bautista.
25 Volvió a toda prisa la muchacha y pidió al rey: — Quiero que me des ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.
26 El rey se entristeció al oír esta petición; pero, como se había comprometido delante de los invitados con su juramento, no quiso desairarla.
27 Así que el rey envió a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan. El soldado fue a la cárcel, le cortó la cabeza
28 y la trajo en una bandeja. Luego se la entregó a la muchacha y la muchacha se la dio a su madre.
29 Cuando los discípulos de Juan se enteraron de lo ocurrido, fueron a pedir su cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
30

Los Doce regresan de la misión

(Lc 9:10)

Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le comunicaron todo lo que habían hecho y enseñado. º º
31 Jesús les dijo: — Vengan aparte conmigo. Vamos a descansar un poco en algún lugar solitario. Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba ni tiempo para comer. º
32 Así que subieron a una barca y se dirigieron, ellos solos, a un lugar apartado.
33

Jesús da de comer a más de cinco mil personas

(Mt 14:13-21; Lc 9:11-17; Jn 6:1-15)

Muchos vieron alejarse a Jesús y a los apóstoles y, al advertirlo, vinieron corriendo a pie por la orilla, procedentes de todos aquellos pueblos, y se les adelantaron.
34 Al desembarcar Jesús y ver a toda aquella gente, se compadeció de ellos porque parecían ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas. º
35 Como se iba haciendo tarde, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: — Se está haciendo tarde y este es un lugar despoblado.
36 Despídelos para que vayan a los caseríos y aldeas de alrededor a comprarse algo para comer.
37 Jesús les contestó: — Denles de comer ustedes mismos. Ellos replicaron: — ¿Cómo vamos a comprar nosotros la cantidad de pan que se necesita º para darles de comer?
38 Jesús les dijo: — Miren a ver cuántos panes tienen. Después de comprobarlo, le dijeron: — Cinco panes y dos peces.
39 Jesús mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde.
40 Y formaron grupos de cien y de cincuenta.
41 Luego él tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente. Lo mismo hizo con los peces.
42 Todos comieron hasta quedar satisfechos;
43 aun así se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes de pan y de pescado.
44 Los que comieron de aquellos panes fueron cinco mil hombres º.
45

Jesús camina sobre el agua

(Mt 14:22-23; Lc 6:15-21)

A continuación Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que llegaran antes que él a la otra orilla del lago, frente a Betsaida, mientras él despedía a la gente.
46 Cuando los hubo despedido, se fue al monte para orar. º
47 Al llegar la noche, la barca ya estaba en medio del lago º, mientras Jesús se hallaba solo en tierra firme.
48 Ya en las últimas horas de la noche º, viendo que estaban casi agotados de remar, porque el viento les era contrario, Jesús se dirigió hacia ellos andando sobre el lago y haciendo ademán de pasar de largo. º
49 Cuando ellos lo vieron caminar sobre el lago, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar. º
50 Todos lo vieron y se asustaron; pero Jesús les habló en seguida, diciéndoles: — Tranquilícense, soy yo. No tengan miedo. º
51 Luego subió a la barca con ellos, y el viento cesó. Ellos no salían de su asombro, º
52 pues no habían comprendido lo sucedido con los panes y aún tenían la mente embotada.
53

Curaciones en Genesaret

(Mt 14:34-36)

Cruzaron el lago, tocaron tierra en Genesaret º y atracaron allí.
54 Cuando desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús
55 y de toda aquella región se apresuraron a llevar en camillas a toda clase de enfermos a donde habían oído que estaba Jesús. º
56 Y allí adonde él llegaba, ya fueran aldeas, pueblos o caseríos, ponían a los enfermos en las plazas y le suplicaban que les permitiera tocar aunque sólo fuera el borde del manto. Y cuantos lo tocaban recuperaban la salud.

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Introducción a Marcos

INTRODUCCIÓN


1. Marcos, en el origen del género literario “evangelio”


Conocido comúnmente como el segundo evangelio, debido al puesto que siempre ha ocupado a la hora de enumerar los cuatro evangelios canónicos, el evangelio de Marcos (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Mc) ha sido, hasta bien entrado el siglo XIX, un poco como el pariente pobre de los otros tres. La aparente escasez de materiales propios, el estilo a primera vista poco brillante, el reducido bagaje de enseñanzas puestas en boca de Jesús si lo comparamos con Mt y Lc, contribuyó sin duda a que Mc apenas fuera comentado en la antigüedad y a que haya sido muy poco utilizado durante siglos en la catequesis, la liturgia y la predicación cristiana. Agustín de Hipona lo consideró un compendio del primer evangelio, dando por supuesto que había sido escrito después de él. Paralelamente, y como consecuencia de todo esto, el interés teológico suscitado por Mc hasta comienzos del siglo XX puede calificarse de mínimo. De hecho, los estudios acerca de él durante todo este tiempo han sido más bien escasos e irrelevantes.


La situación es en la actualidad totalmente diferente. Hoy es opinión casi unánime que Mc: a) fue el primer evangelio en ponerse por escrito; b) constituye la fuente principal utilizada muy de cerca por Mt y Lc; c) tiene una dimensión teológica mucho más profunda de lo que a primera vista pudiera parecer; d) merece ser estudiado con tanto o mayor interés que los otros evangelios. Así las cosas, no debe extrañar que la bibliografía surgida sobre Mc en los últimos tiempos sea abundantísima y de primera calidad. No en vano constituye el primer representante de un género literario nuevo y singular dentro de la literatura bíblica, el género literario “evangelio”. Con Mc el anuncio de la buena nueva traída por Jesús se convierte en narración, la historia se pone al servicio de la predicación, y el relato mismo se convierte en predicación.


2. Marco histórico del segundo evangelio


En el tramo final de la que podemos llamar edad apostólica o bien primera generación cristiana — probablemente en la década de los 60 — , un cristiano llamado Juan Marcos (Hch 12:12; Hch 13:5; Hch 13:13; Hch 15:37; Hch 15:39) tuvo la feliz idea de reunir en un relato seguido y coherente las principales acciones y enseñanzas de Jesús de Nazaret tal como se conservaban como tradición preciosa y sagrada en el seno de las comunidades cristianas dentro de las que Juan Marcos se movía. Dos principales razones debieron estar en el origen de esta decisión: a) evitar que, al ir desapareciendo los testigos oculares de los acontecimientos, se perdieran o deterioraran los recuerdos sobre Jesús; y b) ofrecer a unas comunidades golpeadas ya por la persecución y un cierto desaliento, un punto seguro de referencia para superar la crisis. Este punto seguro de referencia no podía ser otro sino la revelación y presentación del auténtico rostro de Jesús, el Maestro, el Mesías, el Hijo de Dios.


Una antigua tradición cristiana sitúa la composición de Mc en la zona geográfica de Roma, vincula muy estrechamente este evangelio a la predicación de Pedro, y sugiere tiempos de persecución y crisis — que muy bien pudieron ser los últimos años del reinado de Nerón (años 60 al 68 d. C.) — para el momento concreto de su redacción. Pues bien, una lectura cuidadosa del propio evangelio confirmaría en buena parte estos datos. Marcos, en efecto, parece dirigir su obra a lectores cristianos de origen no judío (explica las costumbres y ritos judíos — Mar 7:3-5 — ; traduce las expresiones arameas que conserva en su redacción — Mar 5:41; Mar 8:34 — ; utiliza numerosas palabras de origen latino — Mar 12:42; Mar 15:16 — ; se muestra muy sensible al mundo pagano — Mar 6:6 b-Mar 6:13 — ). No deja de ser altamente significativo, al respecto, que Mc presente a un centurión romano como principal proclamador de la verdadera identidad de Jesús justamente en el momento culminante de su muerte en la cruz (Mar 15:39).


En cuanto al protagonismo de Pedro en este evangelio, no admite la menor duda. Puede discutirse si en la imagen de Pedro que ofrece Mc prevalecen o no los matices sombríos sobre los luminosos (hay opiniones a favor de una u otra posición), pero es evidente que, después de Jesús, Pedro es la figura más relevante. Encabeza siempre el grupo de los Doce y en más de una ocasión actúa como portavoz del mismo; Jesús se dirige con frecuencia a él considerándolo el representante de los demás discípulos; varios episodios del evangelio se centran particularmente en Pedro (Mar 8:29; Mar 8:32-33; Mar 9:5; Mar 14:29-31; Mar 14:37; Mar 14:66-72) y, cuando al final los discípulos reciben la invitación de ir a Galilea para encontrarse con Jesús resucitado, se nombra personalmente a Pedro (Mar 16:7). La relación Pedro-Marcos podría quedar corroborada también por el los saluda mi hijo Marcos de 1Pe 5:13.


Finalmente, la comunidad cristiana que se transparenta en el relato del segundo evangelio es una comunidad, si no en crisis, al menos con problemas. Tiene que hacer frente al rechazo y a una más que probable persecución por parte tanto del judaísmo radicalizado como del paganismo dominante que, a través de los poderes políticos, muy pronto encontró en los cristianos el chivo expiatorio para sus dificultades. Los cristianos que Mc tiene presentes son unos cristianos para quienes la fidelidad en el seguimiento de Jesús comportaba el riesgo permanente de ser incomprendidos, odiados y maltratados por los poderes oficiales y, en general, por la sociedad pagana (Mar 8:34-38; Mar 10:30; Mar 10:35; Mar 13:8-10).


En una situación tal, los discípulos de Jesús tratan de encontrar luz y fuerza en la figura del Maestro, descubriendo su verdadera identidad, su auténtico rostro. Para estos cristianos escribe Juan Marcos su evangelio. Para que, al conocer y comprender el sentido del camino sufriente de Jesús, el Mesías, aprendan también ellos (y nosotros cuando nos encontremos en trance parecido) a interpretar la experiencia de rechazo y persecución que están viviendo.


3. Dimensión literaria


Hemos dicho más arriba que Mc es el creador del género literario llamado “evangelio”. Su obra no es una simple reconstrucción histórica ni un simple relato biográfico. Es, sobre todo, un testimonio de fe. Para lograr su objetivo, recoge, selecciona y organiza los distintos recuerdos que circulaban sobre Jesús de Nazaret en las primeras comunidades cristianas y procura dar una forma coherente al conjunto.


Supuesta la originalidad fundamental de su relato, no hay que descartar posibles influencias exteriores. Afinidades, por ejemplo, con la biografía histórica helenística. Pero la verdadera fuente de inspiración para Mc debió ser, sobre todo, la historia teológica del AT. ¿Utilizó Mc alguna fuente concreta en particular? No lo sabemos con exactitud. Es probable que, además de un abundante material de tradiciones orales, existieran ya relatos escritos parciales sobre los hechos y los dichos de Jesús. Pensemos en el relato de la Pasión (Mar 14:1-72Mar 16:1-20), en colecciones de pequeñas unidades literarias — las llamadas “formas literarias” — , colecciones, por ejemplo, de milagros (Mar 1:21Mar 2:12; Mar 4:35Mar 5:43), de parábolas (Mar 4:1-34), de controversias (Mar 2:15Mar 3:6).


Con todos estos materiales Mc construye una obra a la que desde hace algún tiempo se le reconoce unánimemente un enorme dinamismo narrativo, aun cuando el estilo no sea muy elegante y el vocabulario adolezca de una cierta pobreza. Se ha dicho de él que es un magnífico compositor y un mediocre escritor. En efecto, la obra de Marcos, que está escrita en el griego popular que entonces se utilizaba en buena parte del imperio romano, presenta un estilo con abundantes repeticiones y muletillas, con expresiones familiares que a veces rozan lo vulgar, con una presencia, si no masiva, al menos notable de semitismos, con una construcción sintáctica deficiente en más de una ocasión. Pero simultáneamente, la viveza y el realismo del relato, el ritmo narrativo y la intensidad dramática confieren al evangelio de Mc un interés y un encanto indiscutibles.


4. Contenido fundamental


El propio autor, en el comienzo mismo del relato y con una frase que hace las veces de título, define a su obra como la buena noticia de Jesucristo (es decir, Jesús, el Mesías), Hijo de Dios (Mar 1:1). De esta manera anticipa la respuesta a lo que va a constituir el interrogante fundamental del evangelio, un interrogante clavado como un poste indicador en el centro mismo del relato: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? (Mar 8:29). Se trata de dar una respuesta correcta y convincente a esta pregunta, de poner al descubierto el auténtico rostro de Jesús, de revelar la verdadera identidad de aquel en quien los cristianos han cifrado su esperanza y por cuya causa están siendo duramente perseguidos. La pregunta se plantea repetidas veces y por diferentes participantes en el drama (Mar 1:27; Mar 2:7; Mar 4:41; Mar 6:14-16; Mar 8:27-29; Mar 11:27; Mar 14:61; Mar 15:2). La respuesta definitiva se hace esperar. Primero va siendo preparada por una serie de respuestas que no siempre son totalmente correctas; son las respuestas de Herodes (Mar 6:16), de la gente en general (Mar 8:28; Mar 11:10), de los demonios (Mar 1:24; Mar 3:11; Mar 5:6), de Pedro (Mar 8:30), de Dios mismo (Mar 1:11; Mar 9:7). Por fin llega la respuesta definitiva del propio Jesús (Mar 14:62) y del centurión romano que ha sido testigo asombrado de su muerte en la cruz: ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios! (Mar 15:39). Y al igual que la pregunta de Mar 8:29 constituye la clave para entrar en la dinámica vivencial de un relato que se desarrolla a base de preguntas y respuestas, la confesión del centurión en Mar 15:39 constituye el modelo de respuesta para cualquier discípulo que lea el evangelio.


Si, por lo demás, este es el objetivo fundamental de Mc, pueden sorprender las repetidas veces en que Jesús ordena callar a quienes parecen haber barruntado el misterio de su personalidad (ver Mar 1:34; Mar 1:44; Mar 3:12; Mar 5:43; Mar 7:36; Mar 8:30; Mar 9:9). Es el conocido como “secreto mesiánico” en el evangelio de Mc y del que se han ofrecido diversas explicaciones. La más verosímil es que se trata de una técnica literaria característica de este evangelista mediante la cual va revelando progresivamente el misterio de la auténtica personalidad mesiánica de Jesús, a la vez siervo sufriente e Hijo de Dios.


Y junto a esta preocupación cristológica, la principal en el evangelio de Mc, una preocupación también eclesiológica. Además de precisar la identidad del Maestro, Mc quiere simultáneamente precisar la del discípulo. Llamados y elegidos directamente por Jesús (Mar 1:16-20) para que compartan sus más íntimas experiencias personales (Mar 3:14; Mar 5:37; Mar 9:2; Mar 14:33) y secunden su tarea misional tanto antes como después de la Pascua (Mar 3:14; Mar 6:7-13; Mar 16:5-18), los discípulos constituyen un permanente punto de referencia para Mc. No siempre son descritos con rasgos positivos. Hay luces y sombras en el retrato que hace de ellos el evangelista. Pero ellos son los particularmente agraciados con la enseñanza del Maestro (Mar 4:10-25; Mar 4:34), los testigos privilegiados de los milagros más espectaculares de Jesús (Mar 4:35Mar 5:43), los intermediarios a la hora de alimentar de manera prodigiosa a la multitud (Mar 6:34-41; Mar 8:6), los destinatarios principales de la llamada que hace Jesús a una vida de entrega, de renuncia, de servicio y de lealtad sin condiciones (Mar 8:34-38; Mar 10:10-16; Mar 10:23-31; Mar 10:35-45).


Así que, resumiendo, quién es Jesús y cómo deben ser los discípulos de Jesús, son los dos temas dominantes que se entrelazan constantemente y se iluminan mutuamente a lo largo de este evangelio que, como tal evangelio, no es una simple noticia fría y aséptica sobre Jesús, sino una “buena noticia”, un testimonio vivo de la personalidad de Jesús, Mesías e Hijo de Dios. Por su parte, quien desee penetrar hasta el fondo en el misterio de esta “buena noticia”, tendrá que aceptar ser discípulo con todas sus consecuencias, pues sólo a través de un seguimiento sin condiciones y de una plena comunión de vida, se revela Jesús.


5. Composición y estructura


El evangelio de Mc contiene sobre todo material narrativo. Aunque en conjunto es notablemente más breve que los otros dos sinópticos, los relatos de hechos concretos son casi siempre en Mc más amplios y detallistas que en Mt y Lc (véase, por ejemplo, Mar 1:29-31; Mar 5:21-43; Mar 6:14-44 comparados con sus respectivos lugares paralelos). Mc alude con frecuencia a la actividad docente de Jesús, pero el material estrictamente instructivo y discursivo es más bien escaso si lo comparamos con Mt y Lc.


Sabemos también que Mc compone su evangelio sin un modelo previo; incluso se ha dicho, ya desde antiguo, que lo escribió sin orden, como una simple amalgama de milagros y breves instrucciones. Pero esta afirmación revela un conocimiento demasiado superficial del segundo evangelio. La verdad es que, examinado de cerca, nos permite descubrir una estructura cuidadosamente elaborada que, a su vez, pone de manifiesto una teología más profunda de lo que una primera lectura pudiera dar a entender.


A primera vista la obra está compuesta a base de pequeñas unidades generalmente completas en sí mismas. Pequeñas escenas que se van sucediendo una tras otra de forma vaga e imprecisa desde el punto de vista tanto cronológico como geográfico, pero que van formando unidades mas amplias hasta crear un auténtico conjunto dramático-narrativo destinado a poner de relieve el contenido fundamental del evangelio tal como lo hemos descrito en el apartado anterior. Y es que el principio teológico fundamental presente en el evangelio de Mc, a saber, la revelación progresiva de la auténtica identidad de Jesús, es también el principio que unifica y organiza toda la obra. El evangelista ha colocado estratégicamente la formulación de dicho principio al comienzo (Mar 1:1), en el centro (Mar 8:29) y al final de su relato (Mar 15:39). Sobre esta base, y utilizando criterios a la vez geográficos (actividad en Galilea, camino hacia Jerusalén, ministerio en Jerusalén) y literarios (sumarios, escenas de reacción por parte de los oyentes, esquemas repetidos, relatos conclusivos, anuncios de lo que vendrá después, agrupaciones de distinto tipo), podemos distinguir en el evangelio de Mc dos grandes partes con el siguiente itinerario de lectura:


I. — COMIENZOS DEL MINISTERIO DE JESÚS (Mar 1:1-13)


II. — REVELACIÓN PROGRESIVA DEL MESÍAS (Mar 1:14Mar 8:30)


- Jesús y la incomprensión de los dirigentes judíos (Mar 1:14Mar 3:6)


- Jesús y la incomprensión de sus paisanos y familiares (Mar 3:7Mar 6:6 a)


- Jesús y la incomprensión de sus discípulos (Mar 6:6 b — Mar 8:30)


III. — REVELACIÓN DE JESUS COMO MESÍAS SUFRIENTE (Mar 8:31Mar 16:8)


- Hacia Jerusalén (Mar 8:31Mar 10:52)


- Jesús en Jerusalén (Mar 11:1-33Mar 13:1-37)


- La pascua de Jesús (Mar 14:1Mar 16:8)


IV. — APÉNDICE (Mar 16:9-20)


Fuente:

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Notas

Marcos 6,1— a su pueblo: Ver nota a Mat 13:54.


Marcos 6,2Mar 1:22; Mat 7:28; Jua 7:15.
Marcos 6,3— el carpintero: En el correspondiente lugar paralelo de Mat 13:55 se lee: el hijo del carpintero. El vocablo griego que traducimos por carpintero admite también un significado más amplio, por ejemplo, artesano, albañil, maestro de obras.
Marcos 6,3Mar 3:31; Jua 6:42.
Marcos 6,4Luc 4:24; Jua 4:44.
Marcos 6,5Mar 5:23; Mat 9:18; Luc 4:40.
Marcos 6,7— espíritus impuros: Ver segunda nota a Mar 1:23.
Marcos 6,7Luc 10:1; Luc 10:4-7.
Marcos 6,11— a sus pies: Ver nota a Mat 10:14.
Marcos 6,11Luc 10:11; Hch 13:51.
Marcos 6,12Mar 1:15; Mat 3:2; Luc 5:32; Hch 2:38.
Marcos 6,13Mat 14:14; Stg 5:14.
Marcos 6,14— Herodes: Ver nota a Mat 14:1.
Marcos 6,14Mat 11:14; Mat 6:14; Mat 21:11.
Marcos 6,15— Elías: Ver notas a Mat 11:14 y Mar 16:14.
Marcos 6,17— Herodías... Filipo: Ver nota a Mat 14:3.
Marcos 6,17Lev 18:16; Luc 3:19-20.
Marcos 6,22— la hija de Herodías: Ver nota a Mat 14:6.
Marcos 6,23Est 5:3; Est 5:6; Est 7:2.
Marcos 6,30Mar 8:1-9; Mat 15:32-38.
Marcos 6,30Luc 10:17.
Marcos 6,31Mar 3:20.
Marcos 6,34Mat 9:36.
Marcos 6,37— la cantidad de pan que se necesita: Lit. pan por doscientos denarios: Para el valor de un denario, la unidad monetaria básica de Roma, ver nota a Mat 17:24.
Marcos 6,44— cinco mil hombres: A diferencia de Mat 14:21, Mc y Lc no dicen explícitamente que en esta cifra no se incluyen las mujeres y los niños, pero al utilizar el término “varones”, lo suponen.
Marcos 6,46Mar 1:35; Mar 3:13; Mar 9:2; Luc 3:21; Luc 5:16; Luc 6:12; Jua 6:15.
Marcos 6,47-49— lago: Lit. mar. Ver nota a Mat 4:18.
Marcos 6,48— en las últimas horas de la noche: Lit. en la cuarta vigilia de la noche. Ver nota a Mat 14:25.
Marcos 6,48(Ver Sal 77:19; Job 9:8).
Marcos 6,49Luc 24:37.
Marcos 6,50Éxo 3:14; Deu 32:39; Jua 8:24; Jua 8:28; Jua 8:58.
Marcos 6,51Mar 4:39.
Marcos 6,53— Genesaret: Ver nota a Mat 14:34.
Marcos 6,55Mar 1:32-34.